09/02/25

Gabriel Zanotti: “Mientras Caputo sea ministro de Economía y Milei insulte a diestra y siniestra, no hay salida posible”

Gabriel J. Zanotti

Cuando Argentina salió campeón del Mundo en Qatar, el filósofo Gabriel Zanotti observó la “marabunta” eufórica llegar al Obelisco, treparlo como si fuera un poste, saltar, gritar y enardecerse a sí misma durante horas. Como una misa casi orgiástica, los argentinos celebraban la victoria en un ritual estrambótico, colectivo y desbordado. Entonces, Zanotti reflexionó: Esta es la Argentina. Nunca seremos Suiza ni Japón. Pero tampoco seremos nazis. Como el mal absoluto no existe, no despreciemos su kilombeidad” .

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Hoy, en la Argentina de Javier Milei, la “kilombeidad” se expresa de otra manera. Durante años, décadas -casi medio siglo- los seguidores de la Escuela Austríaca, de Von Mises y Hayek soñaron con un gobierno liberal. Y ahora que, lo tienen, viven su propia y endogámica “kilombeidad”.

En una charla con Visión Liberal, Gabriel Zanotti, Dr. en Filosofía, profesor full time del CEMA y Director Académico del Centro Friedman-Hayek hace un llamado a la reflexión a toda la sociedad, pero sobre todo a los liberales.

Una mirada crítica y profunda de la realidad que deja una reflexión final: “¿cómo vamos a explicar que esto no era la Escuela Austríaca de Economía? ¿A quién le vamos a echar la culpa?

Visión Liberal: Muchos liberales están enojados con un gobierno liberal, ¿Qué pasó?

Gabriel Zanotti: Siempre he sido partidario de que las aplicaciones prácticas de la economía del mercado tienen sus grados, sus tiempos, son temas muy opinables. Nunca he sido partidario de aplicar el “liberalómetro” a diversas personas.

Hay un gran grado de opinabilidad dentro de la Escuela de Economía.

VL: Entonces, hay que tener paciencia y respetar los distintos “grados” de liberalismo de las medidas que se aplican para terminar con una economía populista.

GZ: Sin ignorar la importancia del corto plazo, sin ignorar que hay que tragarse sapos, todos tenemos derecho a disentir con respecto a lo que se está haciendo en el corto plazo. Y en ese sentido, me parece que en el corto plazo el tema de la política cambiaria y no haber salido del cepo, si sigue así, va a traer graves consecuencias. A los liberales que hasta diciembre del año pasado daban clase de comercio exterior les pregunto, ¿dejó de ser verdad que el control de cambios es un precio máximo a la divisa extranjera? ¿Dejó de ser verdad que el control de cambios distorsiona los precios? ¿Dejó de ser verdad que el control de cambios produce faltante?

VL: Parece que la “verdad” de los libros se choca con la “verdad” de la práctica.

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GZ: En fin, casi todos los amigos liberales que están argumentando a favor del control de cambios tienen argumentos del tipo, sí, la libertad de precios, la libertad del tipo de cambio es muy buena, excepto que… ¿Excepto que? Con ese criterio no liberes nunca ningún precio. O sea, como yo dije en mi blog: uno puede tolerar muchas cosas, hay mucho que soportar en cuanto a la intervención del Estado mientras trata de aplicar algunas políticas de mercado. Pero los precios en principio tienen que ser libres y si no había capacidad política para liberar los precios, o si no estaba dispuesto a soportar el precio político de liberarlos, entonces no se hubiera presentado como candidato.

VL: Quizás parecía más fácil seguir las “instrucciones” de la economía de mercado y libertad de comercio

GZ: Eso yo también lo dije desde el principio. ¿Acaso Milei ignoraba que esto iba a suceder? ¿Acaso él ignoraba que liberando un precio iba a subir? Si no estaba dispuesto a tolerarlo, ¿para qué se presentó en nombre de Mises y Hayek?

Se hubiera presentado en nombre de Macri, digamos…

VL: Por los funcionarios que designó en el gobierno, podría haber sido así

GZ:  Si esto hubiera sido un segundo gobierno de Macri, perfecto, para eso la votábamos a Patricia Bullrich y punto terminado y Luis Caputo volvía a ser ministro de Economía. O sea, si el equipo económico iba a ser el equipo económico de Macri, ¿para qué presentarse? La verdad, y voy a decir algo más, yo no ignoro el tema de las Lelics, pero voy a decir algo que está implícito en el famoso libro “La inflación como delito” (del jurista Ricardo Rojas), que tanto elogió el presidente: Los que tienen que pagar la deuda son los que se endeudaron. Parece mentira que haya que discutirlo, ¿no?.

