14/01/25

La libertad avanza, pero el tiempo y la impaciencia también

Pasan los meses y la prensa internacional se sigue asombrando por el rumbo de la gestión Milei. El “plan motosierra” -que tanto afecta a los argentinos- suena fuerte en el resto del mundo, cosechando elogios y críticas en el camino.
Desde agencias de noticias de impacto mundial como AP, hasta medios “infaltables” en las pestañas de los economistas e inversores más importantes del mundo como Bloomberg, la imagen del Presidente aparece todas las semanas en diferentes artículos de opinión.
Este jueves fue Andrew Stuttaford, editor del National Review de Capital Matters, quien hizo un punteo detallado sobre los primeros meses de gestión y la “terapia de choque” impuesta por Javier Milei.
Javier Milei, Presidente de Argentina, durante los festejos del 25 de mayo. (IG)

Por Andrew Stuttaford de Capital Matters. Cuando los argentinos votaron a Javier Milei, un autodenominado anarcocapitalista (aunque, en la práctica, la verdad es más matizada que eso), como presidente, esto no reflejó una conversión masiva repentina a la economía de tipo libertario. Más bien fue un reconocimiento de cuánto había fracasado el sistema corporativista, fuertemente intervencionista y protegido por aranceles, y durante cuánto tiempo había fracasado. Hasta Milei, el último presidente argentino que intentó algo diferente fue Mauricio Macri, de centro-derecha. Fue elegido en 2014, pero, intimidado por la magnitud del desafío que enfrentaba, optó por un enfoque gradualista. Fracasó.

Los problemas económicos fueron la razón por la que Macri fue elegido, y los problemas económicos fueron la razón por la que fue derrotado.

En 2019, Macri perdió su intento de reelección ante Alberto Fernández, un peronista de la vieja escuela estatista. Como era de esperar, la economía del país siguió deteriorándose. Lo que había sido crónico rápidamente se agudizó. Argentina se estaba quedando nuevamente sin reservas extranjeras. La inflación alcanzó los tres dígitos y mostraba todas las señales de acelerarse hacia la hiperinflación. Milei, un outsider (muy) ruidoso sin conexión con la vieja oposición del establishment, anunció que se postularía a la presidencia en las elecciones del año pasado y comenzó a blandir una motosierra, un símbolo de la terapia de choque que creía que necesitaba el país.

Y luego, para sorpresa de muchos, ganó.

La historia de lo que ha sucedido desde la elección de Milei se ha complicado por el hecho de que, si bien fue elegido por una cómoda mayoría, su naciente partido político (LLA) tiene poco más que un punto de apoyo en la legislatura, un problema, incluso en un sistema como el de Argentina, en el que el presidente tiene mucho poder. Sin embargo, la terapia de choque está en marcha.

Otro grave problema que enfrenta el gobierno de Javier Milei: las fuertes disputadas que se trasladaron a las redes sociales entre su vice, Victoria Villaruel, y su hermana, Karina.

La hiperinflación ha sido derrotada y, gracias a recortes brutales, el país tiene un superávit fiscal por primera vez en mucho tiempo. Esas son señales positivas para el futuro, pero los recortes han tenido un costo muy alto para la mayoría de los argentinos, para quienes la vida es extremadamente dura. A pesar de eso, Milei probablemente todavía tiene el apoyo de un poco más de la mitad del electorado. Cuando asumió el cargo, resumió el problema en una frase sucinta: “no hay plata” . 

No estaba exagerando. Fue una frase que resonó -y todavía resuena.

Sin embargo, se avecina una crisis cambiaria (el peso, a su tipo de cambio oficial, está muy sobrevaluado, a pesar de una devaluación del 54% poco después de la elección de Milei), y los datos de inflación mensuales más recientes muestran un modesto repunte después de meses de caída.

Milei necesitaba buenas noticias. Es posible que las haya recibido.

Por ejemplo, la economía de Argentina registró su mejor mes en mayo desde que Javier Milei asumió el cargo a fines del año pasado, mientras los inversores buscan señales de recuperación de otra recesión.

Además, la actividad económica aumentó un 1,3% con respecto a abril, por encima de la mediana de las estimaciones de 0,1% de los analistas en una encuesta de Bloomberg y el primer mes de crecimiento desde que comenzó el mandato de Milei en diciembre. Con respecto al año anterior, el indicador del producto interno bruto creció un 2,3%, desafiando las expectativas de una caída de magnitud similar, según datos del gobierno publicados el jueves.

Ahora, las expectativas actuales (del FMI) apuntan a que el PIB caerá un 3,5 por ciento este año y luego aumentará un 5 % en 2025, año de elecciones (de mitad de mandato). El tiempo avanza.

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