Hace casi veinte años, cuando el kirchnerismo se afianzaba en su rumbo hegemónico, un joven intendente de Lujan de Cuyo sobresalía en Mendoza. Fue bautizado por la revista de actualidad política de mayor tirada de la época como “El intendente del Malbec”.
La denominación en origen se calzaba de maravillas a Omar De Marchi, que como la cepa vitivinícola iría siempre en ascenso sostenido.
En su caso, pegando el salto de la política mendocina a la nacional, aunque siempre con un pie en su terruño. Así pasó de ser dos veces intendente de Lujan de Cuyo a diputado nacional por dos períodos completos, hasta 2013. Para 2019, cuando Mauricio Macri no pudo ser reelecto, De Marchi volvió a Diputados y fue nominado por el PRO para ser el vice primero de la cámara, un cargo estratégico, desde el que estructuró su candidatura a gobernador de Mendoza en 2023 ya por fuera del macrismo y como líder de una fuerza independiente de JxC (el Frente Cambia Mendoza) consiguió casi el 30% de los votos y quedó segundo detrás del radical – con ínfulas autocráticas- Alfredo Cornejo.
Su aptitud como outsider de la política mendocina le valió el reconocimiento de Javier Milei, que lo vio como líder provincial con proyección nacional en Diputados, un territorio por ahora inconquistable para la LLA. Y, paradojas del destino, el 28 de diciembre (Día de los Inocentes) del año pasado lo nombró Secretario de Relaciones Parlamentarias y con la Sociedad Civil, una tarea que lo sienta en la mesa chica de la jefatura de gabinete que comanda Nicolás Posse.
Visión Liberal: ¿Cuánta agua corrió bajo el puente de aquel “intendente del Malbec” a este alfil del Presidente Milei?
De Marchi: La Argentina transitó desde hace muchos años (no le voy a caer a los últimos 3 o 4 presidentes) por un camino que a juzgar por los resultados, fue decadente. Argentina hoy está peor que ayer, y ayer estaba peor que anteayer, y así hacia atrás. Y hablo con los números, no es una valoración subjetiva. Evidentemente algo hemos hecho mal en la Argentina, y me incluyo porque no quiero sonar soberbio, pero de verdad no creo haber sido parte del problema porque no tuve responsabilidades en cargos influyentes en el rumbo del país.
VL: – ¿Y qué se hizo mal?
DM: Para mí se puede resumir en la degradación cultural del país. Hemos ido normalizando cosas que no son normales y naturales. Por ejemplo: no está bien gastar más de lo que se recauda. y cuando falta el dinero, no está bien crear un nuevo impuesto o emitir moneda sin respaldo. O pedir plata. y atención, no conozco a ningún ministro de Economía de la izquierda más la izquierda, que en su casa gaste lo que no tiene. Y eso me lleva a pensar: ¿por qué creemos que eso lo podemos hacer con el dinero del Estado y no con el dinero de las cuentas personales? Estos son los conceptos culturales que de a poco han ido complicando a la Argentina. Porque se fue tomando al Estado, sea nacional, provincial o municipal, como un botín de guerra para meter gente a trabajar, y transformando al Estado como una especie de guarida de dirigentes políticos, de dirigentes rentados.
Otras entrevistas para leer y reflexionar:
- «Estamos tan acostumbrados al cinismo y la mentira que cuando Milei dijo lo que iba a hacer, no le creímos»
- La vuelta al mundo en 80 ideas: así trabaja la red que lleva la libertad a todos los continentes
VL: – Pero esta descripción que haces atraviesa a todos los gobiernos, incluidos a los de antes de la democracia recuperada en 1983…
DM: Y por eso digo que estamos en un problema muy serio. Porque si seguimos creyendo que el estado puede gastar más de lo que recauda, que podemos ser socios internacionales de las peores autocracias y corrernos cada vez más del mundo civilizado y democrático. Si creemos que una empresa del Estado puede ser bien conducida por un director puesto por el Estado, sin darnos cuenta que ese director gasta el dinero de todos y no el de su propio bolsillo. Si seguimos en esa lógica, mañana estaremos peor que hoy y mucho peor que ayer.
VL: José Luis Manzano decía hace 10 o 15 años que “los argentinos estábamos excedidos en 10 mil millones de dólares por año”. ¿Se quedó corto Manzano?
