A medida que se acercan las elecciones legislativas, la incertidumbre y las estrategias de desgaste político pueden generar volatilidad, pero la solvencia del Estado y del BCRA brindan herramientas para enfrentar los desafíos y mantener el rumbo hacia la estabilidad económica. Aldo Abram, de Libertad y Progreso, revela los desafíos que enfrenta ahora el Gobierno nacional.

Una potencial desestabilización económica por motivos internos, tiene mínima probabilidad de ocurrir. Eso no implica que no tengamos una mayor volatilidad en la medida que se acercan las elecciones legislativas. En todo el mundo, los comicios suelen generar incertidumbre y más en un país con la historia de inestabilidad de Argentina.
Por otro lado, también es cierto que hay sectores políticos, gremiales, empresariales, intelectuales y profesionales que, durante décadas, consiguieron privilegios, protecciones y subsidios (que no van justamente a los pobres) a costa del bienestar del resto de la sociedad, que saben que los perderán en la medida que se profundice el actual cambio de rumbo.
Así que sería lógico esperar que aprovechen estos meses para desgastar la imagen del gobierno para que, junto a sus aliados, tengan la peor elección posible; ya que, eso, acotaría la posibilidad de avanzar en las reformas que los perjudicarían.
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Los instrumentos que pueden usar para erosionar al oficialismo dependen de cada uno de esos sectores. Por ejemplo, si tienen capacidad de movilización de gente o acceso a los medios o a presentar proyectos de ley que generen dudas respecto a la voluntad de los argentinos de mantener en el tiempo la solvencia fiscal y del Banco Central (BCRA).
El gobierno tiene los instrumentos para enfrentar estos embates, como el veto ante el avance de leyes que imponen gastos que no sean financiables.
Además, a diferencia de otros períodos preelectorales, tenemos un Estado solvente, que no necesita financiar excesos de gasto e incluso puede enfrentar los vencimientos de deuda; por lo que solamente tiene que refinanciar los vencimientos de capital, o sea no necesita aumentar su endeudamiento.
Cuanto menor la dependencia del financiamiento, mayor es la solidez de la economía para enfrentar los aumentos de incertidumbre preelectoral.
En tanto, la prioridad del BCRA ha dejado de ser financiar al gobierno y puede concentrarse en su prioridad, buscar una mayor estabilidad y confiabilidad del peso. No sólo eso, esta gestión lo recibió casi quebrado y, hoy, ha recuperado el mínimo de solvencia necesario como para poder manejar la política monetaria, en función de darle más estabilidad a nuestra moneda.
[Sobre tornillos, opiniones, algoritmos y la difícil tarea de auscultar lo que piensan otros] por @ABENEGASLYNCH_h
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Las encuestas de opinión, aunque útiles para captar tendencias generales, enfrentan limitaciones epistemológicas debido a la singularidad humana, lo que las aleja… pic.twitter.com/wfTuFE78sM
Por todo lo explicado, es previsible que haya volatilidad preelectoral; pero nada grave. De hecho, si el resultado de las elecciones confirma la decisión de los argentinos de mantener el cambio de rumbo, la economía premiará a los que apostaron a que Argentina puede ser un país normal.



