09/02/25

La mujer que denunció por abuso sexual a Espinoza dice: “me quisieron matar como a Natacha Jaitt”

Melody Jacqueline Raskauskas asegura que su vida cambió de manera dramática desde la noche del 11 de mayo de 2021, cuando el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza fue a su casa, y según su denuncia judicial “abusó sexualmente” de ella, que fue su secretaria privada durante apenas quince días. A más de tres años de esa noche, Raskaukas logró que Espinoza fuera procesado y que la causa esté muy cerca de llegar a juicio oral y público, aunque no descarta que éste lleve el caso a la Corte Suprema.
En una entrevista con Visiónliberal recordó, con reservas porque evita “re victimizarse” o ser “re victimizada”, algunos detalles: que Espinoza llegó “muy perfumado”, que “transpiraba y tomaba agua todo el tiempo y que iba al baño cada 15 o 20 minutos”, que “se desvistió y se le tiró encima en su cama, le mordió los labios y los pechos”. Rakauskas concluye que Espinoza “le arruinó la vida” y “debería estar preso de por vida”. Y pide prisión también para Gustavo Cilis, su pareja en ese entonces, quien le consiguió el trabajo de secretaria de Espinoza y que luego buscó por todos los medios que ella no denunciara al intendente.
También sostiene que ya hubo dos intentos por terminar con su vida. Y relata una experiencia extrema que le sucedió el año pasado en Nueva Delhi, India, cuando primero la quisieron acusar de ser una narcotraficante y luego le dieron un cóctel de drogas: “ahí entendí que a Natacha Jaitt la habían matado y a mí me querían hacer lo mismo que a ella”.

Visión Liberal: A principios de julio, antes de la feria de invierno, la Sala VII de la Cámara del Crimen ratificó el procesamiento contra Fernando Espinoza y éste quedó a las puertas del juicio oral, por los delitos de “abuso sexual simple” y “desobediencia”. Vos, como la víctima y denunciante, ¿Cómo evalúas el desarrollo judicial del caso?

Melody Rakauskas: Judicialmente no te puedo explicar, eso lo tendría que hacer mi abogado, Marcelo Urra. Por el momento, lo único que sí puedo decirte, es que está todo bien encaminado para un juicio oral y público. Por el momento, todas las apelaciones y objeciones que tuvo la contraparte, que en este caso es Espinoza, parece que una por una fueron rebotadas. 

Es posible que ahora él busque ir a la Corte Suprema de Justicia a objetar y a quejarse.

Pero hay demasiadas evidencias para constatar lo que yo denuncié en el 2021, que fue abuso sexual, cambio de identidad y trabajo en negro. Hay pruebas de sobra. Las pericias psicológicas que me hicieron, tanto las de la Justicia cómo las de los peritos personales que mandó Espinoza dicen que sí hubo abuso sexual.

Otras entrevistas…

VL: ¿Los peritos enviados por la defensa de Espinoza también concluyeron que hubo “abuso sexual”?

MR: Claro, sí, sí. La verdad que Fernando Espinoza no tiene nada a favor. La mentira tarde o temprano se descubre. Ya van tres años y es difícil tapar el sol con las manos. 

VL: ¿Aún para un dirigente político muy poderoso como lo es Fernando Espinoza?

MR: O lo era…

VL: Sí, digamos que todavía lo es porque ejerce el cargo de intendente de La Matanza, la llamada “quinta” provincia de la Argentina.

MR: Es cierto, pero también lo denuncie este año por violencia institucional y uso de los recursos públicos para atacarme. Tiene bastantes denuncias encima. Este hombre no paró de atacarme desde el 2021 hasta la fecha y casi más me mata en dos oportunidades. 

VL: ¿Te molesta poder reconstruir esos momentos extremos donde sentiste que tu vida corría peligro?

