14/01/25

Los salarios le ganan a la inflación ¿mucho, poquito o nada?

Por fin la inflación perdió una carrera frente a los salarios. Según el INDEC, el Índice de salarios se incrementó 8,3% mensual y 216% interanual. En tanto, la inflación de mayo había sido del 4,2%. Es decir que el ajuste del salario duplicó al costo de vida del quinto mes de 2024. El propio presidente y el ministro Caputo postearon en las redes los logros alcanzados este mes.

Según el economista de Libertad y Progreso Eugenio Marí, “la baja del impuesto inflacionario, que ha sido el principal logro del gobierno en el primer semestre del año, es un alivio que impacta de lleno sobre el poder adquisitivo de las familias, en especial de los de menores ingresos o que trabajan en la informalidad“.
Agrega: “uno de los datos más importantes es que todos los componentes del índice de salarios estuvieron por encima del IPC, incluyendo los no registrados. Justamente estos trabajadores fueron los más afectados por la brusca aceleración de la inflación que hubo en 2022 y 2023, período en que sus salarios perdieron 41% de su poder adquisitivo. Ahora, con la inflación bajando, empiezan a recuperar el terreno perdido“.

Sin embargo, esta “foto” de la realidad está, para algunos economistas -incluso liberales- demasiado editada.

Es que, al considerar la variación acumulada, se evidencia que tanto los salarios del sector estatal como los del sector no registrado se encuentran por debajo de la inflación, con diferencias de 5,2 y 16,4 puntos porcentuales, respectivamente.

“El salario real sigue su senda de recuperación. Saludos. Fin” tuitea el vocero de presidencial Manuel Adorni, ilustrando con un gráfico de estadísticas lo que afirma en su post.

En el otro punto del espectro ideológico, el diario populista El Destape eligió titular: “El Gobierno aumentó el salario mínimo solo un 15% y es el más bajo en 30 años”, en otra edición de la realidad sesgada e intencional.

El Ministerio de Hacienda ha destacado que se están registrando dos meses consecutivos con un aumento notable en los salarios que supera la tasa de inflación, aunque no tiene en cuenta la gigantesca pérdida de poder adquisitivo sin aumentos salariales reales entre noviembre y abril.


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