05/11/2025

El proyecto revolucionario de Token Mithrandir y sus NFT’s buscan mejorar la conservación ambiental del Valle de Punilla

El proyecto “Token MITHR (Mithrandir) & Zorros del Valle de Punilla (Argentina)” sigue avanzando con fuerza, habiendo superado las 130 imágenes en su colección de NFTs. Todos los detalles.
Valle de Punilla, en la Provincia de Córdoba.

Esta iniciativa, inspirada en los emblemáticos zorros colorados y grises que habitan el Valle de Punilla, ha capturado la atención tanto de los residentes locales como de los turistas que visitan esta región cordobesa.

El Token Mithrandir es un proyecto innovador que fusiona conceptos vanguardistas dentro del ecosistema de Cardano. Sus co-fundadores, Daniel Rodríguez y Ulises Barreiro, cuentan con una sólida trayectoria en el desarrollo de proyectos dentro de esta plataforma blockchain, la cual se destaca por su activa comunidad global. Ambos han continuado con otros proyectos paralelos, pero han logrado dar vida a Mithrandir como un primer paso hacia una visión más amplia y ambiciosa.

El equipo detrás de este proyecto es diverso y está compuesto por talentos internacionales. Desde programadores hasta artistas, incluye a figuras como Alberto Medrano (Bolivia) en el área de prensa digital, Jorge Córdoba (Argentina) como diseñador gráfico, y Sebastián Labi (Argentina), un ilustrador especializado en NFTs.

Además, Dominique Gromez (Argentina), antropóloga con dos posgrados en género, aporta una perspectiva de género que distingue a Mithrandir en el ámbito cripto.


Para complementar, más de siete artistas plásticos ya han contribuido con sus colecciones de NFTs a las galerías de Token Mithrandir en la plataforma Cardano. Esta perspectiva de género se refleja tanto en la composición del equipo como en las políticas de desarrollo que implementan. Sin embargo, el núcleo de este proyecto es su compromiso con la conservación ambiental.


El objetivo principal del Token Mithrandir es proteger el ecosistema terrestre mediante iniciativas como la reforestación, el cuidado energético y el apoyo a microeconomías vinculadas a estas tareas.

En su primera etapa, Mithrandir se ha centrado en proyectos de forestación, comenzando en La Cumbre, donde se han plantado árboles financiados a través de la venta de NFTs. Esta iniciativa se expande a otras localidades como Molinari (Cosquín), Capilla del Monte, y San Esteban, donde los vecinos ya se han inscrito como voluntarios.

Para garantizar la transparencia en el uso de los recursos, el equipo de Mithrandir ha desarrollado un sistema de contabilidad interno que permite monitorear el ciclo completo de los árboles financiados, desde la obtención de fondos hasta su plantación. Este mecanismo asegura que cada árbol, financiado con criptomonedas ADA, se convierta en un nuevo productor de oxígeno para nuestro planeta.

El proyecto Token Mithrandir no solo contribuye al medio ambiente, sino que también ofrece incentivos financieros a pequeños agricultores y comerciantes locales. Al participar en esta iniciativa, los vecinos del Valle de Punilla pueden sumarse a un esfuerzo comunitario que promueve la sostenibilidad y la preservación del paisaje serrano.

La comunidad cripto está invitada a explorar y adquirir estos NFTs disponibles en la plataforma www.jpg.store. Simplemente buscando “Token MITHR” o “Token Mithrandir”, los interesados pueden acceder a las colecciones y unirse a esta noble causa.

Con un enfoque en la transparencia, la sostenibilidad y el impacto social, el Token Mithrandir está sentando las bases para un modelo innovador que combina la tecnología blockchain con la conservación ambiental.

¡Únete a este movimiento y contribuye a la reforestación del Valle de Punilla!


Los mineros están que trinan: qué reclama el FMI que va en contra de la producción de Bitcoin

La creciente preocupación global por el cambio climático puso nuevamente bajo la lupa a industrias altamente consumidoras de energía, como la minería de criptomonedas y los centros de datos de inteligencia artificial. En ese contexto, el FMI encendió una vieja polémica al señalar el impacto significativo de estas actividades en las emisiones de gases de efecto invernadero. Y recomienda a los Estados encarecer un 85% la electricidad destinada a la actividad, ya que absorbe una porción cada vez mayor de la energía mundial, con graves consecuencias para el clima.

