02/07/24

Cambio de época: la drástica decisión de una provincia por los recortes del Gobierno

Casa de San Luis en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La Casa de San Luis en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es una de las joyas del Art Nouveau porteño. Ubicada en la esquina de Santa Fe y Azcuénaga, en lo que se conoce como “Barrio Norte”, cerca de la exclusiva zona de Recoleta, sigue brillando lo que en su momento fue el “Palacio Lagomarsino”. Aunque lo que sucede adentro no tiene demasiado que ver con la cultura de la capital argentina de antaño.

El edificio se construyó en la década del 20′, cuando el país era la envidia de la mayor parte del mundo. Por esos días, en Europa era común la frase “rico como un argentino”, para describir cualquier situación que remitiera a la opulencia. Aunque la nación cayó bajo las garras del populismo y se sumergió en una decadencia absoluta de la que hoy se pretende salir, al menos quedaron estas joyas para el contemple de los amantes de la arquitectura, que no dejan de sorprenderse con una Buenos Aires que sigue siendo una de las ciudades más atractivas del mundo.

Esta construcción, que estuvo a cargo del milanés Virginio Colombo, fue comprada por la provincia de San Luis en 1984, si se permite el colectivismo terminológico, ya que las provincias no “compran” nada. Pero los hermanos Rodríguez Saa, que estuvieron a cargo de la gobernación durante cuatro décadas, querían que el palacete porteño fuera “la cara” de la provincia de San Luis en la capital. Aunque estamos hablando de hace cuarenta años, Argentina ya evidenciaba la decadencia total: la política desde entonces ya era de la clase económicamente pudiente.

Una perversión que ojalá se revierta más temprano que tarde.

Con la llegada de Javier Milei a la Presidencia de Argentina, muchas cosas cambiaron. Aunque el Poder Ejecutivo emprendió el ambicioso programa de recorte del gasto público del gobierno nacional, también terminó con las denominadas “transferencias discrecionales” a las provincias. Es decir, los gobernadores también deben comenzar a decidir dónde piensan utilizar los fondos públicos. Mientras el libertario esté en la Casa Rosada, se terminaron los pedidos de fondos extraordinarios (tan usuales durante el kirchnerismo) para que las provincias pudieran tapar los agujeros fiscales.

El gobernador de San Luis, Claudio Poggi, parece haber comprendido los nuevos tiempos que corren con Javier Milei.

El gobernador de San Luis, Claudio Poggi (apoyado por el PRO de Mauricio Macri) parece haber comprendido los nuevos tiempos que corren. Esta última semana, el sucesor de los Rodríguez Saa impulsó un proyecto en el Poder Legislativo local para vender la lujosa Casa San Luis en Buenos Aires. La misma tendría un valor de tres millones de dólares. En su opinión, con estos fondos se podrían lograr dos objetivos: mejorar el sistema de salud de la provincia y dejar de pagar a la vez los casi 4000 dólares que sale el mantenimiento de la sede porteña.

Con buen tino, Poggi consideró que los trámites de los puntanos en Buenos Aires se pueden hacer en una estructura menos pomposa, más humilde y, sobre todas las cosas, más económica.

La discusión parlamentaria tuvo acalorados debates, pero los legisladores oficialistas se impusieron por 24 votos positivos contra 17 negativos. Los que se manifestaron por el “no” responden a los hermanos Rodríguez Saa, que solían usar el palacio para sus actividades políticas. Es decir, como una “unidad básica” peronista, pero a costa de los contribuyentes de San Luis.

Aunque parezca un dato menor, la venta de un inmueble, e incluso una muestra de austeridad casi demagógica, el episodio evidencia un cambio de época en Argentina. Uno muy positivo.

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