MR: Todo empezó la noche del 11 de mayo de 2021. Esa noche Espinoza me arruinó la vida, durante las horas de la madrugada. Era la tercera cena que venía a mi casa, siempre con la excusa de hablar de temas de trabajo. Lo hacía sin mi consentimiento, ya que no preguntaba si podía venir a mi casa por la noche. Él me decía directamente “voy a pasar por tu casa” y listo, como dice la frase: “no había tu tía”. Por esa época yo estaba impactada y acorralada, porque la que era en ese entonces mi pareja también me presionaba para recibirlo. Estaba entre la espada y la pared. Entonces, la noche del 11 de mayo, yo noté una situación un poco extraña cuando lo recibí en mi casa.

VL: – ¿Qué te llamó la atención para despertar tu sospecha?

MR: – Noté que se había puesto demasiado perfume. Ese fue el primer “click” que me dio desconfianza. Un rato después de cenar se tiró en el sofá y abuso sexualmente de mí.

Fernando Espinoza, actual intendente de La Matanza.

VL: ¿Vos preparaste la cena? ¿Cuál fue el contexto de ese encuentro?

MR: No, no. No me daba el tiempo. Yo trabajaba desde la mañana hasta la tarde-noche. A mí me hacían trabajar doble jornada a diferencia de otras empleadas. Los sábados también tenía que trabajar. No tenía descanso. Durante esos días en los que trabajé como su secretaria privada, me comieron la cabeza, o al menos intentaron hacerlo. Estaba totalmente presionada, con mucho estrés emocional y psíquico. 

Este hombre que me llamaba loca, bipolar y hacía abuso de poder dentro del municipio, por fuera del trabajo me abusó sexualmente y me arruinó la vida.

VL: ¿Cuanto tiempo trabajaste en la municipalidad de La Matanza?

MR: Muy poquito, quince días. Duré en el cargo lo que me duró el abuso. Fui entrevistada el 28 o el 29 de abril y el 15 de mayo ya estaba saturada y renuncié. 

VL: Bueno, volvamos a esa noche.

MR: Si, como te decía, después de cenar el se acostó en el sillón y se empezó a sacar la camisa. Después, se sacó el cinturón, algo que, de entrada, un funcionario público no debe hacer. Luego me violentó en mi propia casa, no tiene perdón de Dios. Los días siguientes vino con varios custodios del municipio usando fondos públicos de la gente para venir a atacarme. El abuso de poder y la condición de desigualdad entre una empleada y el intendente de un municipio es enorme. 

VL: ¿Espinoza desde un primer momento te pidió la dirección de tu casa o algo por el estilo? ¿O se tomó la atribución directamente de decir “voy a ir a tu casa” y sabía dónde vivías? 

Otras entrevistas…

MR: No, solo me dijo “esta noche paso por tu casa”.

VL: ¿Qué más paso esa primer noche?

MR: Primero me pegó un manotazo y hubo una pelea cuerpo a cuerpo. En un momento me traté de escapar pero me tiró sobre la cama y me violentó. Puso todo su cuerpo encima del mío.

Estamos hablando de un hombre de 90 kilos y pico, casi el doble de mi peso. Después de romperme la camisa, me mordió los labios. Fue tanta la fuerza que hice para zafarme que después de esa noche terminé toda raspada. Hasta me había mordido los pechos.

Prefiero evitar revictimizarme o que me revictimicen. Es demasiado. Todo está en el expediente judicial. 

VL: Lo más fuerte es que no se trata de un acercamiento o una palabra, sino que según tu relato Espinoza fue directo a atacarte.

MR: Claro. un violador no te va a preguntar “¿puedo tocarte acá y me dejás…?”. No, no. Te violentan, te arruinan la vida. Las secuelas que él dejó en mí, al día de hoy, siguen latentes. No puedo establecer un vínculo desde el 2021. Perdí todo. Ese hombre me quebrantó…  Y para peor, después de que lo denuncié y con una perimetral de la que estaba advertido, no le importó y me mandó a un intermediario, que era su amigo y también era mi pareja en ese entonces, Gustavo (Oscar) Cilia, para extorsionarme. Querían que firmara un documento y que desistiera de la denuncia. 

