11/09/2025

De las Damas de Beneficencia a Santiago Maratea, la filantropía en el país de Papá Estado

La filantropía, la beneficencia, el trabajo social y el trabajo político

La historia de ayuda comunitaria y solidaria de nuestro país tiene profunda raigambre de bases, que con el transcurrir del tiempo fue mermando en el sector civil y cooptado por el poder del Estado.

De los 4 tópicos del título del posteo hay 2 matices, una es la asimétrica “doy porque estoy en mejor situación” –siempre hay alguien en mejor situación– y la simétrica “colaboro con lo que puedo” –la relación de fuerzas es de igual a igual-.

El origen tiene su base en la sociedad civil a través de la caridad cristiana desde la Colonia, pasando a la beneficencia de la oligarquía y luego por una monopolización del Estado de la ayuda, regulación de la misma y un decrecimiento de la acción civil.

Las primeras dos corrientes se fusionaron en la acción filantrópica para conformar grupos organizados de fundaciones, asociaciones, sociedad de fomento, clubes de barrio, etc., que tomaron cariz de organizaciones asistencialistas y otras desarrollistas regidas por reglamentos jurídicos de leyes, decretos. En una tercera etapa, en los 70, la acción filantrópica es incorporada por el Estado al trabajo político, y en los 90 empieza a ser parte de acción del Estado – con múltiples objetivos sociales- en la creación de programas sociales sectorizados y universales, donde la herramienta para ello es el ” trabajo social y político”.

La oligarquía deja de participar como en el siglo XIX, se empiezan a sumar voluntarios de la comunidad y el Estado aporta el militante social como expresión de los movimientos sociales; lo que en suma se convierte en trabajo público rentado para administrar esas organizaciones, que impacta en menos presupuesto, se ralentiza y empieza a funcionar un camino de presión para las clases sociales más bajas y crece el aparato burocrático.

La ayuda social se transforma en un coto muy preciado, se pondera por sobre las vertientes desarrollistas mayor asistencialismo y genera dependencia con votos.

Santiago Maratea y otros influencers –no solo nacionales- surgidos desde las redes sociales, provenientes de la anti-política y el anticlericalismo exponen esas estructuras, debido a que la gente que no participaba y estaba fuera de la filantropía comunitaria, comienza a apoyar y  a participar de sus convocatorias, para que se sumen con donaciones o ayuda solidaria –distribuyendo, cargando camiones, etc.- y la gran ayuda del comercio electrónico a partir de internet.

Logrando resultados más rápidos sin costo para las arcas del Estado, los acerca a unos (muchos más de lo que se esperaba) y provoca rechazos en otros que responden a intereses políticos.

Canadá tiene un 10% de ayuda filantrópica de sus ciudadanos y esto, en el contexto de países más desarrollados se toma como indicador de mejor vida, nuestro país tiene registrado menos del 1%.

Con estos incendios está quedando demostrado que no se debe entorpecer la acción solidaria y el Estado debe generar una contención adecuada y una ley del voluntariado social adaptada al tiempo y no una ley que tiende a proteger el trabajo político.

Articulo publicado en Club de la Libertad

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