18/10/2025

Elon Musk y el poder de X: ¿Un conflicto de intereses en la narrativa pública?

Mientras el magnate critica a Trump por el manejo del escándalo de los Epstein Files, su doble rol como actor político y dueño de X, la plataforma que moldea la conversación pública, despierta sospechas sobre la influencia de sus intereses en los algoritmos que determinan qué ven millones de usuarios. En un contexto donde las redes son la principal fuente de noticias, este potencial conflicto plantea preguntas cruciales sobre la pluralidad y la calidad del debate público.

Una observación respecto a Elon Musk, y su rol simultaneo como dueño de X y participante activo en la política estadounidense, en un momento donde el escándalo por los Epstein Files domina hace varios días la agenda de conversación pública en EEUU.

– La Administración Trump está en el foco de las críticas (tanto desde sectores demócratas como republicanos) por su manejo del caso, particularmente por no haber publicado la supuesta lista de figuras involucradas en casos de tráfico sexual de menores.

– Trump desestima las críticas, defiende su accionar y denuncia que todo el caso se trata de un hoax orquestado por los demócratas. Pero su discurso no logra tener consenso interno en MAGA, mientras que el escándalo parece volverse cada vez más inmanejable, causándole un daño político cuya profundidad y alcance aún desconocemos.

– Entre los críticos de Trump figura Elon Musk, que reclama insistentemente la publicación de la lista de clientes de Epstein. ¿Qué es lo conflictivo aquí? Que Musk es simultáneamente un actor parcial en el tablero político -con intereses concretos y particulares-, a la vez que dueño de la plataforma en la cual se desarrolla el debate sobre esa misma contienda política.

Yo noto que gran parte de mi timeline en X (‘For you’ tab) muestra contenido relacionado al escándalo Epstein, en su amplia mayoría posteos repudiando el accionar de la Administración Trump. Este contenido, naturalmente, está condicionado (determinado) por los algoritmos de X definidos por el propio Musk. Es decir, cualquiera podría suponer, no sin razón, que el algoritmo de X está configurado para exponerme (a mí, o a cualquier otro usuario) a contenido que resulte beneficioso o funcional a los intereses de quien maneja ese algoritmo, precisamente.

Me parece importante aclarar que no estoy acusando concretamente a Musk de estar manipulando necesariamente el algoritmo a favor de sus intereses políticos particulares. Planteo que tiene fuertes incentivos para hacer tal cosa, y que nada se lo impide; de hecho, sería el comportamiento más racional en términos de teoría de la decisión y teoría de juegos. Ergo, parecería una sospecha lógica y legítima. Considerando que actualmente las redes sociales son la principal fuente de acceso a las noticias para la población* -por sobre la televisión y los portales periodísticos online-, todo aquello que afecte, condicione y moldee la dinámica por la cual los usuarios se informan en las redes adquiere una relevancia trascendental, acaso crucial.

Los contenidos que los ciudadanos consumen para informarse constituyen un elemento determinante para el futuro de una sociedad. Esos contenidos se vuelven narrativas que incorporan para la construcción de sentidos comunes, y resultan la principal materia prima para la toma de decisiones de cada sujeto en todo lo que hace a la vida pública.

El problema entonces es el siguiente: a medida que Musk se consolida como actor propiamente político en la escena pública norteamericana, con indiscutible protagonismo, mayores son sus intereses particulares respecto de cada uno de las disputas y vaivenes en los cuales adopta posicionamientos parciales. A mayores intereses particulares de Musk en el tablero político, aumentan sus incentivos para configurar los algoritmos de X en pos de manipular la opinión pública a favor de fortalecer dichos intereses. Mi planteo, cabe señalar, no supone necesariamente un rechazo a las posturas de Musk en sí mismas.

De hecho, en mi caso personal, coincido plenamente con su reclamo contra Trump por el manejo a todas luces deficiente del escándalo por los Epstein Files. Sin embargo, las coincidencias puntuales con sus posicionamientos políticos, aún por muchas que puedan ser, no niegan el conflicto de fondo. La manipulación de la información a favor de un interés particular en una de las plataformas más populares de Occidente constituye un problema grave, porque impide la pluralidad de perspectivas, deteriorando indefectiblemente la calidad del debate.

¿Cuál es la solución, entonces?

Naturalmente, es una respuesta que me escapa. Aún así, parecería sensato adoptar una actitud al menos alerta, consciente y cuestionadora al momento de interactuar con las noticias que leemos en X, procurando tener en mente estos posibles conflictos de intereses, a fin de no caer víctimas de manipulaciones que coarten nuestra capacidad de juicio.

*En Estados Unidos, el 64% de los usuarios de X utilizan la plataforma para informarse (Hootsuite, Pew Research Center, eMarketer), y el 59% de los usuarios acceden regularmente a noticias en la plataforma (Pew Research Center). Además, los usuarios de X son 73% más propensos a ser líderes de opinión (YouGov Brand Index).”

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