05/07/24

Del «Yo te cuido» al eterno confinamiento

La construcción de un mito: Alberto Fernández y el eterno confinamiento

136 días. Hace aproximadamente cuatro meses y medio que se declaró en la República Argentina el aislamiento social y preventivo. El 20 de marzo con apenas 128 casos positivos de Covid, el presidente Alberto Fernández declaraba el estado de Emergencia Sanitaria y los argentinos nos confinábamos en nuestros hogares esperando el pico de casos anunciado para fines de abril. Ahora bien, ya ha corrido mucha agua bajo este puente, y aún sin experimentar el esperado pico, en Argentina el presidente anunció una nueva extensión del confinamiento hasta mediados de agosto.

Ciertamente, es posible que un lector ajeno a las singularidades que caracterizan al país se pregunte cómo es posible que un presidente consiga que sus ciudadanos respeten un aislamiento tan prolongado y no opongan resistencia a tan impopular medida. Pues bien, la respuesta no resulta tan sencilla, pero intentaremos indagar en las siguientes líneas cuál fue la estrategia política implementada por Fernández para llevar adelante un confinamiento tan extenso.

La política, por su misma naturaleza se trata de solucionar conflictos y convencer a los demás haciendo uso de la palabra, evadiendo así la implementación de la fuerza.

Es por este motivo que el recurso implementado por Alberto Fernández fue esbozar convencedores discursos, y si bien todos los políticos hacen uso de la misma herramienta, los del presidente argentino se caracterizaron por un elemento distintivo: su carácter mítico-populista.

El fenómeno del populismo ha experimentado en el último tiempo un boom extraordinario, y ha tenido una presencia innegable en el continente latinoamericano. Las definiciones sobre este fenómeno son variadas, y las distintas escuelas que han abordado su estudio lo encuadran en torno a sus propios términos metodológicos. No obstante, parecería haber cierto consenso hacía dentro de un sector de la comunidad politológica en considerar al populismo como un tipo de narrativa política performativa que divide el campo social y establece un antagonismo entre un “nosotros” y un “ellos”. Es de público conocimiento que argentina hay dos polos bien diferenciados: quienes adhieren al kirchnerismo y sus opositores.

Por añadidura, es menester señalar que el discurso populista en este caso adquiere el adjetivo mítico, esto es así pues todo mito que se precie cuenta con la presencia en su relato de un héroe, un villano y un pueblo que necesita ser salvado.

Resulta evidente quién es el héroe de este relato, como buen populista Alberto Fernández es quién va a dar la batalla épica para salvar al pueblo argentino. Aquí cabe preguntarnos ¿Contra quién se enfrenta el presidente y de qué tiene que salvar a su pueblo? Bueno, de acuerdo a los discursos enunciados y las entrevistas concedidas al periodismo local, en un principio Fernández construyó como personaje antagonista a un adversario bastante impersonal identificado por un lado en el capitalismo financiero y por el otro en el virus COVID-19. Siguiendo esta lógica, su deber es salvar al pueblo de contagiarse coronavirus, por lo que anuncia una cuarentena ad infinitum y luego debe salvarnos de la eminente crisis económica provocada por semejante medida.

            En sus ponencias públicas, el presidente exclamó numerosas veces “yo los cuido” en un tono paternalista, asumiendo a diferencia de otros líderes mundiales, que los ciudadanos argentinos debemos contar con el tutelaje estatal para asegurarnos la vida y no con nuestra mera responsabilidad individual.

En una oportunidad incluso llegó a referirse a las voces opositoras manifestando “no me van a torcer el brazo, voy a cuidar a la gente”. Su autoproclamación como héroe fue evidente, sin embargo su lucha contra la pandemia y la crisis económica atribuida al capitalismo no se presenta tan clara, pues tras cuatro meses continúan sin un plan económico para enmendar el desastre producido por la cuarentena.

Como se señaló anteriormente, esto fue tan solo en al principio, puesto que a medida que pasaron los meses y el confinamiento iba perdiendo adherentes- los argentinos ya no respetan la cuarentena obligatoria- añadido a las medidas radicales que se tomaban desde el gobierno, como pudo ser la expropiación de la empresa Vicentín o la nacionalización de las prepagas, parecería ser que los enemigos discursivos de Fernández no son suficientes para mantener su mito.

Este presidente que quiso ser el héroe que rescataba a su pueblo y luchaba contra un sistema “roto” como es el capitalismo y un virus invisible, devino en un gobernante que le anuncia una nueva extensión del confinamiento a un pueblo que ya no acata sus directrices.

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