
No es casualidad que Juan XXIII haya inaugurado el Concilio Vaticano II*, con la intención de “aggiornar” la Iglesia, y que luego de su fallecimiento haya sido Pablo VI sea quien lo clausure, dándole un marco al cambio de la Iglesia.
Hoy ambos Papas son venerados como santos de la Iglesia, pero en la tierra representan aún un poder que es más humano, el poder político de la institución que más ha sabido conservarlo en poco más de 2000 años. San Juan XXIII representa, en el contexto del catolicismo, el dinamismo y la apertura al cambio, la libertad de animarse a lo original, al espíritu que anima lo viejo haciéndolo nuevo. San Pablo VI, a su vez, representa la conservación de la verdad original, la estabilidad interna, seguridad en el caos.
Estas dos corrientes políticas conviven en una acción pendular dentro de la cátedra de Pedro a lo largo de la historia; ya que existe una correlación directa en la sucesión cardenalicia y la elección del Papa.
El cónclave, respetando la sabiduría provincial de Dios, siempre elige al nuevo Santo Padre de entre los cardenales creados por el Papa antecesor del recién difunto.

El primer Papa luego de estos dos santos fue Juan Pablo I, quien era el único que tenía conexión con ambos predecesores, ya que Juan XXIII lo ordenó obispo y Pablo VI lo creó cardenal, pero el Espíritu Santo tenia otros planes y su pontificado duró apenas 33 días. Fue allí que el cónclave tomó el hecho como un mensaje de Dios, y después de casi 500 años se eligió a un cardenal no italiano para ser Papa, San Juan Pablo II, cardenal polaco creado por San Juan XXIII; allí comenzaba a la luz de la interpretación del Concilio Vaticano II, la línea política más liberal dentro de la iglesia.
Luego de el extenso pontificado de San Juan Pablo II llegó Benedicto XVI, quien había sido creado cardenal por San Pablo VI; allí se reincorporó la línea política más conservadora de la institución. Y tras su abdicación, luego de 8 intensos años de gobierno terrenal de la Esposa de Cristo, llegó Francisco desde el fin del mundo (Sudamérica), el primer Papa de origen jesuita, quien había sido creado cardenal por San Juan Pablo II, reinstalado la línea más liberal (San Juan XXIII-San Juan Pablo II-Francisco).
Es decir, siguiendo la lógica pendular de la sucesión cardenalicia, el próximo Sumo Pontífice de la Iglesia católica, luego de Francisco, será uno de los cardenales creados por Benedicto XXVI (continuando la línea San Pablo VI-Benedicto XXI-?) Respetando de esta manera la paternidad del corazón de cada Papa y las distintas líneas políticas de la Iglesia, que mantiene su equilibrio de poder en una acción espiritual pendular a lo largo del tiempo.

Finalmente el contexto actual define quién será el sucesor de Pedro, de entre los hijos espirituales del turno del Papa creador de Cardenales: El Polaco San Juan Pablo II representó a una Iglesia que peleaba contra el comunismo, el alemán Benedicto XVI re-evangelizó a una recientemente Europa unida supra-estatalmente y el Argentino (sudamericano) Francisco encarna a una Iglesia en misionera que busca llegar a donde todavía no (China).
¿Cuál será el contexto del momento que defina al Papa entre cardenales creados por Benedicto XVI? Yo observaría al norte de América.