DM: – Si, se quedó muy corto. En 2015, cuando Macri llegó al gobierno, el déficit primario era de 4.8% del Producto y si sumábamos el déficit financiero capaz llegábamos a 8 puntos del PBI. Hoy ese déficit nunca está por menos del 15 a 16% del PBI. Si tenemos en cuenta que el 1% de déficit son 6.000 millones de dólares (calculando un PBI de 600.000 millones de dólares). Entonces, si el déficit que decía Manzano era de apenas 2 puntos del PBI. Y hoy tenemos, siendo generosos, 15 puntos de déficit, entonces quiere decir que la Argentina tiene un déficit primario de 90.000 millones de dólares. Y eso es gastar más de lo que entra y si a eso le sumás que nadie en el mundo nos va a prestar plata. Y que no vas a poder emitir sin respaldo y que tampoco vas a poder subir un impuesto más, porque ya los impuestos son confiscatorios. Se llegó al límite y el presidente Milei tiene una tarea importante por hacer.
VL: ¿Y cuál es tu percepción de cómo va esa tarea?
D M: Mirá, en los primeros sesenta días todo el mundo se planteaba como iba a hacer para bajar el déficit en 4 años. Y la realidad que ese tiempo el gobierno bajó el déficit primario y financiero. Creo que el rumbo es este.
VL: – ¿La pregunta es quién está pagando el “ajuste”? ¿Los sectores más desprotegidos o la Casta?
DM: – El poder político o económico, no importa si lo llamamos Casta o de otra manera, el ajuste nunca será influyente en el gasto total. Por ejemplo, si vos decís que un diputado no tiene que tener aumento de sus dietas, eso nunca alcanzará para equilibrar las cuentas, pero es muy fuerte en lo simbólico. Para mi está muy claro que en un país como la Argentina un “ajuste” va a afectar más fuertemente a los sectores medios (la clase media). Y un dato muy importante: el sistema previsional se lleva la porción más importante del gasto, ya que el 65% de la plata que se gasta en la Argentina, la gasta Anses. Ahora bien, el esfuerzo que se hace hoy es para recuperar la economía, para que haya más trabajo genuino y todo mejorará con el país. El resto son parches y demagogia.
VL: – ¿Cómo, a lo largo de tu carrera, te fuiste acercando a las posiciones liberales?
DM: Siempre fui un liberal desde mis orígenes. Siempre creí en las ideas de la libertad y en el principio de la libertad. Siempre. Lo que no sucedió nunca en todos mis años de carrera política, que apareciera alguien con tanta contundencia como Milei que pusiera tan arriba la bandera de la libertad. Ya en campaña, él decía cosas que no eran políticamente correctas y que podían espantar el voto. Milei se plantaba y decía “vamos a privatizar” o vamos a terminar con el privilegio de veinte o treinta tipos que pagan los jubilados o los que no tienen trabajo. Milei interpeló a los más humildes con un discurso que nadie se había animado a plantear. Milei fue un disruptivo en la campaña y ahora hace lo que decía que iba a hacer. por eso ya hay cosas que casi no se discuten, como el tema del gasto público. Pero antes de Milei estas discusiones no se daban. Y la gente creía que el Estado tenía bolsillo de payaso.
VL: – ¿Cómo ves al interior de LLA? Hay una mezcla de gente que nunca hizo política y otra que tampoco accedía a cargos ejecutivos o legislativos. Hoy todo el tiempo se habla en los medios de “internas furiosas, ¿Cuánto hay de realidad y cuanto de narrativa?
DM: – Creo que la inexperiencia se salva con mucho sentido común en el rumbo. También hay que tener en cuenta que el equipo de LLA se está articulando de manera novedosa, entre otras cosas porque este gobierno nunca gobernó antes ninguna provincia y no tiene experiencia en métodos de gestión. Pero cuando hay convicción en el rumbo, el resto se irá resolviendo. Y ojo, no hay que confundir inexperiencia con impericia. Hoy los que tienen la conducción del país en áreas centrales, saben muy bien lo que hacen. Hay métodos de gestión que el gobierno está desarrollando de manera muy seria. Y todo sucede puertas adentro, y yo que estoy adentro por mi rol en Jefatura de Gabinete te lo puedo decir.
VL: – ¿Y la pelea sobre si la que manda es Karina Milei, Santiago Caputo o Posse?
DM: – Siempre hay esa cosa conspiranoica que se genera en todos los gobiernos. Las personas que nombraste son la columna principal sobre la que se asienta el gobierno, que tiene en su cabeza al Presidente. Este equipo está muy afiatado, entre otras cosas porque viene trabajando desde bastante antes del 10 de diciembre del año pasado. El resto es toda fantasía, que hay pelea que no hay pelea… La verdad es que hay un equipo muy compacto que se lleva muy bien.