Minería de Bitcoin: qué dice el FMI

En medio de un debate cargado de medias verdades, defensores de Bitcoin señalan que la criptomoneda está incentivando la adopción de energías renovables, ya que los mineros buscan fuentes más baratas y sostenibles para bajar costos. Además, la naturaleza descentralizada de la red hace que sea más resiliente a interrupciones del suministro.

“Dudo mucho que al FMI le interese la huella de carbono o qué empresa produce más que otra. Lo que le importa es el Bitcoin y la manera indirecta de restringir su producción“, afirma a iProUP el experto en criptomonedas Nicolás Verderosa.

En contrapartida, para el abogado ambientalista Marcos Nanini, la mayor parte de la actividad “aún se realiza en regiones con altos niveles de contaminación, donde la energía proviene principalmente de fuentes fósiles”. 

El experto considera que “el proceso de minería genera grandes cantidades de calor, lo que requiere sistemas de enfriamiento adicionales que consumen energía y agua”.

Para Verderosa, un eventual incremento en el costo del suministro eléctrico para crear criptomonedas no hará que los mineros produzcan menos Bitcoin o apaguen sus granjas, sino que “lo que va a pasar es que se modificará el valor de la moneda en función de lo que sale crearla. Se maneja enteramente por oferta y demanda”.

Entre las conclusiones del FMI, hay un dardo para la Inteligencia Artificial: con algoritmos cada vez más complejos y modelos de lenguaje cada vez más grandes, también está demandando una cantidad creciente de energía computacional.

Para el organismo, el entrenamiento de estos modelos requiere de centros de datos de equipados con potentes procesadores gráficos, lque a su vez implica un alto consumo.

Estamos hablando de las tecnologías que se vienen y es altamente probable que se invierta más energía en ellas, como ya pasó con las industrias cuando les tocó vivir una revolución de este tipo”, agrega Verderosa.

Minería de Bitcoin: daña al ambiente

La creencia de que la minería de Bitcoin es un desastre ambiental ha sido un argumento recurrente entre los críticos de las criptomonedas. Pero un análisis más detallado revela una realidad diferente. Si bien es cierto que el proceso consume una cantidad significativa de energía eléctrica, la narrativa sobre su impacto ambiental evolucionó. 

Numerosos estudios recientes, como los del investigador Daniel Batten, sugieren que esta actividad, lejos de ser un delicado problema para el medio ambiente, puede incluso generar beneficios colaterales.

El reporte lo justifica al señalar que los mineros de Bitcoin tienen un fuerte incentivo para utilizar fuentes de electricidad renovable y barata, como la hidroeléctrica o la solar. Esto puede acelerar la transición hacia un futuro más sostenible.

Además, a diferencia de otros consumidores de energía, pueden ajustar su actividad según la disponibilidad de energía renovable, ayudando a estabilizar las redes eléctricas. Por otro lado, la industria de la minería de Bitcoin está en constante evolución, con el desarrollo de hardware más eficiente en términos de consumo.

Otro aspecto clave es el que pone a la generación de divisa digital como forma de aprovechar fuentes que de otro modo se desperdiciarían, como el gas natural asociado a la producción de petróleo, que hoy están aprovechando YPF, Tecpetrol y otras empresas en Vaca Muerta.

En cualquier industria existen actores que priorizan la rentabilidad a corto plazo sobre la sostenibilidad. La minería de Bitcoin fue demonizada, pero la realidad es que la tendencia general es hacia un trabajo más eficiente y respetuoso con el medio ambiente”, aporta a iProUP un minero con 11 años de experiencia.

El trabajo del FMI revela que esta actividad y los centros de datos de inteligencia artificial ya consumían un 2% de la electricidad mundial en 2022. 

Según proyecciones de la Agencia Internacional de Energía, esta cifra podría dispararse hasta un 3,5% en los próximos tres años, lo que equivale al consumo eléctrico de un país industrializado como Japón. Un crecimiento que, para el FMI, plantea interrogantes sobre el impacto ambiental de estas tecnologías.

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