Las últimas declaraciones de Caputo es lo más cínico que he escuchado, y es lamentable que eso esté en manos de un gobierno supuestamente liberal. Ahora la deuda la tenemos que pagar los privados, desempolvando ahorros en dólares que tenemos. Que la pague él la deuda, si él es uno de los causantes. Que la paguen los funcionarios del Banco Central que inventaron el perverso manejo de las Lelics. Que te representa además una mentalidad de ingeniería financiera constructivista, de la cual no han salido.

Gabriel Zanotti

Director Académico del Centro Friedman-Hayek

Si el equipo económico de Javier Milei iba a ser el mismo equipo económico de Mauricio Macri, ¿para qué presentarse?

VL: Pero también hay liberales que defienden esta política, o al menos la justifican

GZ: Lo lamentable es que muchos de mis amigos no han salido de eso. Muchos de los que están elogiando estas cosas y se decían liberales, a los que conozco con nombre y apellido, gente que hace 30 años colgó los botines, no leyeron nunca más un libro de Mises en su vida, se dedicaron a las finanzas, a los bancos, y en realidad no se dieron cuenta, pero dejaron de confiar en el mercado. El mercado para ellos es como una especie de punto final, después de un largo camino de intervencionismo.

Es como si dijeran: para liberar el mercado primero hay que tener una política intervencionista.

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VL: Lo que se destruye, en realidad, es el corazón de la filosofía liberal. Desvirtúa todos los conceptos básicos y disfraza una especie de nuevo populismo

GZ: Pero vuelvo a decirte que te estoy dando ejemplos más concretos, porque todas las políticas de transición nunca son liberales en sentido estricto. Está bien, son políticas de transición, hay cosas que sí, hay cosas que no, hay que soportar esto, todavía no se puede esto. Pero el tema de los precios, la verdad es muy delicado.

VL: ¿Y si no se puede hacer otra cosa?

GZ: Bueno, supongamos que tuvieran razón, supongamos que no se puede liberar el tipo de cambio. La pregunta típica es ¿y hasta cuándo no se puede? ¿Cuánto más vas a esperar para que puedas? Ah, para tener los dólares, hay que comprar dólares. Bueno… yo podría seguir objetando todo eso, yo podría seguir diciendo que yo había entendido, cuando estudié Escuela Austríaca de Economía, que para que haya dólares hay que liberar el precio, no al revés. Pero bueno, está bien, se ve que Mises y Rothbard estaban totalmente equivocados, también Alberto Benegas Lynch y Huerta de Soto, entonces estaban equivocados. Que son los mismos que Milei dice que sí, que él es, pero independientemente de todo eso, si Caputo tiene razón, o mejor dicho, si había que hacer lo que dice Luis Caputo, entonces ¿para qué te presentaste como candidato a presidente? ¿Para hacer el ridículo? O sea, ¿sos el candidato de la libertad de Mises y Rothbard y lo pones a Luis Caputo como ministro de Economía?.

Eso es hacer el ridículo, con eso no te presentes.

Además, fue un tema comunicativo político, él tendría que haber dicho en la campaña que sí que iba a liberar el tipo de cambio, que el precio del dólar iba a subir, y que iba a pagar el precio político correspondiente, y si la gente lo acompañaba con los votos, entonces en menos de los 100 primeros días lo hacía. Bueno, pero no lo comunicó así, no lo comunicó de esa manera.

Gabriel Zanotti

Director Académico del Centro Friedman-Hayek

Las últimas declaraciones de Caputo es lo más cínico que he escuchado, y es lamentable que eso esté en manos de un gobierno supuestamente liberal

VL: Su bandera electoral fue la dolarización y la eliminación del Banco Central con la consiguiente liberación del cepo

GZ: Sobre la dolarización se hizo, dijo y se desdijo mil veces. O sea, hay también problemas comunicativos. Y ahora vuelvo a decir, porque esto te lo dicen todo el tiempo, ¿y vos qué hubieras hecho? Pero yo no me presenté como candidato.

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VL: Y si te hubieras presentado, ¿qué dirías?

GZ: Si yo me hubiera presentado como candidato, te digo sí una cosa que no hubiera hecho: no me hubiera peleado con (Ricardo) López Murphy o con Roberto Cachanosky. No me hubiera peleado con todos los liberales existentes, que no están en el gobierno.

Ahora, si te vas a presentar como el candidato liberal, si vas a ser alarde de que incluso vas a destruir el Estado, cosa que yo no hubiera dicho, o sea, primero vas a destruir al Estado y luego lo ponés a Caputo como ministro de Economía. Realmente estoy preocupado por la salud mental de todo esto. 

