El ministro Luis “Toto” Caputo tuvo su balance personal de los Cien Días al frente de la silla eléctrica de Economía. El auditorio amigable del Consejo Interamericano del Comercio y la Producción lo agasajó con un almuerzo en el Hotel Hilton y él les devolvió la atención con un fuerte reconocimiento: los llamó “héroes”, mientras desparramó optimismo hacia el futuro.

Ante un auditorio de más de doscientos empresarios y CEOs, el ministro les aseguró que la “estabilidad” vino para quedarse (sin entrar en detalles sobre las tasas de dos dígitos de inflación que tuvo el trimestre diciembre-febrero) y les prometió que en los próximos meses – sin precisar plazos concretos- y anclado a la política de “déficit cero” vendrá una mejora o recuperación en los niveles de empleo y del crecimiento económico. “Y cuando esto suceda, habrá llegado el momento de bajar los impuestos”, se comprometió.

Antes de que hablara el ministro Caputo, el anfitrión y vicepresidente de la Sociedad Rural Argentina, Marcos Pereda, marcó con claridad la visión del empresariado local: “Para que la Argentina crezca y se desarrolle, debe abrirse al mundo”. Y puso como condición necesaria “que haya reglas claras y transparentes, que le permitan al empresario poder invertir”.

Pereda le advirtió al ministro que “una ley tan importante como lo es la Ley de Bases, no puede naufragar dos veces”. Poniendo el dedo en una llaga que aún no cicatriza en el Gobierno de LLA. Y en un mensaje que tiene múltiples destinatarios, Pereda equiparó el traspié del proyecto de Ley Bases, con el DNU “que fue rechazado en el Senado y que esperemos sea aprobado en Diputados”.
Para el ministro Caputo, el balance fue positivo. Expuso su mirada optimista sobre el rumbo económico, y ratificó que el núcleo más influyente del empresariado argentino le exige no apartarse del rumbo trazado. El apoyo no implica un cheque en blanco ni mucho menos.
Caputo tuvo su balance “positivo” de los cien días en el CICyP, pero no se llevó un cheque en blanco