07/07/24

El gobernador de La Rioja, con su «Chacho» devaluado, le hace un favor a Milei

La Rioja va a contramano del Ejecutivo. Muy pronto, la comparación de los dos modelos le va a servir al presidente para recordarle al país el precio de los ‘espejitos de colores’ en materia económica.

La victoria de Javier Milei en las elecciones presidenciales trajo consigo una promesa rota en las más altas esferas de la política. No del mandatario libertario que recién asumía, sino de un gobernador.

Hablamos de Ricardo Quintela, de la provincia de La Rioja. Por aquellos días, el referente kirchnerista del norte del país aseguró que si la boleta de La Libertad Avanza le ganaba el balotaje a Sergio Massa, él dejaría su cargo.

Finalmente, como todos saben, el economista libertario ganó estos comicios. Ahora, Quintela no renunció, sino que por el contrario, dijo que debía “defender a ultranza” el voto de los riojanos que lo pusieron en su puesto. Sin embargo, las cosas cambiaron para el gobernador kirchnerista, siempre acostumbrado a recibir fondos discrecionales por parte de la Casa Rosada. Con Milei llegó la “motosierra”, el gasto público comenzó a recortarse drásticamente a nivel nacional y las provincias fueron invitadas a hacer lo mismo. Aunque ninguna fue de manera tan brusca al “déficit 0”, los gobernadores comprendieron que las cosas habían cambiado… Bueno, casi todos ellos.

Quintela, ya negado a la idea de dimitir, decidió mantener el camino del oscurantismo económico del kirchnerismo. En lugar de recortar el gasto público, en una provincia donde lo estatal supera al sector privado, el gobernador apeló a la vieja receta de las cuasimonedas para salir del apuro.

¿Qué hizo? Decidió imprimir “chachos”, con el que les pagará parte de los sueldos a los funcionarios y empleados públicos. Aunque no dio muchos detalles, prometió “un pequeño interés” para que la gente decida mantenerlos, pero apeló a las amenazas a los comercios. El que no lo reciba a la paridad de “1 a 1” con el peso, sufrirá multas, clausuras y castigos por parte del gobierno provincial.

¿Hace falta explicar cómo se desarrollará esta historia? Pareciera que ya tiene un final absolutamente predecible, salvo para Quintela y sus asesores, que le dieron el visto bueno para esta aventura condenada. El plan fracasará, habrá un tipo de cambio paralelo, algunos aceptarán el precio de mercado, otros irán por las denuncias y las multas, algunos comercios serán clausurados y otros esquivarán los problemas pagando coimas en pesos o en dólares a funcionarios corruptos. Todo está cantado de antemano.

Sin embargo, esta crónica de una muerte anunciada tiene un beneficiario.

El presidente, eventualmente, podrá recordarle al electorado en el marco de las elecciones de medio término qué es lo que funciona en materia económica y qué es lo que tiene que dejar de ser intentado una y otra vez.

Sin querer, Quintela le está haciendo un favor a Milei, que se lo va a terminar cobrando muy pronto.

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