En un mundo donde gobiernos y empresas tecnológicas intensifican la vigilancia en internet, desde la verificación de edad en el Reino Unido hasta bases de datos biométricas en EE.UU., la libertad de expresión y el anonimato en línea enfrentan amenazas crecientes. ¿Estamos ante el auge de un autoritarismo digital disfrazado de seguridad?

La censura en línea continúa aumentando en todo el mundo; ahora, las principales potencias globales quieren saber exactamente quién eres y en qué crees.
En Gran Bretaña, la administración actual del premier Keir Starmer ha comenzado a exigir a sus ciudadanos que presenten una identificación gubernamental válida si desean acceder a “contenido para adultos” en internet, como una extensión de la Ley de Seguridad en Línea aprobada en 2023.
Aunque los motivos detrás de esta medida para limitar el contenido explícito a adultos parecen bien intencionados, al mismo tiempo abren la puerta a una futura censura y restricción masiva en línea, no solo en el Reino Unido, sino en el resto de Occidente. Más allá de las diferencias ideológicas de la población británica, se observa que un alto número de usuarios cotidianos de internet se oponen a esta nueva regulación, no por su objetivo legítimo de proteger a los niños de contenido dañino, sino por la forma en que el gobierno planea implementarla. El cuestionamiento se concentra en las formas y no en el fondo.
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Para confirmar la edad del usuario que intenta acceder a lo que el gobierno británico ha denominado “sitios perjudiciales” (como pornografía, contenidos “gore”, y otros sitios para adultos), se deben proporcionar una identificación gubernamental válida que declare que el usuario debe tener más de 18 años, o bien consentir a un escaneo de reconocimiento facial que una IA utilizará para evaluar la edad de la persona.
Mientras la Ley de Seguridad en Línea continúa ampliando su alcance de autoridad, los legisladores británicos buscan incluir sitios globales masivos como Reddit, YouTube, Spotify y X en su esquema de verificación de edad. Los críticos de la nueva regulación argumentan que, dado que el gobierno del Reino Unido ha decidido externalizar estos métodos de verificación a terceros privados -como Yoti- para los escaneos faciales, la información recopilada es vulnerable a filtraciones de datos y al uso indebido por parte del gobierno.
Este escenario ya se ha observado previamente, como en la reciente filtración de datos de la aplicación “Tea App” en Estados Unidos, que divulgó información personal de miles de mujeres, incluidos nombres completos y direcciones, en lo que se promocionaba como una aplicación anónima, debido a software de seguridad deficiente. Un recuerdo aún fresco para la ya sobre supervisada población británica.

Con esta nueva ola de vigilancia en línea en una de las naciones más influyentes del planeta, se establece un precedente peligroso para el resto del mundo occidental. Ya se ven crecer los temores de vigilancia masiva en otros países, como en Francia y Alemania, que aprobaron leyes que permiten la creación de bases de datos e identificación de usuarios mediante datos biométricos.
Mientras tanto, el actual gobierno de los Estados Unidos, en un intento por apoyar los objetivos de Donald Trump de acosar y perseguir inmigrantes (en especial de origen latino), se asoció con empresas privadas como Palantir para crear una base de datos de casi todos los residentes en USA, que incluye perfiles de identidad y marca contenido que consideren perjudicial para los “valores estadounidenses”.
Aunque Palantir declaró que sus servicios se utilizan actualmente sólo para rastrear la actividad de inmigrantes en línea, muchos estadounidenses temen que este tipo de vigilancia se esté utilizando, o se utilice activamente, para monitorear todas las interacciones en línea y reprimir el disenso popular.
En una declaración a la prensa a principios de 2025, el secretario de Estado estadounidense Marco Rubio dijo que su equipo revisará la actividad en línea de casi todos los inmigrantes legales en busca de sentimientos antiamericanos, específicamente aquellos considerados antisemitas. Esto sería facilitado por la tecnología y los métodos de vigilancia previamente mencionados.