En un momento Gustavo Cilia me puso al teléfono con Claudio Lentini (jefe de Gabinete de la municipalidad de La Matanza), y minutos después le agarró el teléfono Fernando Espinoza que me amenazó con un: “hace lo que te dicen y no te va a pasar nada”.

Todo con una impunidad al ciento por ciento. 

Melody Rakauskas junto a su ex pareja, Gustavo Cilia.

VL: Parece notable la “complicidad” de Gustavo Cilia, quién era tu pareja en ese momento, porque vos insistís en que él te estimulaba a encontrarte con Espinoza.

MR: Hasta llegaron a decirme que “tenía los días contados si seguía así”. Las cosas que me hicieron no tienen retorno, no tienen perdón de Dios. Por más que la Justicia los meta presos a los dos, porque los dos tienen que ir presos, ¿sabés qué? mi vida no va a volver a ser la misma que era antes. Sobre todo Espinoza, ya que estamos hablando de un funcionario público, una persona totalmente cuerda. 

¿En qué parte del mundo dejan libre a un funcionario público así? Encima cobrando con la nuestra.

Hasta tuvieron el tupé de emitir un comunicado público a la semana de ser procesado y a la semana de que le volvieron a imponer otra perimetral en donde le prohibieron tener contacto conmigo, directa e indirectamente. ¿Sabes lo que hizo Espinoza a la semana de ser procesado? Volvió a romper la perimetral. Yo no podía creer que se jacte de su poder para desmentir a través de un comunicado público que difundió el municipio de La Matanza que yo era una mentirosa, cuando ya hay una jueza que resolvió que sea procesado.

VL: ¿Lo conocías a Espinoza o sólo sabias de él por ser el intendente de La Matanza?

MR: No, yo sabía que mi pareja desde hacía muchos años siempre iba a la municipalidad de La Matanza y sabía que tenían un vínculo de amistad bastante intenso. No sé si había algo más de por medio como negocios entre ellos. Hay muchas pruebas que tengo de Gustavo Cilia donde me confiesa tener demasiado vínculo con Espinoza a nivel económico. Hace poquito me llamaron y me dejaron un mensaje fuerte. Me dijeron que “Gustavo Cilia es o era “caja” de Espinoza y de Moyano”. Me cayó como un baldazo a agua fría. 

Cuando lo denuncie a Espinoza me di cuenta de que mi pareja (Cilia) no me defendía. Llegué a tener un peso casi anoréxico en el 2021 por cómo me sentía. No dormía, no podía vivir.

VL: ¿Cilia fue quien gestionó tu ingreso como secretaria privada de Espinoza? 

MR: Si, él hizo toda la gestión, me lo confesó. De hecho, Cilia me dijo que el que me iba a pagar el sueldo era él. Que todo fue gracias a él. Cuando fui a la entrevista con Espinoza me preguntaba “¿qué arreglaste con Gustavo? ¿Cuándo querés empezar? ¿Cuánto querés cobrar?” Me dejaban la decisión a mí, obviamente con el aval de Gustavo Cilia. 

Después Fernando Espinoza me explicó que nadie entra a trabajar con él si no es presentado por alguien muy de extrema confianza. Yo entré a trabajar como su secretaria privada.

VL: La noche del abuso, ¿vos advertiste que él podría haber estado bajo los efectos de algún tipo de sustancia?

MR: No, no lo puedo afirmar para nada porque adelante mío no ha consumido nada de drogas. Lo que me parecía extraño era que tomaba demasiada agua e iba constantemente al baño, cada quince o veinte minutos. Además, estaba transpirando mucho en pleno invierno. Cuando él me violentó y me abusó en mi casa parecía que estaba fuera de sí.

Desde que me agarró de la mano y yo le dije, él estaba muy desequilibrado.

VL: Como “enajenado” lo podés definir?

MR: Estaba ciego y sordo, pero mudo no estaba porque me dijo unas cuantas guarangadas. Nunca me violentaron de la manera en que él lo hizo esa noche. 

VL: ¿Esto se repitió?

MR: No. Desde esa noche jure que a mi casa no entraba nunca más. 

