José Luis Espert se sumó orgánicamente a las filas de La Libertad Avanza el 12 de marzo. La presentación la hizo el propio presidente Milei aprovechando el alto rating que tuvo la entrevista que le hizo Chiche Gelblung para Crónica TV, en la primera entrevista que el presidente dio en la Casa Rosada. Y un dato interesante, nunca antes ni después, Milei compartió «pantalla» con otro político argentino. Lo que ya de por sí, le da un sello distintivo a la alianza de los dos libertarios más populares de ese heterogéneo espacio que podemos ubicar a la derecha de la derecha tradicional.

Que el Presidente haya elegido un vehículo tan potente con el prime time televisivo para presentar en sociedad a su renovado aliado, provocó un impacto enorme en el ecosistema del oficialismo y también-porque no- en el neo-oficialismo macrista.

En estas poco menos de tres semanas, la figura de Espert comenzó a ser agitada en los medios (más en los web que en los gráficos tradicionales) como multi candidato «a todo»: a gobernador bonaerense en las elecciones de medio tiempo del año próximo, punta de lanza de la puja sorda entre el Presidente y su vice Villarruel. Casi no pasó un día sin que fuera candidato a una silla distinta: presidente del bloque de LLA (nada más lejos de los deseos de Espert, según lo admiten en su círculo más intimo) o directamente como el elegido para reemplazar al vilipendiado Martin Menem al mando de Diputados.
La más audaz de las operaciones fue la que sucedió tras la cena que mantuvieron una semana atrás (el jueves 21) Milei y «el profe» en Olivos. La clásica foto juntos, se convirtió por obra y gracia de algún operador con una buena dosis de imaginación, en un mensaje subliminal hacia Villarruel. Habida cuenta que la vice había dicho en público que no apoyaba la «rebelión fiscal» impulsada por Espert contra el gobernador Kicillof.

Es imposible negar que la vice aprovechó el flanco para contraatacar contra Espert. Después de todo motivos para su inquina tenía.

En la horas tensas que siguieron al fracaso en el Senado que terminó con el DNU en estado de coma, Espert había deslizado que la convocatoria de la vice a tratar un proyecto que iba al fracaso, podría ser parte de una maniobra desestabilizadora contra el Presidente.

Pero de ahí a interpretar que la foto -trivial- que hicieron pública Milei y Espert en Olivos era un mensaje a la vice, hay kilómetros de imaginación más propia que un guionista de Nexflit que de un dirigente político.
Pero lo que cruzó la raya fue una nota donde -sin precisar una fuente clara- se lo candidatea a Espert como el «elegido» por el Presidente para reemplazar a Luis «Toto» Caputo al frente del Ministerio de Economía.

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A este ritmo Espert tiene más nominaciones que Oppenheimer para Oscar. La pregunta es ¿quién/es quieren ver a Espert afuera de la estratégica Comisión de Presupuesto y Hacienda, justo ahora que Milei busca reflotar la «achurada» ley Ómnibus? Nadie en Diputados se tomó el trabajo de leer los 700 artículos, y subrayarlos después de imprimir semejante mamotreto de papel.

Y lo que es más inexplicable ¿Por qué razón el Gobierno gastaría una bala de plata como Espert, cuando Caputo está surfeando la ola -con mucha dificultad es cierto- de la inflación y el déficit fiscal?
Si la sucesión de «candidaturas» de Espert no nacen del trípode del poder supremo que conforman el Presidente, Karina Milei y Santiago Caputo, una opción razonable obliga a mirar a un macrismo que día a día va perdiendo las esperanzas de tomar por asalto el gobierno de LLA.
Pero la ruta de las operaciones contra Espert no sigue un camino lineal y obvio. Ayer lunes, cuando el feriado extra super large entraba en sus horas finales, nos despertamos con otra «nominación»: según la opereta, el Presidente había despedido el domingo por la noche al ministro Francos, el más expuesto al fuego «amigo» en la incansable interna mileista.

¿Y quién aparecía nominado para reemplazarlo en la cartera de Interior? Si, obvio, José Luis Espert. El brulote que se propagó en las redes por un supuesto usuario «peronista», parece llevar los «dedos marcados» de un operador con llegada directa al trípode de poder de Casa Rosada. ¿Por qué semejante deducción propia del inspector Poirot? Sencillo. Espert resultará incómodo en los próximos meses, cuando LLA se adentre en el intrincado territorio bonaerense.
Por eso en el caso Espert, nadie cree en las brujas, pero que las hay las hay…