[Ministro alemán pide que se “desmantele” Google por prácticas monopolísticas]
— Visión Liberal (@vision_liberal) September 19, 2025
Wolfram Weimer, ministro de Cultura de Alemania, aboga por desmantelar Google, acusándolo de dominar el mercado publicitario y amenazar la libertad de expresión, mientras la UE impone multas y exige… pic.twitter.com/op6Bbnhg8Y
Más tarde, durante el verano en el hemisferio norte, importantes plataformas de redes sociales como Google, YouTube y Spotify, anunciaron que comenzarían a implementar sistemas para determinar la edad del usuario mediante IA (basándose en hábitos de uso) y requerirían que probaran ser mayores de 18 años, utilizando los mismos métodos empleados en Gran Bretaña, antes de fin de año.
Aunque afirmaron que esto tiene como objetivo proteger a los menores en línea, muchos usuarios de internet, especialmente en Reddit, han empezado a desconfiar de sus verdaderas intenciones, citando temores sobre la vigilancia gubernamental y sus esfuerzos por eliminar el anonimato en la actividad en línea.
Mientras la población mundial, en gran medida incapaz de poder intervenir en estos asuntos, observa cómo se expande la vigilancia en línea y desaparece el anonimato, los temores de que la libertad de expresión en internet se deteriore continúan creciendo.
Estos temores no son infundados, ya que Peter Thiel, fundador de Palantir y cercano aliado de altos funcionarios de la administración Trump, ha sido citado diciendo que “ya no cree que la libertad y la democracia sean compatibles”. La reciente muerte de Charlie Kirk solo ha reforzado las preocupaciones sobre la disminución de la libertad de expresión en línea, con la fiscal general estadounidense, Pam Bondi, prometiendo el lunes pasado actuar contra los “discursos de odio” que, según ella, fueron responsables de la retórica que llevó a la muerte de Kirk.
Es importante destacar que Bondi no definió explícitamente qué constituye discurso de odio en su expresión, lo que genera especulaciones de que la administración de Trump utilizará esta excusa para silenciar el disenso en las plataformas de redes sociales. Este tipo de monitoreo en línea ha demostrado ser un método comprobado de control popular adoptado por varias autocracias en el mundo. Uno de los ejemplos más notorios es el firewall en línea de China, que no solo impide que los usuarios accedan a ciertas áreas o información de internet críticas con el PCCh, sino que también prohíbe a sus ciudadanos discutir su oposición a temas políticos en las redes sociales chinas. La importancia del acceso al discurso libre en línea se puede ejemplificar en eventos como las recientes protestas en Nepal, que estallaron por la prohibición de las redes sociales que, según los ciudadanos, dificultaba su capacidad para discutir acerca de la corrupción en su país.
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La derrota electoral de La Libertad Avanza en las legislativas bonaerenses refleja errores políticos y económicos, como el manejo con gobernadores y la salida caótica de las LEFI.
“Mantener el… pic.twitter.com/YhXw1gSC8S
Ahora, parece que esta nueva ola de vigilancia politizada está allanando el camino hacia el autoritarismo digital en el mundo occidental, aunque en este caso se implementa bajo la fachada de seguridad nacional y “protección de los jóvenes”.
A medida que la “grieta” política global crece en naciones como Argentina o en otras de América Latina, no sería descabellado que sus líderes apunten a la forma más prominente y accesible de discurso público: internet y las redes sociales. En última instancia, corresponde al individuo reconocer cuándo un gobierno intenta eliminar el disenso bajo el pretexto de “seguridad nacional”, ya que ésta es la base fundamental de un liderazgo autoritario.
Entonces, ¿qué será de estas nuevas regulaciones y qué significan para la libertad de expresión en línea? Por ahora, eso está por verse. Lo que sí es seguro es que, dados los eventos recientes, será cada vez más difícil y quizás más peligroso publicar trabajos críticos con las instituciones gubernamentales.
Nosotros, como individuos globalizados, debemos alentarnos mutuamente a participar en el discurso sobre estos hechos para promover la virtud de la democracia. En última instancia, ese es el único propósito del discurso libre: mantener el poder en manos del pueblo, y no de unos pocos.