La sociedad es suficientemente esquizofrénica para que tengamos un lenguaje esquizofrénico en el poder.

VL: Nicolás Cachanosky publicó su reflexión sobre la poca consistencia que tenía la idea de dolarizar, porque no se llevó a cabo por falta de voluntad política. ¿Coincidís con esta mirada?

GZ: Bueno, yo lo escuché a Nicolás Cachanosky el miércoles pasado, en la conferencia que dio en en CEMA, y de lo que me convenció relativamente es que me parece que Milei no entendió lo que él había escrito. Así que es obvio que entonces no lo iba a poder explicar. Otra cosa hubiera sido decir: “sí, Nicolás, coincido en que es posible dolarizar, como lo están explicando, pero prefiero una política de liberación de curso forzoso“. Bueno, eso hubiera sido otro tipo de conversación. Supongamos que alguien hubiera dicho: “bueno, vamos a liberar el curso forzoso, vamos a dejar que la gente gobierne, conserve la moneda que quiera, vamos a seguir utilizando el peso como moneda de cobro de impuestos, vamos a independizar el Banco Central, lo vamos a poner a López Murphy como presidente”. Ahí Nicolás me va a contestar, “bueno, pero eso no es seguro jurídicamente, hay que dolarizar porque todo eso se puede revertir. Y la respuesta hubiera sido: “prefiero correr ese riesgo y no otro“.

Entonces es una cuestión de qué riesgos preferís correr, y ese es un debate plausible.

VL: Parece una conversación imposible en este contexto, lo que prima es la descalificación permanente al que piensa diferente.

GZ: Milei nunca debatió con López Murphy, lo que hizo fue insultarlo.

VL: En realidad insulta a todo aquel que “no la ve”.

GZ: Ahí hay una cuestión filosófica muy importante, aunque mis amigos financistas digan que la filosofía no les importa, bueno, problema de ellos. Ser liberal no es un contenido, es además una forma que implica un contenido de pensamiento. Si yo invito a tomar el té a mi casa alguien y tengo, supongamos, un retrato de Von Mises, y digo: “el que llega a decir que está en desacuerdo con Mises, váyase de mi casa”, es inútil que yo diga que soy liberal. No, no soy liberal. Soy un totalitario, soy un autoritario, es inútil que tenga pegaditas fotos de Mises en casa. Desde el punto de vista de mi espíritu, de una forma de concebir el mundo, soy un totalitario, o sea… Que sepas de memoria los libros de von Mises no significa mucho. Y otra cosa muy importante, Mariano Grondona en el 2011 publicó un libro que se llama El Liberalismo Político, donde él distingue entre una democracia adolescente y una democracia madura consolidada.

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VL: ¿Cuál sería la diferencia?

GZ: En las democracias adolescentes es una facción contra otra facción. En las democracias maduras consolidadas los gobernantes llaman a un pacto, llaman a un consenso. El consenso puede ser que no sea liberal, pero tiene las mínimas condiciones de gobernabilidad y de estabilidad política y mínimas condiciones de mercado. Eso es lo que sucedió con el pacto de la Moncloa en España, donde Felipe González por lo menos precios no controló, no estatizó más, bueno, obviamente no era “Liberalandia”, pero había un mínimo consenso. O sea, el gobierno de Felipe González no fue una facción contra las demás, intentó ser una política de consenso mínima con la cual seguir adelante.

Uno no puede hacer del liberalismo una facción contra los demás. El liberalismo es un pacto constitucional. En ese pacto constitucional necesitas un consenso. Entonces, si no ha subido al gobierno alguien que intente hacer consensos mínimos, liberales pero mínimos, con radicales moderados, peronistas moderados, macristas, etcétera, y volemos de ahí a los extremos, o sea kirchneristas y nacionalistas que no acepten la constitución del 53, bueno, sí, si no se intenta hacer una política de consenso entonces vas a ser simplemente una facción.

Las facciones son comida para hoy, hambre para mañana, porque las facciones implican que si alguien gana, nadie gana. Porque cuando una facción tiene el poder e insulta a la otra, la otra se queda agazapada esperando, volver de vuelta, entonces eso genera una inestabilidad política permanente.

VL: ¿Y entonces?

GZ: Yo no estoy hablando ahora de lo que temen todos, que va a suceder me parece, que Kicillof y Grabois sean el gobierno dentro de cinco años o cuatro, estoy hablando de todos los moderados que han quedado en el camino. Hay que reconocer que lo mejor que ha hecho Milei últimamente son los 10 puntos del Pacto de Mayo. Bueno, muy bien, pero eso debe ser acompañado por un lenguaje coherente con eso. ¿Cómo puede ser que sean llamados al Pacto de Mayo los gobernadores pero no López Murphy o Roberto Cachanosky? Eso es un problema mental grave.

