La historia de Rafaela y del país está sellada a fuego en sus paredes. Por ella pasó la época pujante de la Argentina que crecía y la decadencia perenne de lo que distintos colores y signos políticos hicieron con ella. Todo está ahí, en La Recova. “Venían trenes enteros de Buenos Aires con mercadería. Podías conseguir lo que quisieras. Y como muchos trabajaban en el campo y tenían ingresos anuales, anotaban en una libreta lo que compraban y lo pagaban con la cosecha”, recuerda Miguel Angel Morra para describir ese coloso que se esgrime en la ciudad santafesina.
Allí también transcurren las historias de La Recova. Allí se reúnen jóvenes estudiantes universitarios y entretejen estos relatos donde “algunos tienen pensamientos acordes a la libertad individual y otros con pensamientos afines al intervencionismo estatal”, relata Morra.
Una romería, como la que vivió esa gran galería comercial en su época dorada. “Tanto que existía -recuerda- una habitación reforzada y con puerta casi blindada para la época, donde la gente guardaba sus ahorros en billetes, joyas o lo que sea y se les cobraba por eso”. Una especie de cajas de seguridad de principios del siglo XX hasta avanzada la década del 70, donde los almacenes Ripamonti, la Recova, Rafaela y el país comenzaron a escribir una historia más negra.
Miguel Angel Morra presenta así el segundo libro de su autoría, donde los personajes razonan sobre temas de actualidad y como una forma de resistencia al adoctrinamiento de muchos profesores y del paradigma de la educación. Todos los personajes de la obra La Recova representan, de alguna manera, la sociedad que los acuna. “Algunos aprenden a razonar, otros no, algunos deciden en base a ese razonamiento, otros no“.
Lógicamente, el punto de confluencia de todas las historias es la libertad. De hecho, el autor tiene su propio sello, donde difunde “Amo a la Libertad” y las obras de autores noveles, que encuentran en su editorial el canal donde difundir sus ideas. “La tecnología ha logrado que muchos autores puedan publicar sus libros en plataformas de redes y venderlos por ahí”, dice.
De hecho, su libro se puede comprar a través de Amazon, aliviando costos de distribución y con entrega inmediata. “Esto hace que Buenos Aires no sea tan relevante en estos temas, aunque todavía tiene demasiada influencia”.
Esa visión centrista del país es más intensa cuando se observa desde el interior. Y Rafaela es un lugar emblemático de la Argentina productiva, donde las decisiones políticas impactan de lleno -para bien y para mal.
“El mensaje general del libro es que en libertad todo es mejor. Sobre todo para la gente que hace esfuerzos por vivir y progresar“. En ese sentido, Rafaela es un testigo fiel de esas palabras.
“Rafaela es una región de emprendedores. Podría ser mejor, más desarrollada y se viviría mejor si los políticos intervencionistas no existieran”.
Mal de muchos, consuelo de tontos; pero el mal que adolecen los casi cien mil rafaelinos es la catástrofe de todos los argentinos. “¿Es una buena ciudad? Si. ¿Podría ser mejor? Si. Pero, aclara Morra, será por su gente trabajadora, emprendedora e innovadora. No será gracias a los políticos, sino a pesar de ellos.