23/10/2025

¿Qué tiene que ver Sarmiento con el día de los estudiantes?

Domingo Faustino Sarmiento, biografía del como ser maestro para los jóvenes argentinos del siglo XXI

En el mes del alumno y del maestro, se celebra también la primavera. Aunque no haya relación alguna  la fecha se debe a Domingo Faustino Sarmiento y su labor por la educación argentina, la fecha fue elegida porque un 21 de septiembre de 1888 llegaron al país sus restos desde Paraguay.

Así que te invito a este breve relato o repaso histórico del ¿Por qué se debe esto? y como resultado final explicar de manera resumida la visión de educación que tenía Domingo Faustino Sarmiento el padre del aula:

En 1892 al cumplirse cuatro años de la muerte del prócer, un estudiante, presidente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires llamado Salvador Debenedetti presentó la propuesta para homenajearlo celebrando el “Día de los Estudiantes“. Las autoridades aprobaron la propuesta y, en un principio, se festejó sólo en esa facultad.

                             Los primeros festejos consistian en leer fragmentos con el fin de recordar la figura de Sarmiento. Sin embargo, al poco tiempo, la celebración se extendió al resto de las facultades y, con el paso de los años, trascendió el ámbito académico.

En 1904, un grupo de estudiantes alquiló el Palais de Glace en Recoleta con el objetivo de llevar adelante un festival. Otros grupos de estudiantes  decidieron asistir al Hotel Savoy, donde les prepararon variadas comidas. Ya en 1919 los bailes se convirtieron en un clásico del festejo. De este modo, las celebraciones que homenajean este día fueron creciendo y se transformaron en una de las fechas más esperadas por todos los estudiantes.

La única ambición de Sarmiento era la de educar:

             Día a día, desde todos los ámbitos y lugares: desde el periodismo, desde el poder, desde el exilio, desde la literatura. Educar en Buenos Aires y en las provincias; en Chile y en Paraguay; al rico y al pobre, al hombre y a la mujer, al adulto y al niño.

A mi juicio, educar para Sarmiento era un verbo liberador. Un verbo que nos dirige a los demás verbos amados por Sarmiento como crecer, democratizar, ser y progresar.

        Esa fue su única ambición en la vida. Sus libros, sus polémicas, sus viajes -incluso sus participaciones políticas y militares- parecen reducidos hoy a una serie de estrategias para desterrar un único enemigo íntimo: la estulticia o la ignorancia. Según Sarmiento, ésta era antesala de la barbarie, sinónimo de la tristeza, la frustración, el terror y la muerte.

Sarmiento era, claramente, el más aplicado alumno de su provincia. Había sido, incluso, proclamado “primer ciudadano” de la Escuela de la Patria, la mejor de San Juan y una de las más destacadas del país. Y porque no aspirar a ser un alumno aplicado  como lo fue Domingo Faustino Sarmiento.

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