La Libertad Avanza se perfila como favorito para las elecciones de 2025, impulsado por la baja de la inflación y una sólida estrategia de austeridad y apreciación del peso. Sin embargo, crecen las críticas por la insostenibilidad del modelo cambiario y la paralización de obras públicas, que podrían complicar su camino hacia la reelección en 2027. Marcelo J. García, director para las Américas de la consultora de riesgo político Horizon Engage, analiza la situación en el siguiente artículo.

Artículo publicado en Buenos Aires Herald. La opinión general es que el partido La Libertad Avanza del presidente Javier Milei ganará las elecciones intermedias de este año. La mayoría de los argentinos votaron por Milei para reducir la inflación, y esta se está desacelerando, lenta pero firmemente. La estrategia se basa en dos pilares: la política fiscal de austeridad drástica y la política cambiaria de apreciación del peso, que ayuda a mantener el tipo de cambio bajo. Pero se están consolidando otros dos consensos: que estos dos pilares son difíciles de sostener.
El plan electoral de Milei para el próximo año avanza según lo previsto. El presidente se está convirtiendo en el único líder del centroderecha en Argentina, mientras su partido, La Libertad Avanza, destroza al partido PRO del expresidente Mauricio Macri como un comecocos. Su probable coalición en la provincia de Buenos Aires para las elecciones provinciales de septiembre y las nacionales de octubre estará liderada por el color violeta —el del partido gobernante— y es probable que también incluya a algunas facciones de la centrista Unión Cívica Radical (UCR).
Este segmento de la clase política se alinea con Milei porque el presidente sigue estando del lado correcto de la opinión pública. Tras cinco meses consecutivos de caída, la confianza pública en el gobierno mejoró un 5 % en mayo, según el índice elaborado por la Universidad Di Tella. Desde que Milei asumió la presidencia, ha existido una correlación directa entre la caída de la inflación y el mantenimiento de su popularidad. Mayo no fue la excepción: la cifra de abril publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) fue del 2,8 %, tras el 3,7 % de marzo, a pesar de que el gobierno levantó la mayoría de las restricciones al mercado cambiario.
A menos de cinco meses de las elecciones intermedias, nada parece impedir un buen resultado para el gobierno. Pero Milei 2025 ya debería empezar a pensar en Milei 2027, el político que necesita ganar la reelección.
Un consenso que se está construyendo contra Milei es que la apreciación del peso, que obstaculiza la acumulación de reservas del Banco Central, es insostenible. Ricardo Arriazu, un economista a quien Milei admira y que admira a Milei, dijo esta semana que el país debería tener US$100 mil millones en reservas internacionales y que no entendía la insistencia del gobierno en no comprar ahora que el tipo de cambio está cerca de la mitad de la banda de flotación. Alfonso Prat-Gay, quien fue ministro de Economía bajo Macri, también advirtió que “el superávit fiscal es bueno, pero el superávit externo [cambiario] es crucial”, dados los pagos de deuda que enfrenta el país en los próximos años. El economista Martín Rapetti, a quien Milei desprecia, mostró cómo las economías de la región con regímenes cambiarios similares a Argentina, como Perú y Uruguay, tienen reservas que suman entre el 20% y el 30% de su PIB. La relación reservas-PIB de Argentina es del seis por ciento.
[Argentina regresa al mercado de capitales con éxito y emite su primer bono en moneda local desde 2017]
— Visión Liberal (@vision_liberal) May 30, 2025
Con un bono de 1.000 millones de dólares y un cupón del 29,5% a cinco años, el gobierno de Javier Milei atrae 146 ofertas de inversores extranjeros, consolidando la confianza… pic.twitter.com/A5wDXlLzwY
Milei ignora este consenso y cree que demostrará que todos están equivocados. El secretario de Hacienda, Pablo Quirno, declaró esta semana que acumular reservas “no es una preocupación diaria” para el gobierno.
El segundo consenso que se está generando en contra del programa de Milei son las críticas a la paralización de las obras públicas. Esta semana, el gobernador de la provincia de Río Negro, Alberto Weretilneck, amenazó con demandar al gobierno federal por no mantener dos carreteras federales —la RN22 y la RN15— que cruzan la provincia de este a oeste y de norte a sur, respectivamente. El gobierno federal «desconoce y no le importan los problemas de los habitantes de nuestras provincias», acusó Weretilneck, quien hasta ahora mantenía una buena relación con la administración de Milei.
La inversión del gobierno federal en obras públicas fue del 0,1 % del PIB en los primeros cuatro meses del año. Antes de que Milei asumiera el cargo, era cuatro veces mayor. Hace una década, era nueve veces mayor.
Todas las provincias están sufriendo, de una forma u otra. Otro grupo de gobernadores se quejaba la semana pasada en un gran evento minero celebrado en Buenos Aires, Arminera. La minería es una de las grandes esperanzas de la economía argentina y una fuente potencial de los dólares estadounidenses que el país necesita desesperadamente para garantizar la estabilidad. En 2024, el país exportó una cifra récord de 4.700 millones de dólares en productos mineros, pero las proyecciones de la Secretaría de Minería indican que esa cifra podría triplicarse para 2030 y quintuplicarse para 2035, impulsada principalmente por el litio y el cobre.

Pero hace dos semanas, un representante del gigante minero Barrick Gold declaró en un evento empresarial que, dada la falta de infraestructura en este lado de la frontera, una empresa extranjera que busca estos minerales probablemente optaría por Chile. Esto alertó a los gobernadores mineros: “El gobierno federal debe entender que debemos trabajar juntos en infraestructura, porque las carreteras no se construirán solo con inversión privada”, criticó duramente el gobernador de la provincia de Mendoza, Alfredo Cornejo, miembro de la UCR que busca una buena relación con Milei. Otros gobernadores se hicieron eco de sus palabras. Sus voces podrían hacerse más fuertes con el tiempo.