El economista líder de la Fundación Libertad y Progreso celebró la inflación por debajo del 2% en agosto, pero advirtió sobre el impacto a mediano plazo de la depreciación del peso y la pérdida de confianza en el rumbo económico, que podrían aumentar los precios y afectar a los sectores más vulnerables.

En diálogo con Canal E, el economista Aldo Abram aseguró que la baja inflación es positiva, pero alertó sobre los efectos a mediano plazo de la depreciación del peso y la pérdida de confianza en el rumbo económico.
Aunque la inflación nacional se mantuvo por debajo del 2% en agosto, Abram resaltó que el dato debe ser analizado con cautela. “Es algo para celebrar, pero también hay que tener en cuenta que en los últimos meses ha habido una depreciación del peso”, advirtió.
El economista explicó que esa depreciación aún no se refleja completamente en los precios: “Estamos en un contexto en el cual eso se va a ir reflejando lentamente, más como pasa en los países normales, en un lapso de entre 9 y 18 meses”.
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Para septiembre, ya se observan indicios de una suba leve en el Índice de Precios al Consumidor: “Del 2% que relevamos en agosto, ahora estamos viendo unas décimas más arriba la inflación de septiembre, 2,4”, indicó. Abram señaló que la suba se concentra en bienes sensibles: alimentos y remedios, y alertó sobre su impacto: “Eso no es muy bueno para los sectores con menores ingresos”.
Más allá de la inflación, la mayor amenaza para la estabilidad económica es la pérdida de confianza, tanto de ahorristas argentinos como extranjeros. “A partir de julio, la desconfianza en que Argentina mantenga este rumbo está motivando que dejen de invertir en el país”, explicó.
Abram advirtió que esta situación genera un efecto en cadena: “Menos ahorro implica menos crédito, y menos crédito implica más tasa de interés”. Y criticó fuertemente las propuestas de emitir dinero para bajar tasas: “Eso claramente es un absurdo. Emitir para bajar la tasa termina en inflación y empobrecimiento”.

La solución, según el economista, es recuperar la credibilidad en el programa económico. “El Banco Central lo está haciendo, pero muy de a poquitito. Se necesita dar señales claras de que este rumbo se va a sostener en el tiempo”.
Incluso con los desafíos actuales, Abram mantiene una visión de mediano plazo optimista: “Nos queda andar en el desierto, pero queda para llegar a la tierra prometida”, dijo en tono metafórico, reafirmando su apoyo al rumbo actual, si se sostiene con consistencia.