Historia y vida de la “bruja de Wall Street”, que amasó una fortuna, pero apenas la disfrutó

Cuando Hetty Green murió, su fortuna se estimaba en más de 100 millones de dólares, lo que en términos actuales equivaldría a casi 17 mil millones. De hecho, poseía 1/498 del producto nacional bruto de Estados Unidos. Invirtió en ferrocarriles y minas, prestó dinero a ciudades como Nueva York y Chicago y fue importante en el negocio hipotecario. La primera mujer “magnate” en la historia de EE.UU., en una época en la que hombres ricos dominaban la economía. Aún así, murió siendo conocida como “la bruja de Wall Street”, por sus gestos tacaños y su forma de vestir.
Green en 1897.

Hetty Green, conocida como la ‘bruja de Wall Street’, se convirtió en la mujer más rica del mundo en el siglo XIX, pero era recordada como una tacaña y avara. La estadounidense daba consejos financieros y se destacaba por ser una gran maestra de las inversiones.

Henrietta Howland Robinson Green nació en 1834 y su madre, Abby Slocum Howland, era hija del millonario propietario de una flota ballenera, Gideon Howland. Además, su padre, Edward Mott Robinson, era socio comercial de su suegro.

De acuerdo con National Women’s History, su padre estaba molesto con no haber tenido un hijo varón al cual poder enseñarle sobre el negocio familiar. Se dedicó a trabajar y su madre se deprimió. Por lo tanto, Hetty tenía sólo dos años cuando fue enviada a vivir con su abuelo y su tía, Sylvia Ann Howland, hermana enferma de su mamá. La mujer desarrolló sus habilidades financieras a una edad muy temprana, solía pasar tiempo con su abuelo, quien le hablaba sobre asuntos financieros y la animaba a leer artículos de economía. Cuando cumplió ocho añosabrió una cuenta bancaria con cinco centavos ahorrados de asignaciones y recompensas por buen comportamiento.

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“Hetty pronto acompañaría a su abuelo y a su padre en el puerto mientras dirigían su negocio ballenero, Isaac Howland Jr. and Company”, escribió Ann O’Leary para Historic Women of SouthCoast. La joven se destacaba por prestar atención a su padre en los muelles mientras él inspeccionaba los barcos y negociaba con capitanes y comerciantes. Al notar su esfuerzo y conocimientos, le enseñó a leer los libros en la casa de contabilidad y a negociar acciones en la correduría.

Después, falleció su abuelo y el padre de Hetty se convirtió en el socio principal del negocio familiar y controlaba la parte de la herencia de su esposa. De acuerdo con O’Leary, Edward Mott Robinson le aseguró que ella sola heredaría la riqueza de sus padres y de su tía como única heredera viva de la fortuna familiar, pero la realidad fue otra. “Cuando su madre, Abby, murió en 1860 sin un testamento, todo su patrimonio de más de US$100.000 dólares pasó al padre de Abby, quien prometió dejarle el dinero a Hetty tras su propia muerte”, anotó la experta.

Se mudó a Nueva York con su padre y comenzó a trabajar con él. Juntos colaboraron en la creación de una cartera de acciones, bonos y bienes raíces. A pesar de sus grandes esfuerzos, su padre murió en 1865 y le dejó a Hetty US$900.000 y US$5 millones en fideicomiso. “Hetty quedó devastada al darse cuenta de que, aunque había sido la atenta estudiante de negocios de su padre, este no le confiaba la mayor parte de la fortuna familiar”, explicó.

Dos semanas después, su tía Sylvia murió como la mujer más rica de New Bedford con más de US$2 millones. “Se redactó un testamento que donaba un millón de dólares a organizaciones benéficas y el otro millón de dólares en fideicomiso a Hetty como inversiones que serían gestionadas por el médico de Sylvia. Hetty presentó una carta que afirmaba que ella era la heredera legal, pero los acusados afirmaron que la carta era falsificada. Años más tarde, ambas partes llegaron a un compromiso”, añadió.

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En 1867, se casó con Edward Henry Green, un empresario de Vermont que se había convertido en un millonario a sus 44 años. La mujer le hizo firmar un acuerdo prenupcial, pues tenía tendencias a la especulación arriesgada y la extravagancia. Tuvieron dos hijos, Edward y Sylvia.

Aunque su familia se resistía a darle control completo de su herencia, Hetty ideó una estrategia de inversión astuta con los recursos que podía manejar. Optó por invertir de manera contraria al mercado, comprando cuando los precios estaban bajos y vendiendo cuando estaban altos. Siempre se aseguraba de investigar, leer y cuestionar antes de tomar decisiones de inversión. Apostó por sectores como ferrocarriles, bienes raíces y bonos gubernamentales.

Para 1885, 20 años después de que su padre murió, su fortuna había crecido a US$26 millones.

De acuerdo con un artículo publicado en el sitio web de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, muchas de las historias escritas sobre ella fueron bastante sensacionalistas.

Un artículo del San Francisco Call del 26 de marzo de 1899 indicaba que ella nunca pagó impuestos, vivía en alojamientos baratos y creía tan firmemente que había una conspiración de abogados que la perseguían, que contrató a un guardaespaldas y comenzó a portar una pistola”, anotó Ellen Terrell.

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The New York Social Diary escribió que utilizaba largos vestidos negros, pasados de moda durante décadas hasta el punto en que se volvían andrajosos por el uso y la suciedad. “El 3 de julio de 1916, apenas unos meses antes de cumplir 82 años, Hetty Green murió en la casa de su hijo en West 91 Street. Se estimaba que su patrimonio ascendía a cerca de US$200 millones en ese momento, que serían unos US$17.000 millones actuales”, escribió.

“Había pasado toda su vida buscando dinero. No compró nada para ella ni para dejarle a sus hijos. Simplemente vio cómo su fortuna crecía y crecía a expensas de prácticamente todo lo demás en su vida”.

Sofía Arias Martínez para La Nación

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