«Si siguen tirando a Pablo (De la Torre) a la parrilla, acá se van a poner el casco y van a ir a la guerra». Así lo anticipó a Visión Liberal una fuente con acceso a la familia «pañuelo celeste» que manda en San Miguel. La advertencia la hizo el finde pasado. Transcurrió una semana y todo fue para peor. A Pablo de la Torre no lo arrojaron a la parrilla. Lo estaquearon a la cruz. Todos los días ventilan un detalle nuevo. Primero fueron los rugbiers ñoquis y después derivó en la llamada banda del Opus Dei, que no era más que un sistema para «currar» los fondos de la Organización de Estados Iberoamericanos.
Fondos internacionales que Capital Humano usaba para fines varios como pagar empleados truchos o inexistentes, lucrar con el carry trade en los mercados del dólar paralelo y financiar sobresueldos y viajes para legisladores bonaerenses (Santurio, Romo, o Nahuel Sotelo), todos enganchados en el armado bonaerense de Sebastian Pareja.
No sólo no hubo bandera blanca ni tregua alguna para los De la Torre, sino todo lo contrario. Sólo que un «aliento» de las fuerzas del Cielo (no las del presidente Milei más emparentadas con el judaísmo sino las católicas, apostólicas, romanas) vino en auxilio de la familia De la Torre. Por razones que, por ahora, escapan al dominio público, las acciones de la ministra Pettovello se desplomaron casi tanto como los papeles argentinos en la Bolsa de NY. Karina Milei escupe llamaradas cada vez que recuerda que ponía las manos en el fuego por su «amiga» más fiel.
¿Fueron los De la Torre los que acercaron pruebas (todas ellas contenidas en celulares) de que la ministra había dejado sus huellas en el escándalo de los contratos de la OEI?
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¿Ellos alimentaron a «periodistas» como Christian Sanz en la segunda denuncia que golpea a Sebastián Pareja, el armador de Karina Milei en la Provincia de Buenos Aires?
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En San Miguel no terminan de dimensionar en el escándalo que están involucrados. Por increíble que parezca, la suerte política de los De la Torre está, por ahora, en manos del juez Ariel Lijo, al que le cayeron las dos causas. Si claro, el mismo Lijo que -acuerdo tácito con el kirchnerismo de por medio – podría desembarcar en la Corte Suprema de Justicia.
