Según cifras recolectadas este jueves, además de los muertos, heridos y desaparecidos, casi 50.000 personas siguen en albergues, al menos 80 comunidades indígenas se encuentran afectadas y el gobierno anunció que importará un millón de toneladas de arroz para compensar los daños causados a la cosecha. Un informe de la Organización Meteorológica Mundial advirtió hace poco que un golpe de ‘El Niño’ y el cambio climático azotarían a América Latina y el Caribe.
La tragedia causada por las lluvias y las inundaciones en Rio Grande do Sul, al sur de Brasil, ya está en la lista de las mayores catástrofes provocadas por tormentas en la historia de ese país. Según el último boletín de la Defensa Civil del estado (este jueves), cien personas murieron, pero otras 128 siguen desaparecidas y se estima que la tormenta afectó al menos a 1,4 millones de personas.
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Además, según cifras oficiales, hay 66.761 personas en albergues, 163.720 sin hogar y 372 heridos que siguen en observación. Aunque bajo la intensidad de las lluvias, los municipios afectados continúan sumergidos. Para poner en contexto, las inundaciones en la Región Montañosa de RJ en 2011 –900 muertos-, la de Caraguatatuba en el 67′ –450-500 víctimas– o la de Recife en 1966 –175 muertos– fueron las únicas inundaciones de estos dos últimos Siglos que tuvieron peores consecuencias que la actual.
Una encuesta realizada la última semana por Genial/Quaest muestra que más del 90% de los brasileños consideran muy grave la situación en Rio Grande do Sul. Para el 68% de los entrevistados, el gobierno estatal (Leite, de derecha) y el gobierno federal (Lula, de izquierda) 59%, tienen la mayor responsabilidad por la calamidad que azota al sur de Brasil. Rápido de reflejos estuvo Lula al principio de esta semana al anunciar un paquete de ayuda de 50 mil millones de reales que van a estar destinados para familias, empresas y pequeños agricultores.
Más interesante fueron las cifras en el grado de responsabilidad que encuentran los habitantes del sur del gigante latinoamericano al cambio climático por la trágica situación.
Según Quaest, el 64% de los brasileños atribuyen enteramente la situación a los efectos causados por el cambio climático. Para el 30%, es sólo una de las causas. Para el 1% no existe ninguna conexión. En opinión del 58% de los brasileños, existe la percepción de que el cambio climático ocurre debido a la intervención humana, una caída de 15 puntos porcentuales respecto a la última encuesta, realizada en diciembre de 2023. Por otro lado, la porción que atribuye los efectos de los cambios climáticos y otros factores aumentaron del 7% al 27% en esta edición de la encuesta, respecto a la anterior. El intervalo de confianza de la investigación es del 95% y el margen de error es de más o menos 2,2 puntos.
Lo cierto es que estos últimos dos años los impactos de El Niño fueron particularmente dramáticos, con una sequía histórica en el Amazonas y ahora los científicos aseguran que el clima extremo ocurre con mayor frecuencia debido al cambio climático causado por el hombre.
“Estas tragedias seguirán ocurriendo, cada vez peores y más frecuentes”, planteó Suely Araújo a EuroNews, coordinadora de políticas públicas del Observatorio del Clima, una red de decenas de grupos ambientalistas y sociales. “Brasil necesita adaptarse a los efectos del cambio climático“, añadió.
Pero Araújo no fue la única en hablar del fenómeno. “Necesitamos dejar de correr detrás de los desastres naturales. Necesitamos ver de antemano qué calamidades podrían ocurrir y tenemos que trabajar”, confesó Lula a los periodistas después de visitar por segunda vez Rio Grande do Sul.
Un informe de la OMM sobre el estado del clima en América Latina y el Caribe 2023 confirmó que ese fue, con diferencia, el año más cálido registrado en la historia. El nivel del mar siguió aumentando a un ritmo superior al promedio mundial en gran parte de la parte atlántica de la región, amenazando las zonas costeras y los pequeños Estados insulares en desarrollo.
“Las condiciones de El Niño durante la segunda mitad de 2023 contribuyeron a un año cálido récord y exacerbaron muchos eventos extremos. Esto se combinó con el aumento de las temperaturas y peligros más frecuentes y extremos debido al cambio climático inducido por el hombre”, advertía el informe, que puso como ejemplo inundaciones y deslizamientos de tierra que provocaron un gran número de víctimas y pérdidas económicas. Contaba, por ejemplo, el caso de São Sebastião, también en Brasil, donde se acumularon 683 mm de lluvia en 15 horas en febrero de 2023, lo que provocó un deslizamiento de tierra que provocó al menos 65 muertes.
Más de un año después, un escenario similar se observa al sur de Brasil, que como el resto del planeta, deberá aprender a leer las señales del cambio climático.