30/04/24

El arsenal nuclear al que recurre CFK amaga con destruir no sólo a la Corte, sino a la República

CFK recurre al arsenal nuclear

Los analistas afirman que luego de la convincente acusación de los fiscales Luciani y Mola contra CFK en la causa Vialidad nuestra vicepresidente entró en pánico, pues la posibilidad de convertirse en convicta la destruye. Sea o no así, la realidad es que ordenó a sus acólitos a extremar los ataques contra las instituciones y, en especial, contra la Corte Suprema.

Del mismo autor: Más ministros, más impunidad, más amenazas contra la ya vapuleada Corte Suprema

Una Corte y una quebrada (un video incriminador)

En el colmo del irracionalidad, la desesperación le impone llevar al abismo a la República: ya no tiembla a echar mano a cualquier artilugio racional o irracional que la pueda ayudar en su intento de zafar de la acción de la Justicia.

La cuestión no sería tan grave si tuviera asesores responsables que la contengan, pero detrás de ella hay un grupo de fanáticos están dispuestos a acompañarla en cualquier aventura, y grupos rentados que luchan por conservar sus privilegios.

En esta frenética carrera, cuya la última etapa comenzó en diciembre de 2019, CFK logró controlar todos organismos de control, e intentó – sin éxito por el momento – otros magnicidios institucionales: desde reformar a la Constitución, o apoderarse del Ministerio Público Fiscal, hasta avanzar sobre la autonomía de la CABA, o modificar la ley de consultas públicas; y copar o destruir a la Corte Suprema.

En las últimas semanas, en el Senado estaba trabado el proyecto de aumentar a 25 la cantidad de jueces la Corte, pero, ante sus últimas reacciones, se reactivó el proyecto, se redujeron sus pretensiones y finalmente el Alto Cuerpo le ha dado media sanción.

El proyecto de aumentar a 25 los jueces de la Corte es impracticable e ilegal

Como había anticipado en notas anteriores, si bien el descabellado proyecto de llevarlos a 25 no tenía ningún viso de prosperar, sirvió a su objetivo, en tanto que la cantidad desatinada sirvió al propósito de ‘negociar’ para bajarla a 15 que luego pareció más lógica.  La desesperación la ha llevado a echar mano a cualquier recurso, aunque la Republica termine destruida y aun cuando el huracán la alcance a ella misma.

La destrucción de la Corte Suprema

Nuestra Corte necesita reformas, pero no precisamente para aumentar sus integrantes, sino reduciendo el trabajo que llegan a sus estrados. Por ej. más de la mitad de las causas corresponden a apelaciones del ANSES que no existirían si el organismo cumpliera con las sentencias.

Pero como CFK hoy no controla, como en otros épocas, a los actuales integrantes de la Corte y existiendo la posibilidad legal de aumentar la cantidad de jueces, avanza en ese sentido con la esperanza de coparla con letrados incondicionales. No es nada original: lo intentó Roosevelt sin éxito en los EEUU. en los ’30 del siglo pasado, para imponer su política del New Deal. Aquí lo logró Frondizi en 1960 aumentando el número a siete. Sin éxito lo intentó Alfonsín en 1987 pero si lo concretó Menem cuando asumió dos años después. Con el mismo objetivo también pueden reducirlos, y así lo hizo CFK cuando en 2006 logró volver a la Corte de cinco miembros, para quedarse con un grupo con el que se sentía cómoda.

Ninguno de los 36 senadores que aprobaron el proyecto pudo explicar cómo es posible que – sin cambios sustanciales – la cantidad de cinco jueces que era ideal para CFK en 2006, hoy sea lo contrario. No hubo cambios sustanciales en el ínterin; no hay ninguna razón fundada para afirmar que con más jueces se acelerará el trabajo (y la simple lógica indica que se retrasará).

El fallecido jurista Carlos Fayt, un dolor de cabeza para el gobierno kirchnerista

Antes que nada, la solución pasa por la depuración de las causas que tiene el Alto Tribunal, para dejar de ser un ‘almacén de ramos generales’ como gráficamente la describió Fayt hace más de una década.

En los EEUU. –  con una población ocho veces mayor – luego de probar varias cantidades, desde hace décadas se consolidó en nueve miembros: claro que allí se trabajó mucho en depurar lo que llega a sus estrados. En el debate se escucharon argumentos endebles, o claramente indignos, y hasta propuestas contradictorias como la de que el Tribunal fundamente los rechazos de las apelaciones (que permite al Tribunal – dado el carácter de extraordinario de su jurisdicción– rechazarlos sin fundamentos), pues hacerlo implicaría multiplicar por cinco su trabajo actual.

