La Semana Santa llega con la «dolarización sintética» y Karina candidata

Desde la convulsionada Semana Santa de 1987 con el alzamiento de los militares «carapintadas», que el expresidente Raúl Alfonsín sintetizó con la frase que pasó a la historia «la casa está en orden», la celebración mas importante de la liturgia católica (después de la Nochebuena con el nacimiento de Jesús para los católicos) siempre tiene condimentos políticos.
La era Milei no rompe esta inercia tradicional de agitar fantasmas políticos para una fecha siempre proclive a ser receptiva a las operaciones mediáticas.


Así, deslizadas en dosis homeopáticas, dos hipótesis de trabajo comenzaron a tomar fuerza en las horas previas al feriado super extra large: la cercana puesta en marcha de una «neo convertibilidad» o «dolarización sintética» y por otro lado, el todavía tímido pero decidido avance de la candidatura de Karina Milei a las legislativas del 2025 o -más ambicioso aún- para el recambio 2027.
La hipótesis económica no es novedosa. Milei siempre tuvo ese objetivo. Sólo que hoy después de tres meses al comando de la botonera del poder, la realidad le impone límites infranqueables. El FMI no le dará dólares para intentar una convertibilidad al estilo de la que hizo Cavallo en 1991, y tampoco podrá imponer una dolarización a la ecuatoriana, como el Presidente siempre lo imaginó. No. Esos proyectos están muertos antes de nacer.

Días atrás, el periodista Pablo Wende publicó en Infobae, citando a fuentes de Wall Street, que la «dolarización sintética» (un eufemismo creativo para decir que no seria una dolarización de 1 a 1000 pesos como siempre lo imaginó Milei) sería un mix entre la dolarización plena y la flotación del tipo de cambio que rige hoy. Pero el dato clave sería que el BCRA dejaría de emitir pesos por todo concepto, lo que a la larga implicaría que la «competencia de monedas» (dólares y pesos) más tarde o más temprano haría que la balanza se incline en favor de la divisa norteamericana al haber cada día menos billetes peso en la calle.

Como la ilusión de los «brotes verdes» de Macri en 2016, la eventual salida del cepo de manera más o menos ordenada es la luz al final del túnel que imaginan Milei y su ministro Caputo. Las restricciones impuestas por el Fondo son un cepo a la ilusión oficialista. La «dolarización sintética» sería la respuesta creativa a una imposición de la realidad que tiene nombre y apellido, Fondo Monetario Internacional.
La pata política de ese escenario optimista por el cual el Gobierno logra salir del cepo cambiario a un costo «bajo» en términos económicos y sociales, sería entonces la consolidación del mileismo puro. Dejando atrás cualquier idea de fusión hard con el PRO de Mauricio Macri (aunque el ex presidente no tenga aún la «vaca atada» en su propio partido), para explorar la consolidación de una fuerza política que le ponga carne a lo que aún es un sello partidario como La Libertad Avanza.


Por ahora la idea de que Karina Milei compita en el 25 es un globo de ensayo. Lo único cierto es que Lule Menem y Sebastian Parejas se ocuparán de ir sumando territorio tanto a nivel país como en el intringulis de la Provincia de Buenos Aires.
Pero como la ambición siempre fue un sello de «Los Milei», los fogoneros de Karina primera diputada bonaerense el año próximo, redoblan la apuesta – como en el poquer- sin que se hayan dado vuelta las cartas, y ya sueñan con Karina presidente en 2027.
Atención, el sueño no es novedoso. Hace justo veinte años, Nestor Kirchner imaginó que el apellido podría ser gobierno en cinco períodos consecutivos de cuatro años cada uno. Y aunque la realidad le frustró el sueño, lo intentó.

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