La abogada y filósofa Joanna Gabriela Guerra entrevistó en exclusiva para Visión Liberal al influencer, analista de mercado y anarquista mexicano Lobo Tiggre, en el marco de la Conferencia Internacional de Liberty International en Dallas, Texas. La charla abarcó desde aspecto filosóficos sobre la libertad, hasta cuestiones muy prácticas como por ejemplo cómo irradiar liberalismo en países volcados hacia el socialismo, como México, Cuba, o Nicaragua.
Vision Liberal: ¿Qué significa para ti la libertad?
Lobo Tiggre: Por un lado, me parece que la libertad no debería tener sentido individual. Si uno viviría solo en una isla, no preguntaría por la libertad. Es una construcción social. Pero para no ser académico, diría que la libertad, primero, es que no me impongan reglas, ni impuestos, ni leyes. Soy anarquista, pero bonito, no pongo bombas en las carreteras. La libertad es la falta de restricciones. En general, lo máximo de libertad posible es lo mejor para el afloramiento humano. También para mí. Siendo egoísta, lo máximo de libertad que yo tenga es lo máximo para gozar mi propia vida. La ciencia económica está llena de mentirosos que no se quieren enfrentar a los hechos, pero los hechos soportan la idea de que lo máximo de libertad es lo máximo para el beneficio económico de todos.
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VL: Vamos un poco a América Latina. Países como Cuba, Venezuela, Nicaragua, México tienen grandes retos acerca de los gobiernos o políticas socialistas que son obstáculos para alcanzar la libertad económica. ¿Qué rol juegan los que abogamos por la libertad en esos países?
LT: Falta poco para poner a México y Cuba en la misma canasta. México va rumbo para allá, pero aún no llegó. Es una distinción importante. Me parece que en países como Cuba, Venezuela o Bielorrusia, donde hay, no solamente socialismo, sino que además un gobierno totalitario, muy fuerte, no es difícil convencer a la gente que hay algo malo ahí, que no les conviene y posiblemente que no es lo mejor para el país. Y sobre todo cuando uno ve que esos son los países más pobres. Pero para la gente, la mentira solo dura por un rato. En este mundo donde fluye la información, es difícil creer esa mentira.
VL: ¿Y como se puede combatir?
LT: Es efectivo ir a esos países a hablar con la gente y preguntarles: ¿Cómo se vive en este país? ¿Cómo están las cosas? He encontrado que en esos países la gente es donde más quieren saber. En los países ricos, supuestamente desarrollados, no quieren escuchar alternativas. Es muy sencillo cuando uno tiene la panza llena pensar de estos ideales que les parecen bonitos, pero cuando uno teme no poder dar de comer a sus hijos, está buscando qué funciona. No hay que enfrentarte con la policía necesariamente y ponerte de mártir, pero sí, la comunicación vale, vale el esfuerzo.
EB: Es como lo que están haciendo en Venezuela, que están cambiando a nivel personal, enfrentándose con las personas.
LT: Mientras peor se hacen las cosas, de un lado, más puede cambiar la energía. ¿Quién hubiera pensado hace dos años, que podría haber un anarco libertario cómo presidente en Argentina? No es que la gente se convenció de leer a Murray Rothbard o Ludwig von Mises, es que la realidad importa y no había dinero. Lo importante, me parece, es nunca darse por vencido, aunque las cosas se vean cada vez peor. Es como decía la Princesa Leia en Star Wars: “Perdónenme. Así es la dictadura”.
Cuando la izquierda va en mala dirección, ellos mismos alimentan el fuego de la libertad. Si eso sucedió en Argentina, puede ocurrir en Venezuela o hasta en México.
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VL: Está creciendo el movimiento liberal en México, lo que significa que estamos destapando algunos casos de corrupción y del excesivo control que está imponiendo el gobierno. ¿Cómo ves estas nuevas reglas del gobierno mexicano?
LT: Primero hay que ver qué es lo que hace Sheinbaum. Todos los políticos hacen sus promesas y dicen qué es lo que van a hacer, ahora debe cumplir. Puede ser que aunque fue una protegida de AMLO, quiera poner su propia marca en el país y hacer cosas distintas que podrían ser menos malas. México no está tan mal como Argentina o Venezuela. Posiblemente es difícil decirle a la gente que tiene menos, que trabaja más, que la libertad del mercado te va a pagar un día. Más aún si viene otro político que les dice “te vamos a regalar más tortilla”. El problema es que eso llega a su tope y explota, como en Argentina. Hay que hacer las preparaciones y difundir las ideas para cuando llegue ese momento.
Uno puede tomar medidas, trabajar, hacer dinero y agrandar la esfera de su libertad personal. Y no se tiene que esperar permiso del gobierno para hacerlo.
VL: Algo importante que pasó en Argentina es que al mismo tiempo que las cosas iban peor, creció el movimiento liberal. Argentina tiene muchísimos think tanks en todas las provincias, algo que falta en el resto de América Latina.
LT: Es interesante porque ciertamente hay voluntad, hay energía, hay dinero. Había muchos jóvenes que apoyaron en México a Vicente Fox en el inicio del siglo XXI, el primero en hablar más del mercado y negocios en México. Y los jóvenes respondieron a algo diferente, una nueva visión con más positivismo, más energía, más libertad. Él no fue ningún Milei, pero con esa poca de libertad logró lanzar un movimiento. Imagínense a alguien con mejores ideas, con más carácter.
VL: ¿Cuáles son los mayores retos que tenemos para promover la libertad?
LT: Un gran reto, y no solo en México o en los Estados Unidos, es que la la oposición no es honesta. Y hay que comprender que esto no viene siendo batalla entre “caballeros”. Esto nos afecta porque el otro lado dice que todo lo que sea un fracaso es por el mercado libre. O peor, llega alguien impuro como Fox o Trump o hasta Ronald Reagan y usan argumentos libertarios o sobre el mercado libre para luego imponen más reglamentos. El gobierno de los Estados Unidos creció cuatro veces con Ronald Reagan que prometió sacar el peso del gobierno de los hombros de los trabajadores. Debemos enfrentar ese tipo de gobiernos y alertar a la gente cuando mientan, aunque demos una mala impresión.
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VL: ¿Cómo se vería tu “mundo ideal? ¿cuáles son los elementos que necesitamos para tener ese mundo?
LT: Estoy tan viejo que casi no me atrevo a imaginar un mundo ideal. Soy anarquista, eso no quiere decir que apoyo al caos o que quiero sangre en las calles. Pero el gobierno o gobernación no requiere el Estado tal como lo conocemos ahora. Eso es otra mentira. Actualmente el Estado tal como lo conocemos es un un evento histórico reciente, sólo tiene como cien o doscientos años. Este tipo de democracia es un experimento reciente en la historia. El sistema del feudalismo uno lo critica ahora, pero es un sistema de gobernación bastante diferente a lo que tenemos y funcionaba de cierta manera. Reguló la sociedad. Lo malo es que ayudaba a las guerras. Y en la prehistoria los seres humanos, con el mismo cerebro que tenemos ahora, vivieron por miles y miles y miles de años sin ningún gobierno como lo conoceríamos ahora. Cuando uno convierte una convención social en ley, ahí entra la fuerza bruta del Estado que deshumaniza a la gente y quita la oportunidad de escoger.
La obediencia a la ley no es lo mismo que ser un buen persona. Es diferente respetar la ley que respetar la humanidad. Las interacciones voluntarias nos dan la oportunidad de escoger entre ser buenos y no simplemente obedientes robots sirvientes del Estado.