La democracia, aunque se vende como sinónimo de libertad y justicia, no garantiza un buen gobierno por sí sola. Sin instituciones sólidas, contrapesos efectivos y ciudadanos informados, el poder del pueblo puede derivar en una tiranía de las mayorías que aplaste los derechos individuales. Desde los colapsos de Cuba y Venezuela hasta las advertencias ignoradas en México, la historia nos enseña que la indiferencia ciudadana es el combustible de los tiranos. Es hora de despertar, actuar y construir una libertad que proteja a todos, especialmente al individuo. Tercer entrega de Ladies of Liberty Alliance, de la mano de María José Salinas

¿Democracia? Suena bien. Pero cuidado.
Nos han enseñado a creer que la democracia, por sí sola, es sinónimo de buen gobierno, de libertad, de justicia. Pero la historia –y los hechos recientes– nos han demostrado que no hay nada más peligroso que una mayoría votando sin límites. Porque la democracia no es garantía de que un país esté bien gobernado. De hecho, sin instituciones sólidas, sin contrapesos, sin ciudadanos conscientes, la democracia puede convertirse en una tiranía.
¿Qué es realmente la democracia?
La palabra democracia viene del griego demos (pueblo) y kratos (poder): el poder del pueblo. Suena bonito. Pero en la práctica, muchas veces significa simplemente que la opinión de la mayoría se impone, sin importar si esa decisión es justa, razonada o respetuosa de los derechos de las minorías. ¿Y si no eres mayoría, tu voz no cuenta?
¿Quién protege a la minoría más pequeña que existe? El individuo.
🇻🇪 [María Corina Machado: la estratega que está derrotando una dictadura] 🇻🇪
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✊ La historia reciente de Venezuela ha dado un giro inesperado. Lo que parecía una dictadura inquebrantable hoy muestra señales de debilitamiento gracias a la estrategia liderada por @MariaCorinaYA y… pic.twitter.com/ylq1dBZ9LN
Por eso, la democracia sin límites puede degenerar en una tiranía de las masas. Y por eso, los romanos –mucho antes que nosotros– comprendieron que no bastaba con el voto popular: había que estructurar una república, es decir, un sistema donde existieran poderes separados, capaces de limitarse entre sí.
¿Qué es una república?
Una república es un modelo de gobierno donde el poder no está concentrado en una sola persona ni en una sola mayoría. Se divide en tres poderes: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. Cada uno debe ser autónomo y funcionar como contrapeso del otro. Especialmente el Poder Judicial, cuya principal labor es proteger a los ciudadanos del Ejecutivo, en caso de que este se extralimite. ¿Ejemplos? Cuando un presidente populista decide expropiar propiedades, vacunar selectivamente, militarizar instituciones civiles o destruir ecosistemas naturales, es el Poder Judicial el que puede intervenir mediante amparos, resoluciones y límites constitucionales.
¿Y cómo no lo vimos venir?
Los cubanos advirtieron a los venezolanos sobre Chávez. Dijeron que sonaba a Fidel. Pero los venezolanos no lo creyeron. “Tenemos petróleo”, decían. “Somos ricos”. Hoy, Venezuela es uno de los países con más pobreza, inflación y migración del continente.
Los venezolanos advirtieron a los mexicanos sobre López Obrador. Dijeron que su discurso era el mismo. Pero muchos mexicanos pensaron que eso aquí no podía pasar. “Estamos al lado de Estados Unidos”, decían.
Y sin embargo, aquí estamos.
🇧🇴 [Del sueño constitucional al colapso: Bolivia en modo Mad Max] 🇧🇴
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‼ En un escenario que recuerda al universo distópico de Mad Max, Bolivia enfrenta una crisis sistémica marcada por la escasez de combustibles, la falta de divisas y un colapso institucional.
⛽ La gasolina,… pic.twitter.com/t7MpRZQrwO
Cuba y Venezuela: datos que duelen
Cuba, antes del socialismo, tenía uno de los PIB per cápita más altos de América Latina. Hoy, el salario promedio es de apenas 17 dólares mensuales y más del 70% de la población vive en pobreza.
Venezuela, en 1999, era la cuarta economía de América Latina. Hoy, más del 90% de la población vive en pobreza y más de 7 millones de venezolanos han huido del país.
¿Y a dónde huyen los cubanos y venezolanos?
A países con más libertad. Muchos llegaron a México, que aún conservaba algo de institucionalidad. Y ellos reconocieron de inmediato el discurso. “Esto ya lo vivimos”, dijeron. Pero otra vez, no les creímos.
El sueño americano (aunque lo odien)
Es curioso cómo muchos de los que critican al “imperialismo yanqui” sueñan con migrar a Estados Unidos. No por su territorio, sino por su libertad económica, su Estado de Derecho, su respeto a la propiedad privada. Eso que tanto odian los populistas de izquierda y de derecha.
Sí, también la libertad en EE.UU. está amenazada por otro tipo de populismo: el nacionalismo autoritario de derecha. Pero ese será tema de otro artículo.
Las mujeres también somos clave en esta lucha
En este despertar cívico, las mujeres juegan un papel fundamental. Históricamente hemos sido pilar en las transformaciones sociales más importantes, y hoy no es la excepción. Una de las organizaciones internacionales que impulsa esta conciencia y acción desde una perspectiva de libertad individual y liderazgo femenino es Ladies of Liberty Alliance (LOLA), un espacio que conecta a mujeres de todo el mundo interesadas en promover el pensamiento liberal clásico, la educación en libertad y la defensa de los derechos individuales.
Yo tengo el honor de ser líder del capítulo en Guanajuato, México, y sé que hay muchas mujeres allá afuera con ideas, convicciones y ganas de sumar. Si tú eres una de ellas y te interesa abrir un capítulo de LOLA en tu ciudad o país, puedes escribir directamente a la página oficial: www.ladiesofliberty.org. Porque la libertad también se construye con nosotras.

Conclusión: cuando el pueblo pierde el miedo
Durante años nos han dicho que no opinemos de política, de religión ni de fútbol. Pero sólo una de esas tres define el futuro de tu país. La política importa. Y guardar silencio mientras destruyen las libertades que costaron siglos construir, es complicidad.
México es un país lleno de vida, de cultura, de gente trabajadora y paisajes inigualables. No lo dejemos caer por apatía, miedo o ignorancia.
La indiferencia ciudadana es el combustible del tirano. Pero cuando el miedo ya no paraliza sino que empuja a actuar, es el poder quien comienza a temerle al pueblo.
“Cuando el gobierno teme al pueblo, hay libertad. Cuando el pueblo teme al gobierno, hay tiranía”
— Thomas Jefferson



