Dos semanas después de la victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses se volvió a re-calentar la guerra entre Rusia y Ucrania. El Kremlin probó, por primera vez, un misil de alcance medio y de nueva generación, minutos antes de hablar de una “guerra mundial” que desató paranoia en Occidente. El temor de EE.UU. a que se involucre Pyongyang, Reino Unido “totalmente involucrado” y una posible solución que parecía impensada: Rusia podría apelar a la sensibilidad de Trump para “ganar” la guerra.
El presidente ruso, Vladimir Putin, declaró este jueves que el conflicto en Ucrania tenía características de una guerra “global” y no descartó ataques contra países occidentales. El hombre fuerte del Kremlin habló después de un día de nerviosismo, luego de que Rusia probara un misil de alcance intermedio de nueva generación contra Ucrania, que Putin insinuó que era capaz de liberar una carga nuclear.
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, calificó el ataque como un importante aumento de la “escala y brutalidad” de la guerra por parte de un “vecino loco”, mientras que el principal partidario de Kiev, Estados Unidos, dijo que Rusia era la culpable de intensificar el conflicto “a cada paso”.
La oportunidad de Trump de marcar la historia con una paz duradera en Ucrania
Luego, en un desafiante discurso a la nación, el presidente de Rusia criticó a los aliados de Ucrania por conceder permiso a Kiev para utilizar armas suministradas por Occidente para atacar objetivos en territorio ruso, advirtiendo de represalias. En los últimos días, Ucrania ha disparado por primera vez misiles suministrados por Estados Unidos y el Reino Unido contra territorio ruso, aumentando las tensiones, ya de por sí altísimas, en el brutal conflicto que lleva casi tres años.
“Nos consideramos con derecho a utilizar nuestras armas contra las instalaciones militares de aquellos países que permiten que sus armas se utilicen contra nuestras instalaciones”, afirmó Putin. Luego, dijo que el Sistema de Misiles Tácticos del Ejército (ATACMS) enviado por Estados Unidos y las cargas útiles Storm Shadow británicas fueron derribados por las defensas aéreas de Moscú, y agregó: “Los objetivos que el enemigo obviamente estableció no se lograron”.
Al criticar la respuesta global al ataque –“prueba final de que Rusia definitivamente no quiere la paz”–, Zelensky advirtió que otros países también podrían convertirse en objetivos de Putin. “Es necesario llamar a Rusia a una paz verdadera, que sólo es posible mediante la fuerza”, afirmó el líder ucraniano. Sin embargo, un funcionario estadounidense minimizó la amenaza y dijo, bajo condición de anonimato, que Rusia “probablemente posee sólo un puñado de estos” misiles experimentales.
El ataque a Dnipro se produce apenas unos días después de que varias embajadas extranjeras cerraran temporalmente en la capital ucraniana, citando la amenaza de un ataque a gran escala.
El enviado de Rusia a Londres comentó que la utilización de misiles británicos por parte de Ucrania hacía que Gran Bretaña estaba “ahora directamente involucrada” en la guerra. Pero Karine Jean-Pierre, portavoz de la Casa Blanca, respondió que era Rusia la que estaba detrás de las crecientes tensiones, señalando el supuesto despliegue de miles de tropas norcoreanas para ayudar a Moscú a combatir una ofensiva ucraniana en la región fronteriza rusa de Kursk. “La escalada a cada paso viene de Rusia”, dijo Jean-Pierre, añadiendo que Estados Unidos había advertido a Moscú contra involucrar a “otro país en otra parte del mundo”, refiriéndose a Pyongyang.
La voracidad del Kremlin y una disputa entre Rusia y Ucrania que parece no tener fin
Lo cierto es que lo sucedido las últimas semanas son señales prometedoras para la agenda de Trump, pero ¿está Rusia dispuesta a negociar? La retórica del Kremlin sugiere que la respuesta a esta pregunta es un rotundo no. Rusia también rechazó el plan de paz de Turquía para Ucrania, que preveía la congelación de las líneas de batalla actuales, la no adhesión de Ucrania a la OTAN durante al menos diez años y el despliegue de tropas internacionales en una frontera desmilitarizada en el este de Ucrania. Estos términos reflejan fielmente el plan de paz que Trump le presentará a Putin.
Y es igualmente improbable que Trump acceda a las exageradas exigencias de Putin. Incluso los planes de paz de China y Brasil, que son amigos de Rusia, no van más allá de congelar el conflicto en las fronteras actuales. Abandonar la política de puertas abiertas de la OTAN bajo presión rusa sería un golpe a largo plazo para su credibilidad como bloque de alianza.
La llamada telefónica de Putin al canciller alemán Olaf Scholz y la apertura a las conversaciones de alto el fuego con Trump son la última manifestación de esta estrategia. Para el Kremlin, la diplomacia es una herramienta de guerra psicológica y una táctica dilatoria que facilita los avances militares.
Para detener los ataques con misiles antiaéreos ucranianos, Rusia podría apelar a la sensibilidad de Trump y su círculo íntimo. Como el asesor de seguridad nacional Mike Waltz ha destacado los riesgos de escalada asociados con el uso de misiles antiaéreos ucranianos y Trump advierte regularmente sobre la Tercera Guerra Mundial, Rusia intensificará su política de riesgo nuclear.
La manera más eficaz de cambiar el cálculo de Putin es aumentar aún más los costos de la agresión rusa. Unas sanciones más severas podrían acabar haciendo estallar la burbuja económica rusa en tiempos de guerra y degradar sus cadenas de suministro militar. Los ataques ucranianos de largo alcance podrían interrumpir la producción energética rusa y frustrar la entrada de más fuerzas norcoreanas en el frente. Ante una economía en decadencia y rendimientos decrecientes en el campo de batalla, Putin podría verse obligado a negociar de manera seria.
Rusia está decidida a sobrevivir al apoyo de Occidente a Ucrania y considera que la diplomacia es una táctica para lograr ese objetivo. Al negociar con Putin, Trump debe tener en cuenta esa realidad.