Los pesos pesados tecnológicos comienzan a prestar atención a las ideas desregulatorias de Javier Milei. La cruzada anti IA emprendida por la Unión Europea generan gran preocupación en los gigantes como Meta, Google y Microsoft, que temen quedar atrapados en una maraña de regulaciones burocráticas.
La promesa de Milei de otorgarles bajas regulaciones y una “olla” de minerales suena a música a sus oídos.

Por *Patrick Hynes. En julio de 2021, el presidente de Estados Unidos Joe Biden acusó a Facebook de “matar gente” porque Mark Zuckerberg rechazó las órdenes de censurar los memes “que desalientan las vacunas”.
Tres años después, Biden se vio obligado a retirarse de la carrera presidencial, mientras que Zuckerberg vio cómo las acciones de Meta se quintuplicaban en los últimos veinte meses tras el sólido debut de ‘Llama’, su caballo de batalla en la carrera de la inteligencia artificial (IA). Y aunque Zuckerberg se mantiene prudentemente alejado de las elecciones estadounidenses estos días, eso no le impidió cenar con el nuevo político favorito de Silicon Valley: el nuevo presidente de Argentina, Javier Milei.
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¿Por qué los titanes de Silicon Valley se están acercando a un anarcocapitalista radical conocido por blandir una motosierra que busca “cortar con la burocracia”? Principalmente, por su promesa de un centro de inteligencia artificial (IA) con baja regulación y una “olla” de minerales. Pero, en términos más generales, se dan cuenta de que es hora de rebelarse contra los excesos de los gobiernos en lugar de financiarlos.
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Después de que Silicon Valley apoyara con creces a Biden en 2020, este respondió presionándolos para que censuraran las opiniones de los ciudadanos, utilizando como arma la legislación antimonopolio y ahora está tratando de regular la IA hasta la muerte. Está imitando las propuestas de la UE, que están lideradas por el presidente español, Pedro Sánchez, quien justifica regulaciones con frases como:
“Quienes aprendimos a no creer en la mano invisible del mercado, no podemos ahora profesar una fe ciega en la mano invisible de la Inteligencia Artificial. La invisibilidad suele buscarse para hacer el mal, no el bien”

En respuesta a la hostilidad, Meta y Apple han comenzado a retirar productos de inteligencia artificial del mercado de la UE. Es fácil entender por qué los ejecutivos de Silicon Valley querrían deshacerse de los políticos que los denigran como monstruos motivados por el lucro y reemplazarlos por aquellos que reconocen que su riqueza refleja su impacto positivo en la sociedad.
Pensemos en la cruzada climática contra la IA. Debido a los asombrosos requisitos energéticos para los centros de datos de IA y las cadenas de suministro dependientes del carbón, las emisiones de Meta han aumentado un 66% desde 2021, las de Microsoft un 29% desde 2020 y las de Google un 48% desde 2019. Es probable que estos fuertes aumentos pongan fuera de alcance cada uno de sus objetivos de cero emisiones netas, pero no todo es culpa suya. Es cierto que están utilizando más energía, pero el acceso a la energía limpia es limitado debido a las barreras inducidas por el gobierno, que incluyen permisos ineficientes, litigios armados, altas tasas de interés y cadenas de suministro inseguras.
Estos son fallos del gobierno, no del mercado.

Cuando el gobierno falla, los progresistas culpan instintivamente a los multimillonarios, pero las grandes tecnológicas no son el problema. Todas las grandes empresas compensan sus emisiones con contratos de energías renovables, colaboran en la I+D de energía nuclear e invierten en productos que hacen rentable la eficiencia energética. La IA tiene el potencial de multiplicar ese potencial. Desperdiciarlo por el dogmatismo del cero neto es una locura, pero también lo es abandonar la energía nuclear para proteger el medio ambiente.
La mitigación del cambio climático depende de la rapidez con la que innovemos y adaptemos las distintas tecnologías para que la gente pueda permitirse dejar atrás las alternativas más contaminantes. La IA sin duda catalizará este proceso, pero no si no podemos construir la infraestructura necesaria o acceder a fuentes económicas de materias primas.
Argentina entra con su nuevo potencial para permitir la rápida construcción de centros de datos al mismo tiempo que genera electricidad barata y confiable a partir de diversos recursos de generación. Un entorno favorable para las empresas le permitirá finalmente capitalizar su alto potencial solar y eólico, y la abundancia de gas natural de la zona de esquisto de Vaca Muerta, al tiempo que atrae tecnologías emergentes como pequeños reactores modulares.
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Argentina también tiene la suerte de contar con cobre y litio de primera clase. Los centros de datos son particularmente intensivos en cobre y dependen cada vez más de baterías basadas en litio para reemplazar a los generadores diésel. Argentina no ha logrado desarrollar más que un puñado de minas debido a políticas socialistas que desalentaron la inversión. Como dijo el magnate minero canadiense Rob McEwen, “Argentina ha sido un caso de ‘buen yacimiento pero país equivocado… Milei es el Príncipe Azul que le dio el beso de atención'”. Con docenas de proyectos de exploración esperando el visto bueno, se espera que Argentina emerja rápidamente como un proveedor líder de los dos minerales más esenciales para un futuro limpio y electrificado.
Tras reunirse con Milei en Buenos Aires, Anthony Blinken, secretario de Estado de EE.UU. observó: “Argentina tiene lo que el mundo realmente necesita”. Pero Estados Unidos también tiene mucho cobre y litio. Simplemente no tenemos un líder con una motosierra y fe en la mano invisible del libre mercado.
*Patrick Hynes es miembro de ConservAmerica.