Claudia Moray, especialista en Derecho Ambiental acreditada en la Cumbre de Cambio Climático, representante activa de la delegación no oficial a la COP29 que se realiza en Bakú, Azerbaiyán, y columnista de Visión Liberal cuenta en primera persona la “cocina” del retiro de la delegación oficial argentina dispuesta por el gobierno de Javier Milei. Por qué no es verdad que la ONU suspendió las acreditaciones a los representantes del sector privado de la Argentina, como es el caso de Moray.

Especial para Visión Liberal desde Baku, Azerbaiyán. Como parte de la delegación argentina en representación de la sociedad civil, acreditada por Cancillería para participar en la COP29 en Bakú, comparto una experiencia que ha puesto a prueba nuestra capacidad de adaptación y trabajo.
El miércoles pasado, durante el transcurso de las sesiones, nos enteramos de que la delegación oficial argentina se había retirado de las negociaciones. Para muchos de nosotros, esto fue una gran sorpresa, ya que no fuimos notificados de manera oficial y desconocíamos si podríamos ingresar al predio al día siguiente, jueves, para continuar con nuestras actividades.

Afortunadamente, las cosas continuaron con relativa normalidad. Participamos de paneles, mesas de trabajo, alianzas y reuniones bilaterales para seguir intercambiando novedades y avanzar en los temas que nos convocan. Sin embargo, los desafíos no tardaron en llegar.
El martes, tras una reunión del grupo de argentinos, una colega se retiró del predio para comprar medicamentos. Al intentar regresar, descubrió que su credencial había sido dada de baja. De inmediato, dio la alerta a través del grupo de WhatsApp que habíamos formado para mantenernos organizados. La noticia nos generó preocupación, pero también activó una respuesta ágil y coordinada.
Nos comunicamos con la Secretaría, y con apoyo de distintas ONGs y organismos presentes, logramos reactivar nuestras acreditaciones, esta vez como observadores. En mi caso, la ONG Avina fue quien facilitó rápidamente mi reingreso. Gracias a esta acción veloz, el problema quedó resuelto ese mismo día, permitiéndonos continuar con nuestra participación en la COP29.
Expectativas y desafíos de Azerbaiyán: la COP de las finanzas
Hoy, algunos compañeros comenzaron a recibir notificaciones oficiales sobre la situación. En mi caso, aún no he recibido ninguna comunicación formal. Esto deja en evidencia no solo una falta de coordinación en el manejo de las acreditaciones, sino también la importancia de tener redes sólidas que permitan encontrar soluciones en momentos críticos.
Este incidente refuerza nuestra determinación de seguir trabajando, incluso frente a la incertidumbre. La lucha contra el cambio climático no puede detenerse por cuestiones administrativas, y como delegación no oficial, estamos comprometidos a seguir alzando la voz y representando los intereses de nuestro país en esta cumbre tan trascendental.
LA RETIRADA DE LA COP29, UN PROBLEMA DEL PRESENTE Y EL FUTURO
Es necesario reflexionar sobre el lugar de Argentina en el contexto de la lucha global contra el cambio climático. Si bien nuestro gobierno puede tener ciertas desavenencias con algunas partes del Acuerdo de París, hay una realidad innegable: los países que históricamente han sido los mayores emisores de gases de efecto invernadero tienen una obligación moral y ética de apoyar a las naciones en desarrollo que, aunque no contribuyen significativamente al calentamiento global, sufren de manera desproporcionada sus consecuencias.
Argentina, con aproximadamente el 0,9% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, no puede ser comparada con Estados Unidos, el mayor emisor histórico con el 14% de las emisiones globales. La postura de nuestro país es distinta a la que adoptó la administración de Donald Trump al retirarse del Acuerdo de París.

Mientras ellos representan una fracción significativa de las emisiones acumuladas, nuestra nación enfrenta graves impactos del cambio climático, como las sequías extremas que han devastado a nuestras comunidades y los incendios que, año tras año, han arrasado vastas extensiones de nuestras provincias.
Esta COP, conocida como “la COP de la finanzas”, es especialmente crucial para países como Argentina. Aquí se discuten los mecanismos de financiamiento para que los países desarrollados cumplan con su obligación de apoyar a las naciones en desarrollo. Hacia una nueva meta colectiva cuantificable de financiamiento climático (NCQG). El monto en debate es vital para que podamos adaptarnos y mitigar los efectos del cambio climático en nuestras regiones más vulnerables.
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Argentina no es responsable de esta crisis, pero la sufre. Por eso, nuestra participación en estos espacios sigue siendo esencial. En la COP29, aunque de manera independiente, seguimos alzando nuestra voz para recordar que los grandes emisores deben asumir su responsabilidad histórica y cumplir con su deber hacia las generaciones presentes y futuras.