VL: – ¿Con que figura o político argentino del pasado compararías a Milei?
DM: – Voy a decir algo raro. Creo que Milei está marcando un cambio de época muy profundo en la Argentina. Estoy convencido de que a este gobierno le va a ir muy bien. Y que el presidente Milei va a pasar a la historia como el ariete, el punto de inflexión, para terminar con muchas dé cada de fracaso en la Argentina. Yo compararía este tiempo que le toca a Milei con la década del ´40 del siglo pasado en la Argentina. Es cierto que yo al gobierno lo vi como negativo, pero muchos lo pueden ver como positivo.
VL: – ¿Vos estás hablando de la figura de Juan Domingo Perón como prototipo de los cambios de la década del ´40?
DM: – Perón hizo un reconocimiento muy fuerte a los trabajadores de este país, aunque a mi juicio desbalanceando los presupuestos y ya en el ´49 la Argentina no tenía plata para seguir gastando y apareció la inflación. Con esto digo que Milei, como Perón en la década del ´40 del siglo pasado, está haciendo una gran lectura de época. Milei interpretó que la gente se hartó de que el estado no tenga respuestas, y que está muy cansada de el Estado no le dé servicios a cambio de los múltiples impuesto que gasta. Y cuando Milei habla de la Casta, lo que quiere decir es que durante décadas la gente se frustró del actual estado de cosas. Hace cien años la Argentina estuvo entre los 10 países más prósperos del mundo y de hecho fuimos uno de los países que más inmigrantes recibió. Y ningún inmigrante va a un país que no te da nada a cambio o donde te tratan mal. Los europeos venían a la Argentina a desarrollar su proyecto de vida. Hoy, ¿a quién se le corre pensar que la Argentina puede ser receptor de corrientes inmigratorias? Milei quiere desandar ese camino, para que la Argentina vuelva a ser el país que prometió.
VL: – Pensé que iba a nombrar a Carlos Menem…
DM: – A ver, el Presidente tiene un concepto muy elevado de Carlos Menem. Para mí Menem fue un gran disruptor también. Fue el hombre que hizo una de las transformaciones más profundas de la matriz económica, política y cultural de la Argentina. El intentó avanzar en un camino parecido a el de hoy, pero a mi juicio le faltó trabajar mucho más fuerte en combatir a La Casta. Por ejemplo, una de las primeras medidas de Milei fue terminar con la pauta oficial a los medios. Y esto para la lectura tradicional era una locura. O sea, las cosas buenas que hizo Menem no se completaron porque le faltó una vuelta de tuerca sobre los privilegios de los “Circulos rojos” que él los resume en La Casta. Ese déficit de Menem se tradujo después en el regreso de la demagogia con el regreso de los Kirchner y el estatismo a toda costa.
VL: – ¿Qué pasará cuando lleguen las elecciones del ´25? ¿Milei buscará acordar con el PRO de Mauricio Macri (N de R: ya recuperó su presidencia) o buscará su propio camino?
D M: – Me animo a decir algo: creo que dentro de las fuertes disrupciones que está provocando Milei en la Argentina, una de ellas es “patear” el escenario político tal cual lo estamos conociendo hoy. Lo que viene es el fin del “movimientismo”. El movimientismo era una “cosa” por la cual vos podías ser peronismo (o antiperonista) y votar bajo ese mismo paraguas a alguien de recha o a alguien de izquierda. Fue el caso del votante que apoyó a Menem que abrazaba las ideas de la libertad, y el mismo votante diez años después votó a Kirchner que encarnada las ideas del estatismo y el populismo. Y con los antiperonistas sucedía lo mismo.
Lo más interesante, es que con Milei nos vamos a volver a reordenar, en términos políticos, sobre la base de lo que cada uno piensa. Y no en función de movimientos informes o sin formas. Lo que viene será un posicionamiento entre los que estamos más cerca del mundo libre y democrático (lo que que sería la democracia de mercado occidental) y aquellos que creen filosóficamente que la salida es el Estado, que la salida es “no tenés trabajo, no te hagas problema que nosotros te damos tal o cual plan” o que con la plata del IVA que paga toda la población te vamos a pagar los estudios a vos, que después cuando te recibís te rajás a Europa a trabajar”. Por eso lo que viene será mucho más fuerte e importante que el PRO, la Libertad Avanza o Juntos.