Es una evidencia: se bajan impuestos y después llegan inversiones
Hace algunos días, la vicejefa de Gabinetes de Ministros de la Argentina, Cecilia Todesca, declaró que “la idea de que se bajan impuestos y después llegan inversiones no funciona”. A esta altura ya a uno lo cansa tener que discutir, aclarar y explicar cuestiones tan absurdas como éstas. Estamos con los mismos debates hace décadas, cuando ya en el resto del mundo lo superaron hace un lustro por lo menos.
En primer lugar, la “idea” no es una idea, es evidencia empírica. Basta con llevar adelante una mínima revisión histórica mundial para comprobar que en aquellos países en dónde se bajaron los impuestos, se incrementaron las inversiones y el país pudo crecer rápidamente los años subsiguientes.
A partir de 1955 Taiwan decidió llevar adelante una serie de reformas en las que incluía eximir el impuesto a la renta a las personas con el objetivo de fomentar el ahorro. ¿Y qué creen que sucedió? Obviamente el ahorro en porcentaje del ingreso nacional desde 1955 a 1978 pasó del 5,2% al 35,2%. Hoy Taiwán se encuentra entre los 15 países más ricos del mundo.
Desde 1958, Irlanda, o más conocido como el “tigre celta”, llevó adelante una serie de reformas económicas orientadas hacia la libertad de mercado, entre ellas una baja impositiva a las utilidades de las empresas. Ésto le permitió crecer rápidamente hasta a partir de 1995-2000 crecer a una tasa anual cercana al 10%. Hoy es uno de los países más ricos del mundo, con un PBI per cápita que oscila los US$79.703, ocho veces mayor que el de la Argentina.
Desde 1959, Singapur, llevó adelante una serie de reformas, entre ellas una baja en la presión impositiva. Hoy es uno de los países más ricos y sus habitantes cuentan con unas de las calidades de vida más altas del mundo. En Australia a partir de 1970, ocurrió algo similar que en el resto de los países, se comenzaron a recortar los impuestos y se abieron al mundo. Hoy su PBI per cápita es de US$54.907, cinco veces mayor que el de la Argentina.
Esto son algunos de los tantos ejemplos en el mundo: Hong Kong, Reagan y Trump en Estados Unidos, Suiza, Estonia, etc; en que una baja impositiva permitió en pocos años a muchos países posicionarse entre los mas ricos del mundo.
¿Cómo? Bastante simple, los impuestos no son más que transferencias de recursos del sector privado al sector público. Es una destrucción de la riqueza del sector privado sin ningún tipo de evidencia empírica de que exista tal cosa como el efecto multiplicador del gasto. Es decir que, una unidad adicional en el sector público compense la destrucción de riqueza que se está ocasionando en el sector privado.
Las consecuencias de dicha destrucción son: la caída de la inversión, la falta de nuevos proyectos de inversión, el incremento del desempleo, una innovación más letargada, productos más caros y de peor calidad, caída de salarios reales, entre otros efectos nocivos.
En Argentina, tenemos un total de 170 impuestos. Según el Banco Mundial, cualquier Pyme de 60 empleados debe pagar en impuestos un 106% por sobre sus ganancias netas. Ludwig Von Mises, el economista austríaco, escribía en su libro La Acción Humana: “Cuando proliferan desmesuradamente los impuestos, se desnaturalizan y se convierten en arma que puede fácilmente destruir la economía de mercado”