¿Por qué se peleó con López Murphy? ¿Porque López Murphy disentía de temas técnicos de la dolarización? ¿O empezamos con peleas de jardín de infantes? “No, porque él me dijo que me iba a dar los votos por estos, por el otro“,. Pero, ¡gente! Seamos personas con una visión un poquito más amplia, más magnánimas. Personas que sean verdaderamente estadistas llaman a la conciliación después de ganar una elección. Si se logró conciliar con Patricia Bullrich, ¿por qué no con otros?

Claro, con Patricia Bullrich sí porque le dio el 15% de sus votos.

La sociedad es suficientemente esquizofrénica para que tengamos un lenguaje esquizofrénico en el poder

Gabriel Zanotti

Director Académico del Centro Friedman-Hayek

VL:  La historia de las facciones es la historia de la Argentina.

GZ: El caudillismo, claro.

VL: A mi juicio fue una de las razones más importantes que nos impidió crecer como sociedad

GZ:  Sí. La Argentina no puede seguir siendo una facción contra otra. Tiene que encontrar un consenso y es una vergüenza que los liberales no hayamos sido el camino para ese consenso. Fíjense que no soy precisamente un libertario criticando a Milei porque no es libertario. No, no, no: estoy hablando de un consenso mínimo. Hay ciertos puntos básicos que se hubieran podido lograr. Y si no, vuelvo a decir, y si no, no te presentes así a lo loco. Te digo, voy a ser candidato, tengo los votos pero tengo a los gremios en contra, tengo todo el Congreso en contra, tengo todas las corporaciones en contra. Bueno, pero entonces tenés que pensar qué vas a hacer. ¿Cómo vas a hacer con todo eso? Ah, no sé, los voy a insultar. Esa es mi política de Estado. O sea, tenés que pensar antes de ser candidato qué vas a hacer con todo lo que vas a tener en contra. Pero no sé si lo pensó.

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VL: Es probable que no. Entonces, ¿dónde está la salida? Porque alguna salida tiene que haber, ¿será una salida populista, otra vez? ¿Puede volver a suceder?

GZ:  No, el mejor escenario sería que no le vaya tan mal y que por lo tanto, pueda finalmente estabilizar algo de la situación económica en estos cuatro años. Pero lo digo con este tono tan escéptico, porque no creo que Luis Caputo sea el camino para el mejor escenario.

VL: En realidad, Caputo debería formar parte de lo que Milei venía a terminar.

GZ: Hay que tener cierta dignidad. Si vos obtenés 30% en la segunda vuelta y no obtenés más, seguís en la contienda y perdés como corresponde. Ya está, perdés con dignidad. Pero ir con la cola entre las patas, inmediatamente, a las horas, a bajarse a Macri y a Patricia Bullrich y pedirle los votos, bueno, ahora vemos los costos de eso. Porque en todo caso el acto de grandeza lo tuvo Patricia Bullrich, no lo tuvo él. Casi 24 horas antes le seguía diciendo asesina y terrorista. Entonces, el acto de grandeza lo tuvo ella.

VL: Me interesaría saber cómo ves y hacia dónde ves la salida. Decís que hace falta un acuerdo, pero si eso no se da, ¿cómo se zanja la situación? Porque estamos en un momento muy crítico

GZ: Tengo que ser franco. Espero, por Dios, equivocarme. Y como yo siempre digo, a nuestras teorías siempre se le escapan millones de variantes. Así que espero que sea el caso. Sencillamente, así no hay salida. Con Luis Caputo como ministro de Economía y con Milei insultando a diestra y siniestra no hay salida. Yo no la veo. Ahora, espero, por Dios, que Karl Popper lo certifique y que se me escapen millones de variantes.

Espero, dentro de unos años, hablar con ustedes y decir, gracias a Dios, que ese día que hablé con ustedes estaba equivocado.

VL: ¿Hay alguna respuesta desde la filosofía?

