18/10/2025

Ay, Argentina, Argentina: tan lejos de Alberdi, tan cerca de un decadente socialismo

Alberdi, la antítesis del socialismo del siglo XXI.

Si tomamos una serie de hechos tanto de política interna como externa, muy representativos de los gobiernos kirchneristas en cualquiera de sus fases al frente de la Argentina, asistimos a un régimen que marcadamente llevó a la práctica la agenda común ideada por el foro de San Pablo, usina ideológica del socialismo del siglo XXI. Ya sea la tolerancia a la violencia y usurpaciones sobre la propiedad privada como en villa Mascardi, la obsesión confiscatoria sobre todo aquel que produzca riqueza, ya sea vía retenciones o la inflación como método violentamente redistributivo, el intento de confiscar la empresa Vicentín, argumentando ‘’necesidades superiores’’ al mejor estilo chavista, la pasividad ante el ataque a los silos bolsa o la liberación brutal de presos de alta peligrosidad.

O como sucedió con su política exterior, donde ha colocado a la Argentina bajo el eje castro chavista. Recordemos el retiro de la denuncia presentada en la Corte Penal Internacional por violaciones a los derechos humanos en Venezuela, siendo el exilio la única salida para sus habitantes. La ONU estima en más de 6,5 millones el número de migrantes venezolanos, niveles similares a los de cualquier guerra civil. También podemos comentar la inicial abstención de votar en la OEA una condena contra Nicaragua, país en el cual la pareja presidencial ha perseguido brutalmente a sus opositores, la afirmación realizada de que desconoce lo que sucede en Cuba o cuando abiertamente ofreció a Vladimir Putin, en vísperas de su invasión a Ucrania, a la Argentina como puerta de entrada a Latinoamérica. Lo expresado conforma el catálogo tradicional del repertorio socialista bolivariano.

Juan Bautista Alberdi a lo largo de sus escritos, advirtió sobre una serie de obstáculos y peligros a erradicar para que la naciente República Argentina alcance una organización política económica que le permitiese salir de su situación de desierto, atraso material y violencia política ¿Cómo describía Alberdi al sistema político de la Argentina de por aquel entonces? Podríamos señalar que el ambiente político de esos tiempos marcaba que la relación entre personas de pensamiento diferente era violenta, ya que identificaban a su circunstancial opositor como a alguien al que hay que negarle todo trato; a menos que piense como el partido gobernante, será visto como a un enemigo permanente.

Para el sistema político del socialismo del siglo XXI, al adversario político también se lo identifica como a una persona a la que hay que negarle todo trato. La desnaturalización del otro es moneda corriente: se llama “gorila” al individuo o a la prensa que piensan políticamente diferente, se les llamó “caranchos” a los jubilados que reclamaban por sus juicios ‘’cajoneados ‘’, “buitres” al reclamo de deudas ya sean acreedores externos o internos. La reducción a la escala zoológica en las apreciaciones no es inocente. Una vez hecho esto, se sentirán habilitados a tratar a los seres humanos como se les plazca.

Alberdi advertía sobre el peligro de la institucionalización de la barbarie en la política, que sería exactamente el caso de Venezuela, un camino que muchos aquí, siempre idealizaron recorrer. Al respecto, expresaba: “Destrozar el derecho es su propósito común. El camino de ese fin para la una es la violencia brutal, para la otra es la mentira del respeto al derecho. Los gobiernos que cometen acciones violentas son bárbaros “salvajes”, y los que incurren en robos y calumnias son bárbaros “letrados”. Uno y otro arquetipo pueden, desde luego, coexistir en un mismo gobernante’’.

A su vez, remarcaba el alto cinismo por parte de la barbarie para generar confusión, ya que disfrazan su discurso con palabras de adhesión a la república, bajo un falso manto de “ropaje de cultural”, lo que sería hoy el respaldo de sus ‘’intelectuales’’.

Advertía que: “Las resistencias son servidas por la pluma más atrozmente que por las lanzas de los caudillos, y las capitales de nuestros desiertos contienen caudillejos de tinta y papel, mazorqueros literarios. Esos enemigos perfumados de toda cultura piden la libertad de la prensa, y asesinan al que la ejercita contra ellos. Gritan contra la barbarie, y su arma favorita de discusión es el fango. Claman por garantías, y aplauden frenéticos la degollación violenta de sus adversarios políticos. Reclaman el orden, y su evangelio es la rebelión.

En los últimos tiempos, en América Latina se han desarrollado formas de autoritarismo; las mismas se legitiman a través de un proceso electoral inicialmente limpio que respeta reglas preestablecidas en una Constitución, y luego una vez en el poder, busca incrementar sus tentáculos a través de la deformación y perversión de las instituciones republicanas, el manejo sin control de los recursos fiscales y las trampas que todo ello permite introducir en procesos electorales, esta a sido la estrategia del Foro de San Pablo post caída del Muro de Berlín.

No hay ningún ejemplo en toda la historia de la humanidad, donde una nación haya progresado en base a esas ideas y su desprecio por la propiedad privada. Sobre esto último nuevamente Alberdi advertía: ‘Pero no bastaba reconocer la propiedad como derecho inviolable. Ella puede ser respetada en su principio, y desconocida y atacada en lo que tiene de más precioso, -en el uso y disponibilidad de sus ventajas. Los tiranos más de una vez han empleado esta distinción sofística para embargar la propiedad, que no se atrevían a desconocer’’.

Remata su oposición a esta ideología.  ‘’El socialismo hipócrita y tímido, que no ha osado desconocer el derecho de propiedad, ha empleado el mismo sofisma, atacando el uso y disponibilidad de la propiedad en nombre de la organización del trabajo. El art 14 es un ‘’cerrojo de fierro a los avances del socialismo’’.  

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