VL: ¿Cuánto duró toda la escena? 

MR: No recuerdo. Está todo en la justicia. Habrá venido nueve, nueve y media a mi casa, hasta después de la una de la mañana. Siempre venía en ese rango de horario. 

VL: ¿Pudiste denunciarlo esa misma noche?

MR: Esa noche no me animé, estaba muerta de miedo. Pensé que me mataban esa noche, porque él venía con sus custodias que estaban en la puerta de mi domicilio adentro de un auto. Recuerdo inclusive una de las noches que vino en el auto del municipio escoltado por policías de la Federal. Estaba muerta de miedo. Ahora estoy custodiada por cuatro o cinco policías porque estoy como presa, sin mi libertad, por denunciar a un hijo de puta que me abusó, me violentó y me arruinó la vida. Ni siquiera se retractó ni se arrepintió. Nunca.

Espinoza tiene que estar preso y si fuese por mí, lo condenaría de por vida. Porque así como me abusó a mi, debe haber otras mujeres. El abusador es reincidente. Ese hombre es un peligro.

Melody Rakauskas.

VL: ¿Cómo te trató la justicia en la primera denuncia?

MR: En la Fiscalía número 8 en lo Criminal o Correccional de Cuñarro o Gómez Barbella, que subrogaban en ese entonces, lo intentaron sobreseer dos veces (a Espinoza) cuando les di hasta el ADN del vello íntimo. Son unos caraduras. Ahora voy a tratar de recusar a la fiscal Cuñarro, que bastante información pidió acerca de mi vida, de mis cuentas bancarias, de mis viajes, de cosas que fueron previas al abuso. Hay una corrupción muy grande en esa Fiscalía, que es cómplice. 

VL: ¿Basándose en que intentaron sobreseer a Espinoza?

MR: Es inexplicable lo que hicieron. Hasta les di los audios donde Espinoza, con su propia voz, reconoce el abuso. ¿De qué estamos hablando? ¿Qué pasó con la Fiscalía? ¿Qué se le olvidó la ley? 

¿Cómo no voy a estar enojada con los cómplices y con quienes silenciaron mi abuso, como la Fiscalía número 8, Gustavo Cilia, Claudio Lentini, o cómo las otras secretarias de Espinoza que declararon con falso testimonio en contra mío para favorecer a su jefe?

VL: También hay como un manto de silencio por parte de la dirigencia política, ¿no es cierto?

MR: Exacto. Nadie dice nada. El Poder Ejecutivo, está callado. El Poder Legislativo, habla muy poco. En este momento sólo estoy confiando en la jueza (N de R: María Fabiana Galletti), pero no en la fiscalía número 8. También confío en el Fiscal General de la Cámara del Crimen, Mauricio Viera. El problema es que la causa ya lleva tres años y medio.

Otras entrevistas…

VL: ¿Confiás en que si el caso llegara a la Corte Suprema, como dijiste antes que podría suceder, ésta falle a tu favor?

MR: Si la Corte Suprema llegase a decir: “Espinoza es inocente” ¿sabés que hago? Me paseo por todo Comodoro Py con un parlante con el audio de Espinoza donde reconoce el abuso. 

Tengo fe en que la Justicia está cambiando. Hubieron momentos oscuros en el Poder Judicial. Pusieron a mucha gente de La Cámpora. Muchos acomodados. Pero actualmente la Justicia está bastante enderezada.

Ojalá que la Argentina pueda salir adelante y que las víctimas del abuso del poder tengamos un poquito de paz.

Para mí todo empieza por la Justicia. El hecho de que un país caiga o pueda seguir adelante empieza no por el Poder Ejecutivo, no por el Presidente, sino que empieza por el Poder Judicial. Imaginate qué diferente hubiese sido todo si en los años previos hubiesen metido presa a la expresidenta (Cristina Kirchner) procesada y condenada por todos los ilícitos que cometió. Hoy tendríamos una Argentina más limpia.

VL: ¿Cómo es tu vida cotidiana hoy? 

