Hace tan solo 40 años, España y Argentina eran dos países con un PBI per capita similar. Hoy el PBI per capita español triplica al de Argentina. ¿Qué pasó?
En tan solo 40 años los argentinos pasamos de ser iguales a nuestros pares españoles, a ser como mínimo, tres veces más pobres. ¿Cómo explicar semejante debacle de Argentina? ¿A qué podemos atribuir semejante caída, sin precedentes en la historia moderna, en los rankings mundiales de riqueza?
Retrocedamos un poco en el tiempo: el 1 de enero de 1986 el Reino de España ingresó formalmente en la entonces “Comunidad Económica Europea”, hoy “Unión Europea”. Tal vez ésta haya sido una de las mejores decisiones políticas, sociales y económicas que España haya tomado jamás. Ya en 1990, a solo cuatro años de la incorporación, el PBI español se había duplicado y crecía a un ritmo superior a todas las demás economías del bloque europeo.
Sin embargo, lo más importante no son siquiera esos datos sino que con su ingreso España vino a integrarse a un sistema de ideas y a todo un funcionamiento jurídico, político y económico.
Países de algún modo “periféricos” en tal sentido, se han esforzado por entrar (Rumania y Bulgaria lo hicieron en el 2007, y Croacia lo logró en el 2013 Croacia, mientras Turquía, Macedonia y Serbia aguardan pacientemente su turno). ¿Por qué? Porque son conscientes de las ventajas de “´pertenecer a este club”.
Cuatro principios liberales clásicos informan el éxito del proyecto común europeo.
- La defensa de la democracia, la paz y la libertad de expresión. Toda Europa estuvo inmersa durante el siglo XX en el mayor conflicto bélico de la historia. Franceses y alemanes se mataban a balazos, se bombardeaban recíprocamente sus ciudades, y la libertad de expresión no gozaba de su mejor momento.No obstante, la Unión Europea, con esos antecedentes, logró que países históricamente enemigos pasaran a ser aliados, tal como pasa con Alemania y Francia, hoy motor económico del bloque europeo.
- La apertura al comercio y el libre tránsito de personas. En el plano económico, la Unión Europea logró instalar la idea –prácticamente inexistente en el debate económico argentino- de que el libre comercio es una herramienta fundamental para la prosperidad de un país. Sus integrantes crearon el mayor mercado “único” a nivel mundial, con total libre tránsito de productos, servicios y personas: un mega mercado de alto poder adquisitivo de más de 400 millones de personas.
- Estabilidad Monetaria. Es sabido que los desequilibrios monetarios crónicos producen una pérdida de confianza en la moneda, (si existen dudas, bastará preguntar a cualquier ciudadano argentino qué hace con sus pesos y cuán feliz está con ellos). La creación del euro en 1999 brindó a los países de la eurozona una estabilidad monetaria que viene durando ya 20 años. Incluso le ha quitado al dólar estadounidense parte de su protagonismo como reserva de valor a nivel mundial.
- Responsabilidad Fiscal. Jugar con los déficits fiscales no es aceptable para la UE. Sin ir más lejos, hemos visto recientemente cómo, con el fondo de reconstrucción europeo por el coronavirus, los países más ricos y desarrollados de Europa –entre ellos Alemania, Suecia, Holanda o Dinamarca- enfrentaron duramente a España e Italia, países a los que critican por no aprovechar los períodos de bonanza para sanear sus cuentas públicas. Sin embargo, esto no significa que España pueda operar de cualquier manera. Los parámetros comunitarios ponen un freno a cualquier iniciativa de gasto delirante, como los que muchas veces quieren implementar los gobiernos de izquierda.
En comparación, observemos a la Argentina de los últimos 70 años. ¿Cuál ha sido el lineamento político-económico que ha primado?
- La sustitución de importaciones, el concepto de “vivir con lo nuestro” propio del autarquismo, tesis ya refutada hasta el agotamiento y superada totalmente en la práctica por la mayor parte de los países del mundo.
- Déficits fiscales permanentes que generan presiones tributarias descomunales, así como recurrentes crisis de deuda o una persistente “ingobernable” inflación
- Un Banco Central que obviamente no es independiente y financia con generosidad cualquier ridiculez que los políticos de turno le soliciten en materia de emisión monetaria, poniendo sonrisas en las caras de los empresarios del papel y las tintas en cuestión.
Todas estas falencias nos han llevado a empobrecernos a pasos acelerados. Pero mientras no cambiemos nuestras políticas erradas e iniciemos un camino similar al de la “Madre Patria” -disciplina fiscal, moneda sana y comercio libre- no tendremos salvación.