GZ: Desde la filosofía política, la respuesta es buscar consensos, hacer un pacto de la  Moncloa. O sea, llegar a una democracia no adolescente, sino a una democracia republicana, madura .Eso desde la filosofía política. Desde la filosofía de la  comunicación. Encontrar el horizonte del otro, encontrar las analogías de pensamiento. Desde la filosofía política, de vuelta, darse cuenta de que el liberalismo no son solo contenidos, sino que es un espíritu dialógico. No es una mera forma. El liberalismo argentino, lamentablemente, es un liberalismo conservador, de formas autoritarias, caudillescas. O sea, los liberales argentinos no parecen haber escapado a lo habitual en nuestra cultura. Bueno, pero se supone que teníamos que crecer. El liberalismo argentino es un liberalismo obsesionado por llegar al poder ejecutivo. Y hay otras formas de cambiar la cultura de un país. Había que crear mayor presencia en el Congreso, etcétera, etcétera. Pero la obsesión por el poder ejecutivo te da la pauta de cuán constructivista, en términos de Hayek, es el liberalismo argentino. Por eso, gran parte de los liberales, excepto muy pocos, le perdonaron a Milei todo con tal de que llegara al poder ejecutivo.

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VL: Los otros días, en Facebook, posteaste que por milímetros la bala no impactara en Trump, y te preguntabas si era azar o providencia divina.

GZ: Bueno, fue un intento de llamar a la reflexión, nos vamos por las ramas con ese tema. Simplemente quise decir, dado que mi formación teológica básica es Santo Tomás de Aquino, que él explica que en la providencia divina están contenidas las casualidades. No se trata, entonces, de preguntar si Dios quiso o no.

Fue una casualidad que la bala le pasara a milímetros a Donald Trump pero la casualidad está vista y prevista en la mente de Dios desde toda la eternidad. Así que, efectivamente, fue también porque Dios lo quiso.

VL: Y no podríamos aplicar esa frase a Milei, entonces?

GZ: No, no, no. Desde el punto de vista teológico, religioso, desde el punto de vista judio-cristiano, todo lo que sucede, ya sea malo o bueno, está contemplado en la providencia divina, ¿ok? Simplemente hay que tener en cuenta entonces que Dios tolera los males. Con una praxis que solo él conoce, pero Dios tolera los males. Supongo que lo bueno que tiene Milei es querido por Dios, dado que él habla de las fuerzas del cielo, pero lo malo que tiene Milei es tolerado. Ahora, la tolerancia de Dios es infalible.

Nuestra tolerancia es falible, y gran parte de lo que condujo a Milei a su presidencia, es nuestra tolerancia falible de sus graves errores.

Gabriel Zanotti

Director Académico del Centro Friedman-Hayek

Con Luis Caputo como ministro de Economía y con Milei insultando a diestra y siniestra no hay salida

VL: ¿Graves errores?

GZ: Si yo estoy al lado de Milei y Milei insulta gravemente a López Murphy, yo tengo que intervenir, tengo que decirle: “no, mirá, disculpame, Javier, pero no puedo coincidir con ese insulto, ¿ok?Hubiera sido un honor para el liberalismo argentino que todos los liberales que estaban ahí en ese momento se hubieran levantado y se hubieran ido, y que Milei se hubiera quedado solo. Ah, eso hubiera sido una gran enseñanza moral, eso hubiera  sido estar a la altura de la situación. Pero no: se rieron todos. A ver, ponete en el lugar de López Murphy. ¿Pero quién es López Murphy ahora? ¿Fidel Castro? ¿Qué locura es esta? A eso me refiero con graves errores. Esas son las cosas que no se pueden tolerar, ¿está claro?

VL: Clarísimo.

GZ: Ahora, los liberales están, mis amigos liberales creen que error es solamente un error de contenido libresco, ¿no? Que se equivocó en lo que Rothbard explica. No es así, me estoy refiriendo a errores actitudinales muy graves. A eso me refiero.

VL: Haber hecho pasar frío a Macri en Tucumán fue un error grave. No contribuye a la armonía que debería haber en determinado sector, que es el que está intentando gobernar.

GZ: Lo último que voy a decir es, supongamos que yo me equivoque, y tengan razón los que digan, dale, la política económica es la que, es la de Luis Caputo, es la del equipo Macri. Bueno, pero entonces a mí me hubiera gustado que las cosas fueran más sinceras. No puede ser que una política económica de Macri llegue al poder en nombre de la Escuela Austríaca, de Mises y de Rothbard. Esto es ilevantable.

Dentro de algunos años, cuando todo esto se vaya a pique, ¿qué vamos a decir? Porque los liberales ahora estamos todo el tiempo explicando, “ah, yo no fui, fue Onganía, yo no estaba. Fue Martínez de Hoz yo no estaba. Fue Cavallo, yo no”. ¿Y ahora qué? ¿Ahora qué vamos a decir? ¿Ahora cómo vamos a decir que la Escuela Austríaca no tenía nada que ver? ¿Quién nos va a creer?

Me parece que ese es el gran interrogante.

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