Por suerte nuestros gobiernos son veloces para tomar decisiones en los momentos críticos. Señoras y señores, hay que ser agradecidos cuando la situación lo amerita. Tras apenas ocho meses de transitar una pandemia que ha llevado a la tumba a unos 50.000 españoles, España ha finalmente anunciado que reducirá el IVA de las mascarillas del 21% al 4%.
Teniendo en cuenta que el gobierno ha impuesto el uso del susodicho artilugio en forma compulsiva, la verdad, hubiera estado bueno que redujera el IVA un poco antes. Pero bueno, “nunca es tarde”. Y lo cierto es que, si más adelante se les ocurre implantar el uso de mascarillas de por vida como condición ineludible para salir a disfrutar de un paseíllo al aire libre, al menos tendremos el consuelo de pagar un poco menos de IVA por el trapito en
cuestión.

La medida había sido propuesta por Inés Arrimadas, líder de Ciudadanos, en el mes de junio.
Pero tanto el PSOE como Unidas Podemos, las dos coaliciones de izquierda, se opusieron.
“Bueno, hombre, ¡que una cosa es tomar medidas para frenar el virus, y otra cosa muy distinta que nos baje la recaudación!” Te hago la cuenta: 50 millones de mascarillas vendidas por día son 1500 millones de euros de recaudación anual, que no está para quedarse sin ese dinero así como así“!
Y allí a los genios gobernantes se les ocurrió una excusa fantástica.
La culpa era de la Unión Europea. Y ahí salió María Jesús Montero, ministra de Hacienda, a argumentar que el gobierno no podía bajar el IVA de las mascarillas porque ello estaba prohibido por el reglamento comunitario. (Vale, que en general no les importa mucho esto de los reglamentos comunitarios, pero en esto sí que fueron prolijitos y escrupulosos).
No obstante, la ministra cometió un error de cálculo: aseguró que, si la Comisión Europea lo aprobaba, bajaría el IVA de las mascarillas. Tal vez confiaba en una firme denegatoria, pero aun cuando le llevó unos cuantos meses, los parsimoniosos burócratas de Bruselas dieron una especie de “visto bueno”: confirmaron que la legislación actual impide modificar el IVA de las mascarillas, pero que, dadas las circunstancias, no abrirían ningún procedimiento sancionador a España.

Convengamos que eso ya “se sabía”: Otros miembros de la Unión Europea ya habían tomado medidas de reducción o directa eliminación del IVA en las mascarillas. Tal es el caso de Portugal, Francia o Alemania, con reducciones del tributo, o bien Italia, Bélgica y los Países Bajos con su eliminación. Y por supuesto, la Comisión Europea no puso en marcha ninguna investigación sobre las decisiones de todos estos países.
En definitiva, superados los obstáculos “comunitarios”, ya no quedó mucho margen de maniobra y finalmente se aprobó la mentada reducción, que por fortuna habrá de llevar ahora un poco de alivio a los bolsillos de los sufridos contribuyentes españoles.
No estaría mal que este Estado todopoderoso que tan amorosamente dice cuidarnos dejara de meternos la mano en la billetera cada vez que compramos un alcohol en gel o un botellón de lavandina. Podrían ser un poco menos “obvios” en que lo de “cuidar” a los habitantes es, a la argentina, “puro chamuyo”.
Mientras redactamos estas líneas leemos las promisorias noticias de Pfizer sobre una posible vacuna. Vale destacar que Pfizer no recibió ningún subsidio gubernamental para su investigación. Una vez más, te salvará el mercado.