MR: Mi vida está casi privada de libertad. No me puedo reinsertar en la sociedad fácilmente. Me cuesta mucho conseguir un trabajo o lograr aunque sea una entrevista de trabajo. Tengo que tener cuidados para que no me maten o que no me hagan una cama. No tengo vínculos, estoy todo el día sola, encerrada en mi casa.

Cada vez que salgo a la calle tengo miedo a que me maten. Porque ya lo intentaron hacer dos veces.

VL: ¿Cómo es eso?

MR: Fue muy evidente que me atacaron ellos. Una fue, inclusive, con una funcionaria diplomática en el medio, que fue cuando yo me quise ir del país (a la India) en marzo del año pasado porque veía cosas muy extrañas. Me atacó la misma PSA en el aeropuerto de Ezeiza. Dos “femeninas” me llevaron a un cuarto obligada y me pasaron tres o cuatro veces por una máquina de rayos X y me dejaron ahí para hacerme sufrir.

Cuando llegué a Nueva Delhi, India, tenía una acusación de que yo era narcotraficante y criminal. Un amigo que tengo allá investigó y me contó que la denuncia venía de un “alto rango” de Argentina. Así de poderoso es Espinoza. 

VL: ¿Podes contar algo más sobre esa situación?

MR: Me quisieron plantar droga, como lo que le pasó a Natacha Jaitt, que apareció muerta con una sobredosis. A mí me pasó casi lo mismo, pero me salvé por segundos. La diplomática, se pegó un susto enorme, ¿sabés por qué? Porque a mí me tenían encerrada en un perímetro donde nadie me podía ver. Si yo me moría, no me iba a ver nadie, solo los corruptos que me estaban atacando.

Tuve que salir disparada y me llevé puesto a dos soldados que estaban de custodia y caí desmayada en el medio de todo el tránsito de gente que venía y salía de viaje. Pude conseguir algunos videos. Si no me desmayaba delante de todos, yo estaba muerta y hoy no la contaba.

VL: ¿Por qué?

MR: Porque a esa diplomática no le quedó otra alternativa que hacerse la preocupada y salvarme la vida. Horas después, en la clínica, cuando yo pude abrir los ojos, estaba toda entubada y me dijeron que eran tantas las drogas que no las podían identificar. Fueron cínicos. Desde ahí entendí que a Natacha Jaitt la habían matado, y que lo que quisieron hacer conmigo ese día era exactamente lo mismo.

Yo le dije al médico “lo único que tomo son antidepresivos que me dio la psiquiatra”, y me respondió en inglés que eran “muchas drogas, un cóctel totalmente mortal” y que me salve de casualidad.

Al día siguiente, que yo seguía en terapia intensiva, se metió esta funcionaria diplomática, y me empezó a sacudir bruscamente y con un aparatito negro en la cara me empezó a decir “Melody, responde, ¿fuiste abusada o no fuiste abusada?, responde no”. 

Más pruebas, imposible.

El director de la clínica sospechaba porque en un momento se mete una persona vestido de policía y me obligó a firmar un papel. Yo no podía ni escribir ni mantener de pie de lo débil que estaba. Me obligaron a firmar ese papel en donde supuestamente daba el consentimiento a ser retirada de la clínica y a ser puesta en un avión de regreso a Argentina. La funcionaria me sacó en silla de ruedas y me decía que confíe en ella. ¿Qué voy a hacer? Estaba entregada, no tenía a nadie.

VL: ¿Y después?

MR: Me obligaron a subir en un avión que se dirigía a Addis Abeba, Etiopía, en África. Recuerdo que en la puerta del avión me largué a llorar y me rehusé a subirme porque no me daban ninguno de mis dos pasaportes. Yo ni sabía a donde iba el avión. Pero gracias a la intervención de uno de los pilotos, me consiguieron un boleto con una conexión argentina para el día siguiente y me devolvieron los pasaportes. Hasta tuve que dormir en el hotel donde dormían los pilotos dentro del aeropuerto.

Él me dijo “no salgas por nada del mundo”, y así pude volver al país.

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