02/07/24

Si no se conoce a fondo su ética liberal y sus postulados…¡dejen a Alberdi descansar en paz!

La ética liberal en juego en cada propuesta electoral

En contexto de crisis, a lo largo de casi 170 años, en cada momento de incertidumbre, la obra de Alberdi vuelve a tener relevancia y se le reconoce como autor y autoridad a la que algunos dirigentes vuelven para explicar el desvío en el ejercicio del poder del Estado.

Por esto, dos candidatos vienen citando en esta campaña a Juan Bautista Alberdi, como padre de la Constitución de 1853, pero también como justificación para las políticas públicas que se proponen como oferta electoral para ganar la elección presidencial. Buscan, con este alegato de autoridad, validar sus credenciales republicanas o liberales, pero no siempre es conocido cuanto de verdad comunican al citarlo.

Entonces, hay que poner en claro que Alberdi dijo mucho menos que lo que se expresa respecto de él y de lo que él validaría.

Por esto, aquí vamos a enunciar puntos relevantes de su pensamiento a efectos de que la ética de los candidatos en contexto de emergencia sea analizada, para que no todo sea válido, y entonces cualquier frase al pasar sea dicha como de fuente Alberdiana.

Alberdi tenía claro que su visión era republicana y liberal y a estos efectos, de clarificar su visión, enunciamos sus postulados más importantes en materia económica y financiera: 

1- Debíamos liberar a las fuerzas individuales para que el desarrollo económico produzca riquezas. Para esto, el Estado no debía ser un limitante para la iniciativa privada ni el intercambio comercial y frases como soberanía nacional, industria nacional, Estado empresario son contrasentidos para retener recursos y mediante impuestos benefician a un sector en perjuicio de otros, cometiendo una injusticia.

2- El peor enemigo de la riqueza del país es el fisco. Y esto nos viene de nuestra cultura latina, en tanto nos hemos vuelto máquinas de recaudación del Estado en vez de ser libres emprendedores que solo gastan su esfuerzo en mejorar su trabajo para generar capital y trabajo, que aumente la riqueza que tanto necesitan los ciudadanos. No se opone a los impuestos pero estos deben ser razonables para no impedir ni limitar el libre intercambio de bienes y servicios.

3- Los salarios no deben ser fijados por ley o decreto. Deben ser parte del valor producido y la negociación entre privados según cada sector productivo, en tanto es un precio más de la economía. Fijar salarios mínimos, máximos, no protege a los trabajadores, los ata a la decisión administrativa sin atenerse al cambio de contexto económico y financiero.

4- Las empresas del Estado o la industria nacional son funciones impropias del Estado. El Estado debe legislar, juzgar y administrar, no labrar, fabricar o hacer de empresario o comerciante, en tanto no solo lo hará de modo ineficiente con los recursos de los impuestos sino que además lo hará en desmedrado de toda la iniciativa privada o sociedad que posee menos recursos.

5-Los cambios políticos y sociales cuando deben darse para superar una situación de crisis o ineficiencia en las políticas públicas, deben sancionarse por medio de normas específicas, parciales, graduales, que trate el congreso con base en la experiencia y no mediante abstracciones que busquen cambios totales que al día siguiente quedan refutados por la variación de la realidad.

6- El Tesoro nacional pertenece a las provincias, en tanto está formado por el valor de sus tierras y exportaciones y así costea al gobierno nacional que es tan propio de cada provincia. Esto deja en claro cómo se construye la nación, desde abajo hacia arriba y no a la inversa.

7- Finalmente, si todos los aportes del tesoro nacional no son suficientes, es preferible siempre la emisión de deuda soberana antes que la emisión espuria de dinero, en tanto produce inflación y no deja de ser un impuesto encubierto que erosiona el trabajo de los ciudadanos. Por esto, el Banco Oficial no tiene por función principal emitir moneda de papel para beneficio de un gobierno en desmedro del patrimonio de los ciudadanos.

Por todo lo anterior, la ética de gobernantes en tiempos de crisis exige que la comunicación electoral y posterior de gobierno y políticas públicas -si se dicen que son de influjo alberdiano- tenga en cuenta los aspectos anteriores para no sacrificar y pisotear el pensamiento liberal bien entendido y volver a mancillar una vez más sus principios. Caso contrario, dejen a Alberdi descansar en paz, y no se apropien o lo usen instrumentalmente para su conveniencia propia.

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