30/06/24

Los jóvenes libertarios se van al Carajo y desde allí, comienzan a construir otra narrativa

En las formas, es revolucionario: un canal de streaming irreverente, con ese humor millenial que es casi un dialecto para los que orbitan en otras décadas. En el fondo, es un 6,7.8 simple y llano, doctrinario y dirigido a una sola y única meta que es profundizar la narrativa liberal.

Eso es Carajo, el nuevo canal de streaming que ya está «mojando la oreja» en las redes. Con poca información y mucho regodeo, anuncian la llegada del canal con un video protagonizado por Alex Caniggia vestido de Ghostface, la máscara de la película «Scream».

Al filo de caer en el grotesco de un Jhony Allon digital, Caniggia «asusta» a una mujer que, banana en mano, corre hacia «Barat». Que no remite a Borat (aunque podría) sino a la expresión que el mismo Alex usaba para referirse a los programas de TV donde se lo mencionaba, en los efímeros momentos de fama mediática. Suena como Barato, pero sin la «o» final.

Lo cierto es que el temible Ghostface Caniggia «destripa» a la blonda actriz sacándole una silicona del pecho, hasta que se saca la máscara y, en voz inaudible dice algo así como «chupamela toda». Esa es la presentación de Carajo, el canal con el que los dueños de Blender planean conquistar el ecosistema liberal. Blender, la «licuadora» que revolucionó la comunicación digital, tiene más de un año online con programas como LuzuTV y Olga. Sí, el mismo que está en las antípodas ideológicas, el canal donde baila Sergio Berni, ahora senador bonaerense y rector de la escuela de Policía Juan Vucetich, y titila la luz de Tomás Rebord.

Sin hablar de política, hacen política 24/7. Multiplican el mensaje también en redes -sobre todo TikTok y X -para pelear- y se ríen de la realidad, de su público y de sus críticos con ese humor ácido y corrosivo que haría avergonzar a los viejos custodios del relato público.

Tanto que hasta son ¿irónicos? con ellos mismos, al reconocer que el superávit del INCAA es para financiar su canal. Sabiendo, claramente, la urticante reacción que provocan en otros periodistas y medios, al borde de la extinción por la ausencia de fondos que lo sostengan (empezando por Telam, a la que les encanta bardear cada vez que pueden).

Marcando una bisagra con los medios tradicionales, de los que se alejan en todos los sentidos posibles, Carajo se integra a esa profusa y cada vez más sustentable red de «troll» y sus derivados que inculcan el relato liberal.

Porque con publicidad oficial o sin ella, el relato se construye. Caiga quien caiga, versión streaming.

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