Los resultados del domingo en las elecciones de Turingia y Sajonia arrojaron datos más que preocupantes. La ultraderecha del partido AfD, heredera política del nazismo, ganó con comodidad en una región y salió segunda en otra, mostrando la renovada potencia electoral de sus propuestas.
La crisis de la gobernante coalición “semáforo” ya es inocultable, y alimenta los temores a la consolidación del voto más extremista cuando se van a cumplir 80 años de la derrota del nacional-socialismo encabezado por Adolf Hitler.
Un titular se repitió durante toda la jornada a lo largo y ancho de todo el planeta: en Alemania, un partido de ultra-derecha ganó elecciones por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. Y no es para menos. Los históricos resultados electorales en Turingia y Sajonia pintan un cuadro de una
Alemania en la que las regiones oriental y occidental se están distanciando cada vez más.
En Turingia (Estado del centro del país bávaro con más de dos millones de habitantes) el muy criticado partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) logró una clara victoria con alrededor del 33% de los votos, y en la vecina Sajonia, ganó alrededor del 30%, quedando en segundo lugar.
El mapa político en Alemania está que arde. De hecho, el partido de izquierdas constituido hace meses y dirigido por la ex líder de Die Linke, Sahra Wagenknecht, BSW, quedó en tercer lugar en ambos estados. Es más, los votantes castigaron a los tres partidos de la coalición gobernante del canciller Olaf Scholz, que obtuvieron menos del 15% de los votos entre todos. Sólo el partido Unión Cristianodemócrata (CDU) de centroderecha fue el principal partido de oposición nacional a la AfD, con el 23,6% de votos.
Los Verdes fueron los primeros en salir a pedir cautela tras los resultados: “Un partido abiertamente extremista de derecha se ha convertido en la fuerza más fuerte en un parlamento estatal por primera vez desde 1949, y eso causa mucha preocupación y temor a mucha gente”, dijo Omid Nouripour, su líder.
Otros partidos dicen que no pondrán a AfD en el poder uniéndose en una coalición. Aun así, su fuerza probablemente hará que sea extremadamente difícil formar nuevos gobiernos estatales mientras lo dejan fuera, obligando al resto a formar nuevas y exóticas coaliciones. El líder de la AfD en Turingia, Björn Höcke, advirtió que crear una coalición de gobierno sin su partido “no sería bueno para el estado”. “Quien quiera estabilidad en Turingia tiene que integrar la AfD”, remarcó, en tono desafiante.
Lo cierto es que el profundo descontento con un gobierno nacional conocido por sus luchas internas, el sentimiento antiinmigratorio y el escepticismo hacia la ayuda militar alemana a Ucrania se encuentran entre los factores que han contribuido al apoyo a los partidos de derecha en la región centro. El Kremlin también podría ser visto como un ganador indirecto de estas elecciones estatales. Se dice que tanto la AfD como el BSW tienen estrechos vínculos con Moscú y están en contra de apoyar a Ucrania. A pesar de estar en bandos opuestos, la AfD y el BSW coinciden en su firme crítica a cualquier intervención militar en la guerra, criticando el papel de los EE.UU. y la OTAN. Es imperioso remarcar que Berlín es el segundo mayor proveedor de armas de Ucrania, después de Estados Unidos. Aunque las elecciones estatales no tienen ninguna influencia en la política exterior de Alemania, ambos partidos seguramente interpretarán su éxito como una señal de que la población apoya sus opiniones sobre Rusia y Ucrania.
“La victoria de la AfD también tiene un enorme impacto, entre otras cosas, en el ámbito de la justicia, ya que en Turingia, el comité electoral de jueces decide por mayoría de dos tercios sobre el nombramiento de todos los jueces vitalicios”, explica el politólogo alemán Jürgen Falter. Y advierte: “el AfD se está beneficiando de este descontento y su potencial puede ser aún mayor, dependiendo de cómo se desarrollen las condiciones de vida y de si el descontento con “los de Berlín” sigue aumentando“.
Otro fragmento a destacar sobre su análisis es el que hace sobre los liberales alemanes: “Si las elecciones en Brandeburgo resultan igualmente catastróficas para los liberales, muchos miembros del partido probablemente se plantearán seriamente si deberían abandonar el semáforo”.
Para entender un poco mejor los resultados se debe destacar que de los votantes de AfD, el 62% eligió el partido por sus exigencias políticas, el 32% lo eligió principalmente como recordatorio. El descontento de los turingios no se limita a la política estatal. Los investigadores electorales analizan que el gobierno federal recibe una calificación más negativa que nunca en una elección estatal, con un valor de -2,2.
En lo que respecta a la política migratoria, el AfD goza de mucha más confianza que todos los demás partidos, con un 34%. En materia de política educativa, el AfD está detrás de la CDU, que también goza de la mayor confianza en el ámbito económico, como escribe un importante grupo de investigación.
Además, el éxito de AfD en las elecciones regionales se debe especialmente a los hombres. “El AfD logró el 28% de los votantes femeninos y el 39% de los votantes masculinos”, escriben los investigadores. El partido obtiene una puntuación especialmente buena entre los hombres menores de 60 años, con 43%.
Tras la caída del Muro de Berlín en noviembre de 1989, el ex canciller de Alemania Occidental Willy Brandt predijo que la reunificación permitiría finalmente que “lo que pertenece junto crezca junto”. Una imagen que se sigue difuminando, 35 años después.