La entidad estadounidense JP Morgan, en su último informe, le dio el último espaldarazo que le faltaba al gobierno para terminar el 2024 de manera positiva. Primero, proyectó que en el tercer trimestre la economía tuvo un crecimiento del 8,5% anualizado, cuando en octubre estimó que se ubicaría en 4%. Luego, detalló que no solo la inflación continuará cayendo, sino que los alimentos, la categoría más sensible del IPC, serán los que impulsen esta reducción. Y por último, sitúa el promedio mensual de la inflación para el próximo año en “apenas” 2,5%. Aún así, la inflación y la devaluación del tipo de cambio siguen siendo protagonistas de una narrativa económica desafiante.
El último informe de JP Morgan expresa que la economía argentina atraviesa una fase compleja de ajustes macroeconómicos, donde la inflación y la devaluación del tipo de cambio siguen siendo protagonistas de una narrativa económica desafiante.
Según los datos de octubre proporcionados por la entidad estadounidense, la inflación mostró una moderación intermensual, con un aumento del 2,7% (equivalente al 193% anualizado y 107% interanual), inferior a las expectativas del mercado y del propio informe del banco (3% y 2,9%, respectivamente). Sin embargo, esta desaceleración, aunque inicialmente alentadora, se inscribe dentro de un marco estructural que mantiene tensiones latentes, tanto en el control de los precios como en la competitividad cambiaria.
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La estrategia de crawling peg (devaluación mensual programada) implementada por el gobierno de Milei, según el análisis de J.P. Morgan, podría enfrentar una reconfiguración en el corto plazo. Tras el anuncio presidencial, se prevé una desaceleración de la paridad móvil al 1% mensual si la inflación permanece cerca del 2,5% en los próximos meses. Este ajuste, según los escenarios revisados, permitiría una transición hacia un nuevo marco cambiario a finales del primer trimestre de 2025, con una inflación proyectada de 25% anual para ese año.
No obstante, este esquema plantea interrogantes sobre su eficacia como herramienta antiinflacionaria. El uso del tipo de cambio como ancla nominal en un contexto de alta inflación no solo no garantiza estabilidad, sino que además erosiona la competitividad externa. La brecha entre la devaluación mensual y el ritmo inflacionario sigue consolidando un retraso cambiario que afecta negativamente a las exportaciones, genera crecimiento en las importaciones y, distorsiona los precios relativos.
El plan de reducción de la tasa de devaluación al 1% mensual en 2025 podría agravar el problema, ya que cualquier desaceleración en el crawling peg sin una disminución sustancial de la inflación se traducirá en una pérdida adicional de competitividad cambiaria, alentando expectativas devaluatorias.
En este sentido, la estrategia parece estar condicionada a una premisa incierta: que el “marco de políticas” logre mantener la inflación bajo control.
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Sin reformas profundas y un enfoque integral que abarque una reducción mayor del déficit fiscal, la estabilidad monetaria y la credibilidad de la política económica, la economía argentina seguirá atrapada en un círculo vicioso de inflación, devaluación y pérdida de competitividad. La moderación reciente es insuficiente para alterar esta tendencia, y el riesgo de crisis sigue latente mientras no se enfrenten las causas estructurales subyacentes que demanda el marco teórico apreciado por el presidente Milei.
Además, la entidad proyecta que en el tercer trimestre la economía tuvo un crecimiento del 8,5% anualizado, cuando en octubre estimó que se ubicaría en 4%. Según explica, esas estimaciones confirman que el piso de la recesión se tocó en el segundo trimestre del año.
La empresa detalló además que no solo la inflación continuará cayendo, sino que los alimentos, la categoría más sensible del índice de precios al consumidor (IPC), serán los que impulsen esta reducción.
También recortó significativamente su expectativa para los primeros meses del año próximo. Ahora, se espera que en el primer trimestre de 2025 la inflación promedio mensual se sitúe en 2,5%, en contraste con el 3,8% mensual que se preveía hasta hace pocos meses, lo que implicará que la inflación anual hacia finales de 2025 sea “apenas” del 29%. Las buenas noticias levantan la imagen del ex empleado de JP Morgan y actual ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, quien se desempeñó como Jefe de Trading de esa empresa en el pasado.