05/11/2025

Cuarenta mil musulmanes sembraron una semilla por la paz en el mundo (antes de los ataques de la ultra-derecha)

En medio de una creciente oleada de ataques xenófobos propiciados y ejecutados por partidarios de extrema derecha contra mezquitas y objetivos musulmanes en el Reino Unido, Visionliberal rescata el mensaje de paz, amor y reconciliación que más de 40 mil musulmanes de la comunidad Ahmadía dieron el pasado 30 de julio en las afueras de Londres.

Éste es el testimonio del imán Marwan Gill, presidente de la comunidad musulmana Ahmadía en la Argentina, quien estuvo presente como representante espiritual de su comunidad en nuestro país.
Las manifestaciones estallaron en Southport, después de que en redes sociales se propagaran rumores –difundidos por influencers de extrema derecha– sobre la nacionalidad y religión del presunto agresor que mató a tres niñas el lunes en esa ciudad, en el noroeste del país.

La información falsa aseguraba que el sospechoso, Axel Rudakubana, era musulmán y solicitante de asilo, y que había cruzado en un bote el canal de la Mancha. A pesar de que después se conoció que el presunto atacante en realidad nació en Gales de padres ruandeses, las protestas se extendieron rápidamente por todo el país y los agitadores atacaron mezquitas.

En las afueras de Londres (Reino Unido), el 30 de julio, más de 40.000 musulmanes se reunieron para rezar y abrigar juntos por la paz en el mundo. Bajo el lema “Oraciones por la paz, Voces por la paz”, las delegaciones de más de cien países se congregaron durante tres días para la convención internacional de la Comunidad Musulmana Ahmadía, denominada “Jalsa Salana”. Este encuentro anual es el más importante de su género en Europa Occidental y no es una reunión cualquiera.

A lo largo de la convención, los fieles participaron en oraciones, diálogos y debates estratégicos para abordar la acuciante necesidad de promover la convivencia pacífica en nuestras sociedades. El orador principal de la conferencia fue Su Santidad Mirza Masroor Ahmad, Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía, quien expresó su preocupación por la situación global. El Jalifa advirtió en sus discursos que las políticas partidarias de las grandes potencias y los sistemas políticos y económicos injustos que han prevalecido en gran parte del mundo están desencadenando una marea de desigualdad cada vez mayor, que a su vez está alimentando la inestabilidad y la inseguridad mundial.

Al mismo tiempo, exhortó que sin establecer los principios de justicia en nuestras relaciones no se podrá alcanzar la paz. Mientras las guerras desde Ucrania hasta el Medio Oriente siguen amenazando la armonía mundial, el líder espiritual subrayó el fracaso de los líderes políticos a la hora de priorizar la santidad de la vida y el bienestar de la humanidad.

Para nosotros, como fieles de la Comunidad Ahmadia, es fundamental no solo orar por la paz, sino que expresar este anhelo también por medio de acciones concretas. Leemos en el Sagrado Corán que Dios no cambia el estado de un pueblo hasta que ellos mismos no se reformen. En este sentido, el propósito principal de esta convención es que los participantes nutran su espiritualidad interior con el fin de cumplir luego el rol como pacificadores en sus entornos. Estamos convencidos que la convivencia armónica entre diversos pueblos es posible, pero su alcance requiere ciertos sacrificios y esfuerzo permanente.

El término “Yihad”, que es a menudo malentendido en algunas partes del Occidente, no es la guerra bélica de un creyente contra los no musulmanes, sino su lucha constante contra su propia maldad y vicio. El fundador del islam, el profeta Muhammad, aclaró que la mejor expresión del “Yihad” es proclamar la palabra veraz ante un gobernante tiránico e injusto. Es decir, un creyente debe alzar su voz a favor de la justicia, aunque eso pueda perjudicar sus propios intereses y relaciones. Asimismo, enseñó el profeta Muhammad a sus seguidores que un musulmán debe desear para el otro lo que desea para sí mismo.

En resumen, en un mundo marcado de conflictos y divisiones, encuentros como Jalsa Salana ofrecen una chispa de esperanza de lo contrario. La convención brilla como un faro de paz, hermandad universal y respeto mutuo, iluminando un camino hacia un destino más humano y armonioso. Una senda que requiere diálogo, comprensión y, sobre todo, el compromiso compartido de construir puentes, no muros.

Por supuesto, estamos conscientes que aun queda mucho por hacer y esta convención representa una gota en medio de un océano. No obstante, como adeptos de una comunidad cuyo fundador, Su Santidad Mirza Ghulam Ahmad (1835-1908), ha proclamado ser el Mesías Prometido creemos que es nuestro deber seguir sembrando semillas, aunque no veamos sus frutas inmediatas.

Compartir:

Más publicaciones