06/11/2025

Israel tiene decidido atacar Irán: las tres estrategias que pone sobre la mesa

Israel está reevaluando las opciones militares tras los cambios regionales y el renovado compromiso de Estados Unidos, con tres posibles escenarios: un ataque en solitario, una operación coordinada con apoyo estadounidense o una campaña conjunta con aliados occidentales.

Artículo publicado en Ynet. Dos acontecimientos paralelos ocurridos —uno en Siria y otro en Washington— han reavivado la persistente amenaza de Israel de atacar el programa nuclear iraní. Mientras los funcionarios de defensa israelíes reevaluan sus opciones, se vislumbran tres escenarios distintos sobre el desarrollo de dicha misión.

El primer acontecimiento fue el colapso del régimen de Assad en Siria, que permitió a la Fuerza Aérea Israelí destruir gran parte de la sofisticada y densamente desplegada red de defensa aérea siria. La operación abrió un corredor estratégico hacia Irán que previamente se había considerado demasiado peligroso para los aviones de guerra israelíes.

El segundo fue la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales estadounidenses. En cuestión de semanas, Trump descongeló la crucial ayuda militar estadounidense a Israel, incluyendo municiones retenidas por la administración Biden. También lanzó una nueva iniciativa diplomática destinada a frenar las ambiciones nucleares de Irán, un cambio drástico casi una década después de retirarse del acuerdo nuclear de 2015, con el firme apoyo del primer ministro Benjamin Netanyahu.

Si bien Trump no ha dado luz verde a Israel para un ataque, el renovado impulso ha vuelto a poner de relieve la posibilidad de una acción militar. Según informes, los líderes israelíes están considerando tres escenarios principales:

Durante el último año, Israel ha demostrado su capacidad para penetrar profundamente en territorio iraní, atacando objetivos militares estratégicos incluso en las remotas regiones orientales del país. Estas misiones han demostrado el alcance operativo de Israel y han puesto de manifiesto las debilidades de las defensas iraníes.

Sin embargo, un ataque a gran escala contra las instalaciones nucleares de Irán sería mucho más complejo y arriesgado. Los pilotos israelíes tendrían que atravesar casi 2.000 kilómetros de espacio aéreo iraní, atacar instalaciones fortificadas y profundamente enterradas, y regresar, todo ello sin cobertura aérea ni apoyo de inteligencia estadounidense.

Javier Milei, este miércoles, en la Knesset israelí.

Un ataque unilateral también aumenta el riesgo de represalias. Irán podría responder con salvas masivas de misiles guiados de precisión y drones explosivos dirigidos contra la infraestructura militar y civil israelí. Incluso si la defensa aérea multicapa de Israel, reforzada por las baterías THAAD estadounidenses, intercepta la mayoría de las amenazas, una pequeña brecha podría perturbar gravemente la vida cotidiana y las operaciones militares. Hezbolá en el Líbano y otros representantes iraníes en Siria y Yemen también podrían sumarse a la lucha, abriendo frentes adicionales y abrumando las defensas de Israel.

Un escenario más realista implica la coordinación previa al ataque con Estados Unidos, especialmente en el ámbito de la defensa aérea. Israel podría notificar al Comando Central de EE. UU. (CENTCOM) con antelación, lo que permitiría el despliegue de sistemas defensivos estadounidenses y la planificación estratégica para proteger el espacio aéreo israelí de represalias. Este enfoque no requeriría una participación activa de Estados Unidos en el ataque en sí, sino que dependería de un acuerdo político previo y de luz verde para volar a través de corredores aéreos regionales que ahora son más accesibles tras las exitosas operaciones de Israel en Siria.

Esa cooperación fortalecería las defensas de Israel, especialmente contra ataques en múltiples frentes, y garantizaría un escudo antimisiles más amplio que incluya sistemas Arrow, David’s Sling, Iron Dome y más nuevos sistemas de intercepción láser.

La opción más ambiciosa, y actualmente la menos probable, es una operación multinacional liderada por Estados Unidos con el apoyo de otros aliados occidentales y regionales. Países como el Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Grecia han participado previamente en ejercicios aéreos conjuntos con Israel y podrían contribuir a un ataque coordinado.

Sin embargo, la debilitada posición internacional de Israel tras la guerra en Gaza y las persistentes tensiones por la cuestión palestina hacen que este escenario sea políticamente improbable. Un ataque multinacional requeriría que Israel ofreciera concesiones diplomáticas, posiblemente incluyendo el fin de la guerra en Gaza y pasos hacia una solución política con los palestinos, una medida improbable bajo el actual gobierno israelí. Aun así, un ataque de una amplia coalición aumentaría dramáticamente las posibilidades de destruir la infraestructura nuclear de Irán y restaurar la capacidad de disuasión de Israel, que fue gravemente dañada por los ataques del 7 de octubre liderados por Hamás.

Cada uno de los tres escenarios conlleva riesgos sustanciales y distintos grados de apoyo internacional. Un ataque unilateral ofrece rapidez, pero conlleva graves consecuencias. Un ataque coordinado proporciona mayor protección, pero requiere la cooperación de Estados Unidos. Una operación conjunta podría arrojar los resultados más decisivos, pero exige un trabajo político preliminar que actualmente parece inalcanzable.

Mientras los líderes israelíes continúan evaluando sus opciones, el futuro de la región puede depender no sólo de las capacidades militares sino también de los cambios en los cálculos diplomáticos en Washington, Teherán y Jerusalén.

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