17/10/2025

La generación de riqueza sin valor es capaz de derrumbar hasta un coloso como el Silicon Valley Banke

En el mundo financiero, Estados Unidos vivió un desplome casi tan brutal como el de las emblemáticas Torres. Desde el pasado miércoles, cuando las alarmas anunciaron que se venía una debacle, cuando desde la dirección del Silicon Valley Bank anunciaron que necesitaban U$S2250 millones para cubrir pérdidas, el pánico fue irrefrenable.

Los clientes se llevaron sus ahorros y el viernes los reguladores no pudieron evitar que el banco cerrara sus puertas para parar la sangría.

Silicon Valley Bank fue fundado en 1983 en Santa Clara, California, y experimentó una rápida expansión en la última década.

Sus principales clientes, como su nombre indica, han sido empresas de tecnología asentadas en la costa oeste de EE.UU.

Allí ha sido un prestamista crucial para muchas compañías emergentes, conocidas como start-up.

De hecho, SVB era el socio bancario de casi la mitad de las empresas de tecnología y atención médica respaldadas por firmas estadounidenses que cotizaron en los mercados de valores el año pasado.

Clientes frente a una sucursal de Silicon Valley Bank.

Silicon Valley Bank es el banco más grande en desplomarse en EE.UU. desde la crisis financiera de 2008 y su caída el viernes hizo temer por un momento un nuevo colapso en cadena como el que sacudió entonces a la economía mundial.

Para evitar un “efecto contagio” en el resto de la industria bancaria, las autoridades trabajaron a toda máquina el fin de semana.

Así fue como el domingo por la tarde se anunció que todos los depositantes podrían retirar su dinero y, al mismo tiempo, informaron del cierre de un segundo banco: Signature.

En apenas tres días, dos bancos cayeron en picada y se vieron obligados a poner fin a sus operaciones.

El rosarino Federico Orsi, especialista en finanzas, realizó una cronología de esta debacle en Twitter, en un hilo con información y opinión cuya lectura se recomienda.

??? SEGUÍ EL HILO ⬇⬇⬇

Silicon Valley Bankse, el decimosexto mayor banco de EEUU, se convirtió en el mayor prestamista estadounidense en quiebra en más de una década tras una semana turbulenta en la que fracasó en su intento de captar capital. Se produjo un éxodo de efectivo de las empresas tecnológicas: sus mayores depositantes.

Varias instituciones financieras se vieron arrastradas, como Signature Bank, First Republic Bank o Western Alliance, y su cotización en bolsa se suspendía debido a las caídas.

Los bancos estadounidenses perdieron más de 100.000 millones de dólares de valor bursátil en los dos últimos días, y los europeos alrededor de otros 50.000 millones, según un cálculo de Reuters.

La entidad financiera estaba muy expuesta a la industria tecnológica, sin embargo, algunos analistas consideran que hay pocas posibilidades de que el caos se extienda al sector bancario más amplio en forma similar a lo que ocurrió en los meses previos a la Gran Recesión de hace más de una década.

Agregan que los bancos más grandes —los que tienen más probabilidades de causar una debacle económica generalizada— tienen estados financieros saneados y abundante capital.

Somos prisioneros de los bancos. Nos hemos convertido en una sociedad atrapada en la “creditocracia”, un sistema en el que la ciudadanía tiene que pedir dinero prestado para satisfacer sus necesidades básicas.

Un mundo en el que las casas de bolsa, los fondos de cobertura, las firmas de capital privado y todas las demás entidades del sistema bancario se han convertido en herramientas de acumulación de capital para sus propietarios, clientes y accionistas.

A fin de cuentas, “lo que hace la deuda es redistribuir la riqueza hacia arriba y restringir la democracia hacia abajo”, dice Andrew Ross, catedrático de Análisis Social y Cultural de la Universidad de Nueva York.

La reflexión final, también es de Federico Orsi:

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