El feminismo, en su esencia, busca la igualdad, la autonomía y el respeto para las mujeres, pero su noble propósito se ve amenazado cuando regímenes autoritarios o movimientos populistas lo instrumentalizan para consolidar poder político y social. Esta apropiación distorsiona su espíritu, imponiendo dogmas que restringen la libertad de las mujeres y silencian la pluralidad de voces, contradiciendo los principios de emancipación. Lourdes Nadia Romero, de Ladies of Liberty, escribe sobre lo siguiente.

En su más puro significado, el feminismo representa una lucha por la autonomía, la igualdad y el respeto hacia las mujeres.
Hoy en día, sin embargo, este movimiento de carácter legítimo puede acabar desviándose de su camino en el momento en que es aprehendido por regímenes autoritarios o por movimientos populistas que se apoderan de él para la consolidación del control político y social que anhelan.
Una apropiación que distorsiona el verdadero sentido del feminismo, el debería estar al servicio de la libertad. Esta apropiación del feminismo no contribuye a potenciar a las mujeres para que decidan libremente, en la búsqueda de la autonomía y de la libertad, sobre la realización o no de sus vidas de una forma determinada, sino que lo que hace es imponer, a las mujeres por la vía de la fuerza, una versión rígida y dogmática del feminismo que anula el pluralismo de voces y reduce la diversidad de las experiencias a un relato oficial de contenido único.
[La libertad también tiene voz de mujer]
— Visión Liberal (@vision_liberal) June 13, 2025
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La crisis de la autonomía que está viviendo esta apropiación se puede observar claramente en aquellos países que son habitualmente tachados como “feministas”: es el caso de aquellos donde el Estado interviene en la decisión reproductiva y la libertad de expresión de las mujeres, mediante un pretexto de las justificaciones demográficas de tipo “proteger socialmente a las mujeres”. O en aquellos países donde claramente se subordinan a la mujer a los intereses estatales que no tienen nada que ver con la emancipación.
Por otra parte, en el contexto del autoritarismo populista, el feminismo se convierte en una herramienta política al servicio de dividir aún más a la sociedad. En este caso se entiende, a su vez, la creación de los “enemigos internos”, la etiqueta de las personas que cuestionan los relatos oficiales a partir de las cuales se genera un clima de intolerancia y de censura que avasalla sobre la libertad de pensamiento y de expresión. En determinados ámbitos, el feminismo hegemónico ha adquirido un sentido casi dogmático, donde cualquier disenso se concibe como una especie de traición al feminismo o bien se está colaborando con el sistema opresor. Eso significa que tal inflexibilidad no solamente implica una restricción a la libertad de las mujeres, sino que también contradice uno de los principios básicos del feminismo: la libertad y el respeto por la individualidad.

En respuesta a ello, el feminismo liberal y el feminismo libertario optan por un abordaje diferencial: la libertad como valor. Es la defensa de que cada mujer pueda decidir por sí misma, sin imposiciones y coacciones por parte del Estado o la sociedad. Este feminismo acepta la complejidad de las diversas opresiones y aboga por la pluralidad, por la divergencia y por el respeto a las decisiones. Ciertamente, en un momento de la historia en donde la democracia está bajo asedio y los autoritarismos han emergido, el feminismo no puede convertirse en una ideología más de Estado ni en un elemento de poder.
La verdadera emancipación es de hecho incomprensible si no hay respeto a la libertad y la lucha a cada forma de dominación, ya sea patriarcal o estatal. Entonces, es importante recordar que el feminismo es un movimiento vivo que se sustenta por la diversidad de sus expresiones y su debate. Es precisamente en ello donde tiene su fuerza; poder cuestionar el poder desde diversas perspectivas y la búsqueda continua de la justicia social como la libertad y la emancipación. Solo así podrá ser un elemento de transformación y un elemento auténtico.