20/10/2025

La resistencia pacífica logra más impacto que la fuerza de las armas

La efectiva resistencia pacífica

Hace apenas un par de meses, la expresión “100% barrani” se popularizó via Twitter. Con ella se identifica cualquier operación comercial realizada “en negro”, esto es, sin registro, de modo tal de eludir los ojos “de águila” de la autoridad impositiva. En rigor de verdad, lo que subyace a estas conductas es mucho más que “dejar de contribuir al financiamiento de los sueldos de burócratas inútiles y subsidios a planeros eternos”.

Es, al igual que lo fueron muchos casos en la historia, un llamado a la desobediencia civil, un pequeño acto de resistencia a la confiscación gubernamental.

La politóloga estadounidense Erica Chenoweth ha investigado exhaustivamente el tema
de la resistencia a las dictaduras.

Cientos de casos registrados en las más diversas partes del mundo desde 1900 hasta 2016 cayeron bajo su escrutinio y sus conclusiones, debidamente publicadas.

En una charla TED realizada en Boulder, Colorado, USA, la experta confesó que ella inicialmente pensaba que, el método más efectivo para derrocar a un dictador era a través de la fuerza de las armas. Y en contraste estimaba que la resistencia civil no violenta era “ingenua” e ineficaz. Desafiada a probar su hipótesis decidió investigar el tema en profundidad y llegó a una conclusión impactante: las estadísticas mostraban que las campañas no violentas tenían el doble de posibilidades de tener éxito que las violentas. ¿Por qué?


En primer lugar, las protestas no violentas son más inclusivas: niños, ancianos, y gente que no puede o no desea correr los riesgos que implican las acciones más violentas puede participar. Esta característica limita la reacción de las autoridades a cargo de una eventual represión. De hecho, en Serbia, la policía ha desobedecido órdenes de
disparar a manifestantes que reclamaban la dimisión de Milošević diciendo: “sabía que mis hijos estarían entre ellos”.

En segundo lugar, las campañas no violentas no solo son más efectivas, sino que también, tienen efectos más positivos en el mediano plazo: los pueblos que logran cambios a nivel político de forma pacífica son más propensos a emerger de la crisis con instituciones democráticas.

Pero, ¿Cuánta gente tiene que involucrarse? Según diversos estudios, citados por ella en el video que comentamos, se calcula que si el 5% de la población se rebela contra un gobierno, éste no tiene prácticamente chances de perdurar. E incluso hay quienes afirman que el porcentaje podría incluso ser menor, y que apenas un 3.5% basta para generar cambios políticos relevantes.

El 3.5% no es tampoco un número despreciable: En Argentina, sobre una población de 44 millones, una resistencia civil no violenta implicaría reunir en una misma acción a un millón y medio de personas. Difícil, pero no imposible.

¿Qué puede Argentina aprender de esto?
Muchas veces los argentinos nos sentimos indefensos frente a los atropellos estatales. En particular, este año, en que nuestras libertades individuales han sido escandalosamente pisoteadas una y otra vez. No obstante, y tal como dice Erica Chenoweth, tenemos una enorme arma en nuestro poder: la resistencia pacífica. Ya se han hecho muchas marchas. Y hemos golpeado cacerolas y tocado bocinas. Pero hay muchos otros métodos.

En el volumen 2 de su libro “La política de la Acción No violenta”, (Boston: Porter Sargent Publishers, 1973) el Dr,
Gene Sharp elaboró una lista de 198 métodos posibles, cuidadosamente catalogados. La evasión fiscal a que aludimos al principio figura por cierto en el listado, bajo el
número 133.

Hay al menos otros 197 métodos más por explorar.

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