Luego de que llovieran cientos de misiles balísticos sobre Tel Aviv y sus alrededores, Israel pretende atacar varias instalaciones nucleares o petroleras de Irán, pero tal acción puede entrar en conflicto con intereses israelíes y estadounidenses. Además, Teherán ha intensificado su agresión bajo la presión de representantes debilitados y alianzas tensas. Un análisis publicado en Ynetnews, el diario de mayor influencia en Israel.
Artículo publicado en Ynetnews. El ataque iraní de este martes contra Israel (180 misiles balísticos, sin víctimas mortales) significa una escalada en el conflicto en Medio Oriente, en particular debido a los sitios estratégicos que Teherán tenía en la mira. Por primera vez, los iraníes intentaron atacar lugares claves como aeropuertos y la zona de Dimona, conscientes de que sus imprecisos misiles podrían impactar en áreas civiles.
Pero el ataque fracasó en gran medida y causó pocos heridos, ya que la mayoría de los misiles fueron interceptados por la famosa “Cúpula de Hierro”. Este éxito se atribuyó a la sólida coordinación entre la Fuerza Aérea de Israel, sus defensas aéreas y el Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM).
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¿Que se espera para los próximos días?
Israel debe considerar intensificar su respuesta, no sólo debido al intento de atacar sitios estratégicos con misiles que llevan ojivas de casi una tonelada, sino también por el esfuerzo deliberado de provocar e incitar el pánico dentro del país.
Se trata del segundo ataque directo de Irán contra Israel, en el que Teherán afirma a sus ciudadanos haber atacado bases aéreas militares y sistemas de radar en un intento de inutilizar las defensas israelíes. Irán se ha convertido ahora en un objetivo principal para Israel, al igual que Gaza, Líbano y Cisjordania.
Es probable que los dirigentes iraníes anticipen una respuesta israelí y planifiquen cuidadosamente su próximo movimiento. El ataque se produjo en un momento en que Teherán enfrentaba críticas por haber abandonado aparentemente a sus aliados y debilitado su eje regional. Los recientes asesinatos del líder de Hamás, Ismail Haniyeh, en Teherán, del jefe de Hezbolá, Hassan Nasrallah, en Beirut, y de un jefe del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Iraní en el Líbano han dañado gravemente la reputación de Irán.
También, el ataque israelí del domingo contra Hodeidah, controlada por los hutíes en Yemen, podría indicar un posible ataque de represalia contra Irán, posiblemente dirigido contra sus instalaciones nucleares o petroleras. La economía de Irán depende en gran medida de las exportaciones de petróleo y gas. La respuesta mesurada de Israel al ataque con misiles iraníes en abril dejó a Teherán con la incertidumbre sobre lo que sucedió con sus sistemas de defensa aérea S-300 de fabricación rusa, que protegían lugares clave como la instalación nuclear de Natanz y el aeropuerto de Isfahán.
Sin embargo, aunque Israel busca aumentar su capacidad de disuasión, debe sopesar las preocupaciones de Estados Unidos sobre cómo evitar una guerra regional más amplia. Atacar las instalaciones nucleares de Irán podría ir en contra de los intereses tanto israelíes como estadounidenses. Un ataque de ese tipo podría empujar a Irán a acelerar sus ambiciones nucleares y desencadenar un conflicto a gran escala.
Como resultado, es probable que Israel opte por una respuesta que Washington considere apropiada, legítima y mesurada, al abordar el ataque con misiles balísticos. El interés más amplio de Israel es concluir este capítulo para centrarse en el Líbano y sus otros frentes.
Por Ron Ben Yishai