Parece difícil, pero no imposible, que este proyecto alcance los votos necesarios para ser aprobado en la Cámara de Diputados, porque el oficialismo no tiene mayoría. Y aún cuando se lo lograra, más difícil le será lograr que incorporar a letrados incondicionales pues para designarlos se requiere una mayoría calificada de 2/3 de los senadores, un porcentaje imposible en estos días. Pero ya hemos visto que CFK, dispuesta a todo como esta, tiene mucho ‘poder de fuego’ para lograr sus propósitos.

Ahora bien: aunque esto no logre, la sola circunstancia de que el Senado de la Nación haya aprobado un camino para doblegar a otro poder del Estado, con la única finalidad de que CFK eluda sus responsabilidades ante la Justicia, es una acabada prueba del deterioro institucional y moral de nuestros gobernantes.

⚖⚖ El plan K lleva a la justicia a caminar por la peligrosa cornisa de la autocracia

Pero recuerdo que desde que asumió el actual gobierno, insistí en que se consideraran sus acciones en conjunto, no separadamente, como parte que son de una guerra total (blietzkrieg la califiqué) para no desatender o desmerecer algunas de las acciones como si fueran intentos desincronizados. Se dice que la principal condición que CFK le impuso a Alberto Fernández para imponerlo como Presidente de la Nación, fue la salvarla de las denuncias en su contra.

Otros temas: la Reforma de la Constitución, la autonomía de CABA y el avance sobre el Consejo de la Magistratura

Los ataques de CFK no ceden en otros frentes. Una vez más, ha vuelto a hablar de una reforma constitucional para replantear la idea de una Corte Suprema como la actual. En este descabellada carrera para escapar de sus responsabilidades, ha llegado también a discutir la ley Cafiero, es decir, la que concreta la autonomía de la CABA, para castigar a Rodríguez Larreta y a la oposición que controla el distrito. En tanto su fiel escudero Oscar Parrilli continúa impulsando su proyecto de modificación de las ‘consultas populares’ con la peregrina idea de utilizar el camino del referéndum para lograr objetivos institucionales que difícilmente se lograran con leyes del Congreso. Y, como siempre desde que llegaron al poder, continúan las acciones para presionar a través de la Comisión bicameral, al Procurador General de la Nación y a los fiscales.

La ciudadanía

La ciudadanía no ha sido bien alertada por instituciones, medios y políticos de la gravedad de lo que ocurre: el tema de la Justicia no tiene la inminencia del día a día, pero cuando se consuma, los argentinos habremos perdido el último refugio para la libertad – refugio bien precario por cierto – pero refugio al fin, …. y no nos queda otro. En general se ha ignorado la visión global que pregono. Si el kirchnerismo convoca a salir a las calles ‘si la tocan a CFK’, ¡qué no debería hacer la ciudadanía si la tocan a la Justicia! Pensar que años atrás se levantó el país para defender al campo y a sus ingresos, pero, claro, en tanto aquello tenía inmediatos efectos económicos, esto es muy difícil de percibir y especialmente en sus efectos más letales que es la ausencia de Justicia: algo así como el aire que respiramos, que no lo valoramos, que lo damos por sentado, ¡pero que, cuando nos falta, es letal!

Y continuará ….

La cantidad de jueces de la Corte Suprema no es algo inmutable: el art. 91 de la Constitución de 1853 determinó un número fijo, nueve jueces[1]. Uno de los cambios de la reforma constitucional de 1860 fue consignar que la cantidad a ser fijada por una ley. Con esto se entendía que era mejor que no fuera algo rígido.

Pero jugar con la cantidad – no como lo hacía Roosevelt para imponer un programa osado de gobierno – sino con el exclusivo propósito de ‘facilitar’ a CFK a escapar del peso de la ley, inventar argumentos (carácter federal, perspectiva de género), es de por sí una afrenta a la República: se utiliza el recurso ‘legal’ en contra de su finalidad propia, en este caso para impedir el normal funcionamiento de la Justicia, de cambiar sustancialmente la composición del Alto Tribunal..

Y más grave aún es que los altos legisladores se hayan rebajado a pisotear los cimientos de nuestra República, quizás por ‘disciplina partidaria’, quizás por conveniencias personales, pero difícil distinguir cuál razón es peor.

La síntesis efectuada demuestra que CFK está decidida a todo, aunque ese todo destruya lo poco que queda de la institucionalidad de la República.

Las últimas acciones y lo ocurrido en el Senado podrían decirse que justifican ya el sonido de las alarmas de máxima potencia. Los ataques nucleares son difíciles de controlar en el sentido de que, fácilmente, pueden convertirse en desastres nucleares que alcancen y aniquilen también al que los provoca. No sea cosa que esto le ocurra a CFK, es decir, que la destrucción de las instituciones que sus acciones provocan y que en estos días quiere llevar al máximo, no le haga añorarlos en algún momento.