Brasil y México lideran la iniciativa para construir un frente de países de América Latina y el Caribe y, con él, intentar eludir los temas polémicos de la región en las negociaciones climáticas.
El objetivo es generar consenso y acuerdos para avanzar en los temas de la COP30, la conferencia climática de la ONU que se celebra este año por primera vez en América Latina, en Belém, capital del estado de Pará.
La idea surgió de la percepción de que América Latina está experimentando una escalada de divisiones internas que ha comenzado a generar enfrentamientos directos en las más altas esferas diplomáticas. El frente serviría como foro para que estos países aúnen esfuerzos en temas comunes, como por ejemplo, una mayor financiación para el clima.
“De alguna manera, este proceso de diálogo busca darle a los países la oportunidad de conocer las posiciones de cada uno y, en la medida de lo posible, aliarse, tener la confianza y el respaldo para actuar activamente en sus respectivos grupos de negociación”, afirma Patrícia Espinosa, actual enviada especial de la COP30 para América Latina y diplomática mexicana.
Tras meses de diálogo entre delegaciones, el frente comenzó a operar en México, lo que resultó en una declaración conjunta de apoyo a la presidencia brasileña de la COP30. La carta tiene dos notas a pie de página.
Argentina se opone a abordar cuestiones de género. Venezuela, por su parte, se resiste a abordar la reducción del uso de petróleo, ya que posee la mayor reserva mundial de este combustible.
El objetivo es que el frente supere estos obstáculos. Los países con buenas relaciones pueden actuar de manera que, incluso sin consenso entre las naciones, actúen juntos en defensa de los intereses comunes.
“[Los países se comprometen a] hacer de la voz de América Latina y el Caribe una sola voz en la COP30 sobre todos los asuntos de interés común para nuestra región”, dice la carta.
