14/01/25

Espejos de colores: por qué dolarizar la economía es una pésima idea

No existen soluciones mágicas a los problemas argentinos, tampoco caminos fáciles e indoloros. La dolarización fue planteada como una vía fácil para recuperar el poder adquisitivo.

El actual presidente Javier Milei, desde hace años, viene repitiendo en conferencias, libros y charlas la idea de dolarizar, debido a que, según sus propias palabras, el peso no puede valer más que excremento. En este artículo vamos a exponer, junto a usted lector, un par de anotaciones de por qué dolarizar es una pésima idea para Argentina. Espero puedas acompañarme en este recorrido.

Problema político-económico

El principal obstáculo para una potencial dolarización es el aval político para hacerlo, ya que, por lo visto en la fallida Ley Bases, se dejaron al descubierto varios de los problemas que tiene LLA a la hora de lograr el quórum, y posteriormente, tener los votos para aprobar los proyectos. Esto último puede darnos a entender que quizás estamos en vísperas de ver un oficialismo que va a tener que negociar ley por ley.

Aparentemente, Guillermo Francos y Martín Menem parecen estar descubriendo que es complicado concretar acuerdos sostenidos en el tiempo si a la hora de lograr cerrar uno, el mismísimo presidente saca un tweet insultando o riéndose, según la suerte que corran, de la persona con la que acaban de arreglar o con la que necesitarían hacerlo.

Argentina padece el sufrimiento de estar entre la espada y la pared, con una pobreza en torno al 57% según información de la UCA (Universidad Católica Argentina), la cual afecta sobre todo a los niños menores de 14 años. No hace falta pensar mucho para entender que el horno no está para bollos y que un mínimo error en la navegación de la política económica puede generar un desgaste de la base electoral muy fuerte para el actual presidente si no es corregido rápidamente el rumbo macroeconómico.

Ahora, más allá de lo lógico que es para usted y para mí saber que un proceso de estabilización económica suele ser de todo menos placentero, nos toca hablar de por qué quizás la mejor salida de ese proceso no es la dolarización.

En el inicio de este artículo hice mención de que una de las pocas cosas que un país NO debería delegar es la economía. ¿Por qué motivo deberíamos ceder el control de la política monetaria? ¿Para evitar que los políticos emitan? ¿Realmente pensamos que la emisión siempre es mala? ¿No sería más coherente apuntar a un pacto de políticas de estado como el resto de países que se estabilizaron? ¿Qué nos asegura que Estados Unidos sea siempre el país sólido y confiable? Muchas dudas surgen a la hora de pensar en la dolarización por más de cinco minutos.

Otro de los problemas es la expectativa de la dolarización y la realidad de la misma. Diversos estudios de opinión han demostrado que la expectativa de la mayoría de los argentinos es una dolarización uno a uno, cuando en palabras del propio presidente, la dolarización se hace a tipo de cambio de mercado. Y no, antes de juzgar como un tonto a alguien que tenía la genuina creencia de que la dolarización sería simplemente pasar de cobrar doscientos mil pesos a cobrar doscientos mil dólares, debemos recordar que el último proceso símil dolarización que tuvo Argentina fue el uno a uno, impulsado por el expresidente riojano y mejor presidente de la historia según el actual, Carlos Saúl Menem.

En otro aspecto, todavía no llevamos la discusión a aspectos más profundos como el manejo de la banca en Argentina al eliminar el BCRA, ni tampoco si es conveniente el convertirnos en un país caro para el turismo y caro para la exportación.

Lee más: Una parada intermedia en el camino a la dolarización: cómo funciona la canasta de monedas que impulsa Milei

Con esto no propongo seguir teniendo una moneda que pierde valor constante como pasa con el actual peso argentino, pero, ¿es realmente imposible crear una moneda que sea relativamente estable? Yo considero que no, y es que la moneda no es más que el reflejo de la confianza en un gobierno. Y en las últimas semanas hemos visto cómo el Banco Central aumentó su nivel de reservas de forma considerable, saliendo a comprar dólares. Las corridas cambiarias se detuvieron y la inflación empieza a bajar su aceleración aún con un aumento considerable de precios relativos.

Estamos frente a uno de los momentos más importantes, raros e impensables de la historia nacional, y en esto sí estoy más claro, la victoria no dependerá sólo de nosotros, sino que necesitaremos algo de apoyo de las fuerzas del cielo.

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