18/10/2025

¿De qué lado están las víctimas? La disputa que abrió el caso Chocobar

La diferencia entre Wolek y las demás víctimas de los criminales

La disputa que provoca el caso Chocobar

Con motivo de comenzar el juicio oral contra el policía Luis Oscar Chocobar, acusado de homicidio agravado en exceso del cumplimiento del deber por matar a Juan Pablo Kukoc, se reavivan las disputas entre los defensores de uno y otro lado: el lado del agente que disparó investido por la ley, y el lado del criminal que murió mientras cometía los delitos de asaltar y apuñalar a un turista y pretendía escapar ileso.

Algunos dicen que Chocobar actuó como era debido. Otros dicen que actuó mal, exageradamente. Están los simpatizantes de la ley y el orden, los de la legítima defensa, y los del respeto ante el correcto desempeño de los agentes de seguridad. Están los simpatizantes de la delincuencia, los mal llamados garantistas, los que critican un presunto “gatillo fácil”.

La visión de Wolek

La víctima de Kukoc, que estuvo a punto de morir en el Hospital Argerich, fue el ciudadano estadounidense Frank Joseph Wolek, quien recientemente ha divulgado un video dando a conocer su visión del asunto:

No estoy seguro de por qué, pero me parece que la decisión de celebrar el juicio contra el oficial Chocobar simultáneamente con el del agresor es un atrevimiento. Se comparará a alguien que fue cómplice cuando acuchillaban en el pecho casi una docena de veces a una víctima inocente, con las acciones de un ciudadano dedicado, un oficial de la ley, que trató de detener a personas peligrosas. Tal vez es un intento absurdo de igualarlos ante los ojos de la sociedad, la cultura y la ley, elevando al agresor y menospreciando al servidor público”.    

Lo que describe Wolek es terrible. Y en parte es cierto. Pero solamente en parte, porque lo que sucede en Argentina es aun peor. Los “moderados” intentan equiparar al policía que se arriesgó para proteger a un inocente contra un criminal peligroso que despreció la vida ajena con tal de cumplir su propósito delictivo. Los “extremistas” directamente completan el giro: el criminal es más importante que el policía y la víctima del delito. El criminal es la verdadera víctima por ser un marginado de la sociedad, un pobre que no tuvo oportunidades, un lamentable caso de falta de educación.

La víctima y el policía, son los exponentes del verdadero crimen: por ser pudiente uno, por ser efectivo de seguridad armado el otro, por ser burgués uno, por ser un “milico botón” el otro.

Y este discurso de tergiversación de lo bueno y lo malo, lo legítimo y lo criminal, lo aceptable y lo inaceptable, está calando hondo en la conciencia de gente que día a día se ve expuesta al peligro por vivir en la inseguridad, con un gobierno kirchnerista que premia criminales y corre la cara a las víctimas (o quizás les regala un perrito).

La visión de otras víctimas

En estos tiempos insania cultural, víctimas de criminales que debieron abatirlos para salvar su vida y sus legítimas posesiones, o como reacción ante una situación violenta no generada por ellos, asumen una posición de culpa y perdón. El médico paraguayo Lino Villar Cataldo le pidió perdón a la familia del delincuente que mató al ser atacado en la puerta de su consultorio. El panadero Gerardo Caivano pidió perdón a la familia del delincuente que mató tras ser atacado mientras lavaba la camioneta de su padre. Y así, hay casos donde quien se defiende tiene que pedir perdón a la familia de quien ataca. Y no solo eso: la familia del criminal se cree con derecho a exigir arrepentimientos y piden justicia para el criminal y castigo para la víctima. El mundo del revés existe, y se encuentra en Argentina.

Explicar y enseñar la diferencia

La diferencia entre Wolek y las demás víctimas es que el primero tiene en claro quién es víctima y quién es victimario, quién merece condecoración y quién merece castigo. Es indispensable para una sociedad libre y segura que sus individuos sepan identificar correctamente agresores y agredidos, y velen siempre por los intereses de los agredidos. Tiene que explicarse hasta el cansancio a las víctimas de los criminales que no deben pedir perdón por querer defenderse y vivir, ni ante la sociedad, ni ante su familia, ni ante nadie. Que no es pecado matar al culpable antes que el culpable liquide al inocente.  

Ni la ley ni la cultura tienen que confundir crimen con la defensa y protección ante un crimen. No pidan perdón, pidan honores por el bien que han hecho.  

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