Los habitantes de Villa Inflamable, en Avellaneda, reportaron que el arroyo Sarandí apareció teñido de rojo, despertando alarma en la comunidad. Autoridades municipales y provinciales tomaron muestras del agua y confirmaron la presencia de anilina, una sustancia utilizada en la industria textil y de curtiembre. Las sospechas apuntan a una posible descarga ilegal de una fábrica o depósito cercano. Facundo Menem, abogado y profesor en la UCA, escribe en el siguiente artículo sobre el teorema de Coase, y como aplicarlo en esta situación en particular. Y recomienda que el gobierno facilite las condiciones para que pueda haber una negociación entre las partes.

El reciente episodio de contaminación en el arroyo Sarandí, donde las aguas se tiñeron de rojo y desprendieron un olor nauseabundo, ha vuelto a poner de manifiesto los problemas ambientales en la zona. Este incidente, que no es el primero según los vecinos, plantea una interesante oportunidad para analizar la situación a la luz del teorema de Coase, un concepto clave en la economía ambiental que desafía la visión tradicional de los problemas de contaminación.
El enfoque tradicional vs. la visión de Coase
Comúnmente, los problemas de contaminación se ven de manera unilateral: una empresa (como una curtiembre) contamina y afecta a los vecinos. La solución lógica parece ser que la empresa deje de contaminar, o que el Estado intervenga para forzarla a hacerlo. Sin embargo, Ronald Coase, en su influyente trabajo, nos invita a repensar esta visión. Como él mismo señaló: “El problema se formula comúnmente como uno en el que A ocasiona daño a B y lo que tiene que decidirse es: ¿Cómo se puede restringir a A? Pero esto es erróneo. Estamos tratando un caso de naturaleza recíproca. Evitar daño a B infligiría un perjuicio a A. La cuestión real que debe decidirse es: ¿Debe permitirse que A dañe a B o que B dañe a A? La cuestión es evitar el daño mayor”.
Esta cita subraya que, en realidad, la situación es de interdependencia. No se trata simplemente de un victimario y una víctima, sino de dos partes cuyas acciones se afectan mutuamente. La curtiembre, al producir cuero, genera contaminación; los vecinos, al vivir cerca del arroyo, sufren las consecuencias. Cualquier solución debe considerar a ambas partes.
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¿Qué implica el Teorema de Coase?
El teorema de Coase argumenta que, en un escenario donde los costos de transacción son bajos y los derechos de propiedad están claramente definidos, las partes involucradas en una externalidad (como la contaminación) pueden llegar a una solución eficiente a través de la negociación, sin necesidad de la intervención del Estado. En esencia, lo que importa es que se definan los derechos, no necesariamente a quién se le asignan inicialmente, ya que la negociación llevará a una asignación eficiente de los recursos. Es decir, la clave es entender la reciprocidad del problema.
El caso del arroyo Sarandí a la luz de Coase: Un problema recíproco
En el caso del arroyo Sarandí, tenemos una clara externalidad negativa: las curtiembres contaminan el arroyo, afectando a los vecinos. Para aplicar el teorema de Coase, necesitaríamos lo siguiente:
- Definición de derechos de propiedad: ¿Quién tiene derecho a qué? ¿Las curtiembres tienen derecho a verter residuos en el arroyo, o los vecinos tienen derecho a un arroyo limpio? Este es un punto crucial.
- Bajos costos de transacción: ¿Pueden los vecinos y las curtiembres negociar fácilmente? En la realidad, los costos de transacción suelen ser altos cuando hay muchas partes involucradas. En este caso, la negociación entre los vecinos y las curtiembres no parece ser imposible.

Si estos dos requisitos se cumplieran, podríamos imaginar una situación en la que:
- Si los vecinos tuvieran el derecho a un arroyo limpio, podrían negociar con las curtiembres para que éstas redujeran su contaminación a cambio de una compensación económica. Los vecinos estarían “dañando” a las curtiembres al exigir que reduzcan la contaminación, ya que esto puede generar un costo para la curtiembre.
- Si las curtiembres tuvieran el derecho a contaminar, los vecinos podrían ofrecerles dinero para que éstas invirtieran en tecnologías más limpias o redujeran su producción. Los vecinos estarían “dañando” a las curtiembres al no permitir que continúen operando como lo hacían, y las curtiembres “dañan” a los vecinos al contaminar.
En ambos casos, la negociación llevaría a una solución eficiente, donde los costos y beneficios de la contaminación se equilibren de manera óptima, considerando a ambas partes como causantes del problema. Es decir, el problema no es que solo las curtiembres contaminan, sino que también hay gente viviendo cerca del arroyo. El teorema de Coase sigue siendo relevante porque nos recuerda que la intervención del Estado no siempre es la única solución a las externalidades.
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✍️ Ambos escribieron una columna de opinión sobre la economía del país -en La Nación e… pic.twitter.com/w1D3iwZ7Pj
En algunos casos, la negociación entre las partes puede ser más eficiente. También nos hace entender que la visión del problema debe ser recíproca y no unilateral. En el caso del arroyo Sarandí, este enfoque puede servir para identificar soluciones que resulten más efectivas y eficientes en términos de costo-beneficio, y que promuevan que los actores privados tomen responsabilidad por su impacto en la sociedad y el ambiente.
Aunque las condiciones para la negociación son complejas, la idea de que las soluciones pueden venir de la interacción entre los actores afectados, reconociendo la naturaleza recíproca del problema, es una idea a tener en cuenta. En este caso, se recomienda que el gobierno facilite las condiciones para que pueda haber una negociación entre las partes, y que sea transparente en la determinación de los derechos de propiedad, con el fin de poder generar soluciones eficientes para el problema de contaminación del arroyo Sarandí.



