El pasado 6 de agosto, en la sede del bajo de la Ciudad de Buenos Aires, llevamos a cabo un nuevo Foro de la Cámara de Industria y Comercio Argentino Alemana con cuatro paneles de temas muy relevantes para un mundo que hoy se parece bastante poco al que teníamos en el 2019, cuando organizamos pre pandemia los foros anteriores en Buenos Aires y Frankfurt.
Sin dudas, me tocó moderar un panel con una temática que atravesó muchísimos cambios, la de las nuevas tecnologías con Inteligencia Artificial y Machine Learning, entre otras. Estos últimos años, nos hicieron ver la conciencia actual de las empresas a la hora de pensar en una transformación digital para ser competitivas y adaptarse a los cambios de los mercados. Esto queda muy claro, pero también vemos el desafío que implica. Los obstáculos que puede tener un líder a la hora de impulsar esta transformación y un tema no menor: la regulación que necesita hoy la IA.
Algunos empresarios pueden desear que la transformación digital sea algo que se puede hacer de forma rápida, pero se trata de un proceso arduo y de mucho compromiso que se encuentra con diversos desafíos. ¿Cuáles son los obstáculos para la transformación digital de las empresas?
Por empezar, que no exista una visión integral. Es decir, no se trata solo de sumar nuevas tecnologías a la empresa, sino hacerlo con objetivos a largo plazo concretos y bien definidos.
Otro punto es la falta de definición de un equipo que se encargue de esto y cuente con la aprobación y el apoyo de la gerencia para llevarlo a cabo. Si se establecen una serie de tareas para realizar esta incorporación de nuevas tecnologías e incluso se asigna un presupuesto, pero no se define un equipo para hacerlo, no tendrá éxito el proyecto.
También, se suele ver cierto rechazo al cambio. La gran pregunta que atraviesa la opinión pública hoy es: ¿La IA va a reemplazarme en mi trabajo? Y entonces la respuesta inmediata es la de rechazo. “¿Para qué vamos a cambiar si todo funciona bien?”, afirman. La realidad es que en la mayor parte de los casos, el rechazo se debe al desconocimiento de lo que implica y las ventajas que aporta.
Claro que otro tema del que hablamos fue la necesidad de una inversión. La falta de presupuesto de muchas empresas hoy es un problema a la hora de sumar nuevas tecnologías, ya que muchas veces ese dinero termina destinado a cuestiones que se imponen en el día a día. La verdad es que la falta de inversión puede resultar muy cara en el futuro de la organización. La falta de tiempo para dedicarle a una verdadera transformación también puede ser un problema para un líder.
La persona que ocupe ese rol, el de liderar una revolución digital, tendrá que encontrarle la vuelta a superar todos estos obstáculos y, además, motivar a los recursos de la empresa para que se entusiasmen con la idea.
La otra gran pregunta que surgió en el panel fue: ¿Qué pasa con la regulación de la IA?
Uno de los participantes del Foro de comienzos de este mes, trajo otro tema a colación que me parece muy importante. ¿Está ya regulada la IA en Argentina? ¿Y en el resto del mundo?; ¿Cómo hacen los gobiernos para gestionar las cuestiones éticas de esta transformación digital? ¿Qué pasa con la protección de datos?
En mayo pasado, el empresario e inversor Warren Buffett destacó la IA como una de las industrias en crecimiento más importantes de la historia de la humanidad, pero advirtió respecto del riesgo y el peligro que representa este tipo de tecnología por su capacidad de generar estafas masivas. Dijo textual que era “la innovación más ambivalente y peligrosa desde que se inventó la bomba atómica”.
Quizás no coincidamos plenamente con él, pero sí podemos pensar en la necesidad de una regulación. Las preocupaciones en torno a esta herramienta incluyen violaciones de privacidad, proliferación de la desinformación, sesgos algorítmicos y el riesgo de que la tecnología no sea utilizada para el bien de la humanidad.
Al diseñar regulaciones para la IA, los gobiernos deberían abordar varios aspectos clave como los principios éticos, la justicia, la transparencia y el respeto a la privacidad y la autonomía humana. También deben equilibrar la protección de los ciudadanos y sus derechos con el fomento de la innovación tecnológica y el desarrollo económico. Este mes en Europa entró en vigencia la Ley de Inteligencia Artificial que busca garantizar la seguridad y el respeto de los derechos fundamentales a la par de impulsar la innovación. Es actualmente la primera a nivel mundial.
Y aquí también las empresas tienen un lugar fundamental. Es decir, deben analizar cada paso que den teniendo en cuenta las consecuencias que tendrá.
En el Foro de la AHK, el especialista Gustavo Félix dio un ejemplo bastante claro: la empresa en la que trabaja, quería desarrollar un avatar con su cara y voz con contenidos que pueden trascender las décadas y las generaciones. Pero se dieron cuenta de algo, él mismo, sus hijos, sus nietos y bisnietos lo verían como si el tiempo no hubiera pasado, como si se hubiera congelado en el 2024. Esto hizo que torcieran la decisión, con un avatar con sus contenidos pero sin su rostro. Estas pequeñas decisiones son parte también de la regulación.
Podríamos escribir libros sobre esto, pero en definitiva, la transformación digital de las empresas es un proceso en los que se pueden encontrar numerosos obstáculos pero que es necesario hoy y la herramienta clave ya para volverse más efectivo y más competitivo.