Javier Milei se reunió el último martes por la noche en San Francisco con Sam Altman, CEO de OpenAI, la empresa estrella de Inteligencia Artificial, y le planteó su proyecto de convertir a la Argentina en un polo mundial en la materia.
La primera actividad oficial del Presidente fu con Altman, líder de la empresa estrella de IA que desarrolló ChatGPT. Altman, de 39 años, abandonó la prestigiosa universidad de Stanford para dedicarse a la invención tecnológica y por estos días se lo considera uno de los padres de la AI.
También es presidente de compañías de energías limpias como Oklo Inc y Helion Energy.
Como sigue la agenda de Javier Milei en Estados Unidos
- El miércoles por la tarde disertará en la Universidad de Stanford, y se reunirá con el director de esa institución, Richard Saller.
- El miércoles por la noche se reunirá con el CEO de Google, Sundar Pachai, y con el director ejecutivo de Apple, Timothy Cook.
- El jueves tendrá reunión con decenas de empresarios de Start ups del sector de la IA.
- El jueves por la noche tiene previsto disertar en el Pacific Summit, un encuentro de los popes de Silicon Valley organizado por el Bay Area Council.
- El broche final de la gira será un encuentro con el fundador de Facebook y CEO de Meta, Mark Zuckerberg.
Tras el encuentro, Milei posteó una foto con Altman haciendo juntos el clásico saludo de pulgar arriba y dijo que fue “una maravillosa reunión sobre la AI y las posibilidades que brinda una Argentina libertaria”. Según informes, durante la reunión “se discutieron diversas oportunidades en inteligencia artificial y las inversiones que Argentina podría realizar en estas actividades“.
Milei dijo que el país “tiene la oportunidad de posicionarse como un líder global en tecnología avanzada, aprovechando un entorno favorable a la innovación y libre de regulaciones restrictivas“. Altman le dijo al Presidente que estaba “entusiasmado por las oportunidades de colaboración que esto puede generar“.
Por estas horas, la intención de Milei es buscar inversiones y plantear a los empresarios tecnológicos que la Argentina tiene el potencial para convertirse en un polo de inteligencia artificial. Los funcionarios están convencidos de que el país tiene ventajas comparativas como grandes zonas abiertas al desarrollo, clima frío, capital humano de primer nivel y, ahora, un gobierno favorable a las empresas.
Idas y vueltas de un CEO que teme que la inteligencia artificial se convierta en un “arma letal”
Samuel H. Altman creció en Missouri, Estados Unidos y aprendió a programar y a desarmar una de las primeras computadoras de Apple, la Macintosh, cuando tenía 8 años, según contó a The New Yorker. No solo eso, según Altman, en esa misma entrevista dijo que tener una computadora lo ayudó con su sexualidad, gracias a las conversaciones y grupos en los que pudo participar durante su adolescencia. A los 16 años les contó a sus padres que era gay.
Altman Ingresó a la Universidad de Stanford, en California, para estudiar informática, pero no terminó la carrera. Un caso similar al de Bill Gates y Mark Zuckerberg, quienes abandonaron sus estudios de Harvard antes de convertirse en dos de los directores ejecutivos más influyentes de la historia.
Junto a unos amigos, Altman decidió dedicarse por completo a desarrollar su primera idea, Loopt, una aplicación para compartir la ubicación con otras personas. Estamos hablando del año 2005, mucho antes de que existiera WhatsApp y casi a la par que la aparición de Facebook. Esa primera aplicación no tuvo mayor trascendencia, pero sí sirvió de trampolín para lanzar la carrera de Altman como empresario y le abrió las puertas al mundo de las grandes inversiones tecnológicas.
Altman vendió su primer proyecto por más de US$40 millones, lo que le permitió expandir sus áreas de interés e invertir. Fue en ese período en el que junto con Elon Musk creó OpenAI, una compañía que le permitió sumergirse en un mundo que le generaba fascinación y temor: el de la inteligencia artificial.
Según su pagina web, OpenAI es una compañía de investigación cuya misión es, “asegurarse de que la inteligencia artificial beneficie a toda la humanidad y no acabe con ella”. En el extenso reportaje que escribió Tad Friend para The New Yorker en 2016, Altman habla de la necesidad de una fusión como el mejor escenario posible para el futuro.
“O esclavizamos a la inteligencia artificial o nos esclavizará a nosotros”, aseguró en ese reportaje.
Un idea que comparte Musk, quien si bien se desligó de OpenAI en 2018 por lo que llamó conflictos de interés con su principal empresa Tesla, sigue invirtiendo en ella y financia otros proyectos. Uno de ellos es NeuraLink para tratar de conectar nuestro cerebro a las computadoras.
El ahora dueño de X (ex Twitter) considera que solo de esa manera los humanos podrán mantenerse a la par de la inteligencia artificial y no ser desplazados por ella cuando esos sistemas se retroalimenten.
Hoy, tras el innegable éxito de Open AI, Sam Altman no es solo un ejecutivo exitoso en el mundo de la tecnología, sino que es una referencia para muchos líderes mundiales a la hora de hablar de IA.
Poco se sabe a cuánto asciende exactamente su patrimonio, pero hubo anuncios que proyectan su crecimiento hacia el selecto grupo de multimillonarios. OpenAI, que nació como un proyecto sin fines de lucro, se convirtió en una compañía híbrida de beneficios limitados.
En octubre de 2023 la compañía fue valorada en US$80.000 millones. ¿Llegará una porción de esa gran fortuna al país?